Durante el primer mandato de Nayib Bukele, uno de los secretos mejor guardados de su gobierno fue el CECOT (Centro de Confinamiento del Terrorismo). Muy pocos medios de comunicación del continente tenían autorización para visitarlo y lo que se sabía del centro era una combinación entre el relato del oficialismo salvadoreño, mezclado con denuncias hechas por parlamentarios estadounidenses.
Porque el régimen de Nayib Bukele ha recibido tanto críticas como aplausos. Sus logros en seguridad y en disminución de la delincuencia en el país son innegables, pero hay quienes denuncian que muchos de los presos que están encerrados en las megacárceles de Nayib Bukele, no han recibido el debido proceso y, en algunos casos, podrían incluso ser inocentes de los crímenes que se les imputan.
Sorprendentemente, esta semana, a pocos días de una cuestionada reelección del mandatario, medios de diferentes partes del mundo como La BBC de Londres, El País de España o La Nación de Argentina publicaron informes en los que cuentan cómo sería por dentro de la muy equipada prisión inaugurada durante el primer mandato del mandatario.
La cárcel también fue visitada por influencers de viajes como el mexicano Luisito Comunica o Lethal Crisis, un youtuber español especializado en zonas internacionales en conflicto.
Algunas de las críticas que se han hecho a la reelección de Nayib Bukele, son que la elección fue ilegítima, porque el país sólo contempla un mandato presidencial y para cambiar la ley el presidente habría destituido magistrados y que fue una contienda desigual, ya que sólo él pudo contar con dinero estatal para hacer su campaña.
El argumento de Nayib Bukele fue que sólo él recibiría recursos públicos para su campaña, porque no iba a entregar dinero a ladrones.
¿Cómo es la cárcel que un influencer uribista quiso replicar en Colombia?
Durante las últimas elecciones regionales, un influencer y tuitero uribista llamado Jaime Arizabaleta, anunció su precandidatura a la alcaldía de Cali. Su mayor promesa era que él replicaría esta cárcel en la capital valluna.
Arizabaleta desistió a sus aspiraciones políticas, pero en muchos colombianos quedó la ilusión de tener en el país lo que algunos consideran un modelo de detención idílico y muy necesario. Un lugar donde, como dice el propio Nayib Bukele, importan más los derechos de la gente honesta que de los criminales.
En el CECOT, la cárcel emblema del modelo de Bukele, nadie puede ver a sus familiares; no importa si el detenido es un asesino de decenas de personas o una persona que fue detenido en circunstancias poco claras y que tiene a su familia protestando ante organizaciones de derechos humanos o parlamentarios estadounidenses.
Las luces están encendidas todo el día, para que los prisioneros pierdan la noción del tiempo. La única forma que tienen de saber la hora es cuando llega el momento de dormir, porque significa que son las 9 de la noche, o cuando llega el momento de levantarse.
Las comidas no llevan carne, en ningún momento y la pasta es un lujo. Comen en sus propias celdas y los guardias que vigilan desde arriba controlan que cada uno coma su ración de 250 gramos de alimento. El lugar donde están los supervisores se llama pasarela y es un pasillo con visibilidad hacia la zona de las celdas, que está construida a varios metros de altura.
Los prisioneros siempre están esposados y únicamente son liberados para funciones como hacer ejercicio. Aunque en este momento están libres, también se encuentran fuertemente custodiados.
Hay un cuarto con decenas de pistolas y metralletas que están listas para utilizarse en caso de motín, pero desde que se abrió el CECOT nadie ha salido del lugar. Ni por cumplir su condena ni porque haya logrado escapar.
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