En Hidroituango se cumplió la ley de Murphy: todo lo que podía salir mal salió mal. Como en toda catástrofe se concatenaron varios eventos desafortunados que por sí solos no hubieran sido graves, pero que al suceder al mismo tiempo produjeron efectos bastante dañinos como está sucediendo en este proyecto.
Los daños son bastante grandes y retrasarán la entrega final por varios meses, pero la catástrofe aún no ha terminado: se sigue trabajando para que no se produzca un daño que destruiría la represa.
Los medios ya han reseñado suficientemente cómo las opciones para permitir el flujo de agua del río Cauca han fallado, lo cual resultó en el llenado prematuro de la presa. El volumen del agua llegó cerca del borde de la represa constituida por arcilla y roca.
Que el agua suba aún más depende de la meteorología de la cuenca río arriba y de que la cantidad de agua que sale de la represa: algunos rezan para que disminuya el caudal del río porque sobre la evacuación del agua poco se puede hacer por ahora.
El problema más grande es que la represa no estaba terminada: los camiones con roca y arcilla aún llevan esos materiales para construir los últimos metros de altura de la misma. Si el agua llega a desbordar la presa podría suceder una avalancha cuya magnitud depende de cómo se comporte la mezcla de rocas y arcilla ante el flujo del agua: como puede que el dique soporte bien, también podría dejar salir el agua en forma súbita.
Obviamente el objetivo de EPM y su carrera contra el tiempo es llevar la suficiente cantidad de piedra y arcilla para completar la represa hasta la cota 410: a esa altura se encuentra el rebosadero, que es una estructura en concreto con compuertas que descansa sobre la superficie de la montaña y soportará el flujo del agua sin erosionarse.
El rebosadero queda por encima del borde que alcanza actualmente de la represa, por lo cual es inútil para la tarea que fue diseñado: la única forma que el agua pase por él es que se completen 7 metros de relleno de roca y arcilla. En la imagen se ve abajo a la derecha.
Esa tarea sencilla de llevar el material se complicó: está saliendo agua hasta por donde no debería salir, obstruyendo el paso de las volquetas. El flujo de agua que debería estar saliendo únicamente por los conductos de las turbinas (no instaladas) se bloqueó parcialmente e hizo que la casa de máquinas se llenara de agua. Esa inundación al interior de la montaña alcanzó un túnel que permitía el acceso a la casa de máquinas, de manera que se formó un río que baja por ese túnel y por la rampa por donde suben los vehículos a la cúspide de la represa.
El flujo de agua por ese túnel es tan grande que el 25% del agua que sale de la represa baja por las rampas vehiculares y el restante baja por los conductos de las turbinas.
EPM encontró una vía alterna, pero debe ser más difícil que el camino usado normalmente. La carrera entre las volquetas y el agua que se acumula en la presa en estos momentos continúa: parece el argumento perfecto para un videojuego para niños, pero está sucediendo en la realidad.