Los fajos de billetes los llegó a tener todos. No contaba la plata que le llegaba porque no tenía tiempo para algo tan trivial. En esos momentos de gloría económica estaba sumido en creerse el más grande, más superior que cualquiera, el ego y la pretensión lo superaban, pero la personalidad que en ese momento dominaba a Fredy Guarín era muy distinta al hombre sencillo y de corazón humilde que siempre había sido. Había una triste respuesta: desde hacía algunos meses estaba sumido en el alcoholismo, que hoy está tratando en una fundación en Fusagasugá.
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La vida de Fredy Guarín parecía perfecta. Desde muy joven y con un talento excepcional, logró el sueño de millones de niños: volverse jugador de fútbol y lograr una carrera internacional envidiable. Empezó su carrera en el Envigado y con su manera de hacer goles y gambetas se hizo jugador del Boca Juniors de Argentina, luego del AS Saint-Étienne de Francia, el F.C. Porto, el Inter de Milán, el Shanghai Shenhua y el Vasco da Gama, al final de su carrera, ya envuelto en el alcoholismo, aterrizó en Millonarios el equipo azul de Bogotá.
La noticia del deterioro de la vida personal de Guarín se hizo pública en abril de 2021, cuando el exfutbolista fue detenido tras una violenta pelea en su casa en Medellín. Las imágenes del altercado, en las que se le veía fuera de control, ensangrentado y aparentemente bajo el efecto del alcohol, le dieron la vuelta al país. La estrella del fútbol que había sido un referente de disciplina en su juventud estaba atravesando uno de los momentos más críticos de su vida.
El problema con el alcohol empezó a ser crítico cuando fue contratado por el Inter de Milán. Ahí empezó a ganar demasiado dinero y la vida de rico en Europa lo fue consumiendo. Fredy Guarín le contó a Los Informantes de Caracol TV que el creía que manejaba el licor, pero la verdad el licor ya se había apoderado de él y no lo soltó, sino 10 años después, una degradante década en la que perdió mucho, lo menos importante de aquellas perdidas fue el dinero. Perdió trabajos, hogar, credibilidad, calidad futbolística.
Cuando llegó a China donde le pagaban una fortuna por jugar, tocó fondo y así mismo pasó en Brasil, cuando fue contratado por el Vasco de Gama, donde intentaron ayudarlo y sacarlo del infierno, pero no pudieron, cuando llegó a Millonarios él no era ni la sombra del Fredy Guarín que todos los niños y grandes idolatraban.
En medio de esa amarga caída se acordó de Liliana Rodríguez, una joven que conoció cuando era un jovencito y que ahora tiene una clínica de rehabilitación. Junto a ella inició su recuperación de la adicción al trago. Hoy vive en su finca en Envigado junto algunos miembros de su familia cuidando de él, de sus caballos y alejado del fútbol, pero sobrió y con las esperanza de que el alcoholismo sea solo un recuerdo un vago recuerdo en su vida.