Las cajas de compensación familiar en Colombia fueron concebidas con el propósito fundamental de mejorar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. Estas entidades gestionan y distribuyen el subsidio familiar, financiado por los aportes de los empleadores, y desarrollan programas en áreas clave como la seguridad social, educación, salud, vivienda y recreación. Sin embargo, en los últimos años, algunas de estas entidades, y en particular Compensar, parecen haberse distanciado de su función original, priorizando sus intereses económicos sobre el bienestar de los trabajadores.
Estas cajas nacieron en Colombia en 1957, durante el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, mediante el Decreto 118, que estableció su naturaleza jurídica como entidades privadas sin ánimo de lucro y con funciones de seguridad social. Su objetivo era redistribuir parte de los ingresos empresariales para garantizar mejores condiciones de vida a los trabajadores, facilitando el acceso a servicios básicos como salud, vivienda, educación y recreación.
Particularmente, la Caja de Compensación Familiar Compensar fue creada en 1978 con esta misma premisa y ha experimentado un crecimiento sostenido, sobre todo en las últimas dos décadas. Actualmente, cuenta con una estructura robusta que abarca salud, vivienda, recreación, educación y créditos. No obstante, diversas fuentes y testimonios indican que su enfoque podría haberse desviado del propósito original para el que fue concebida.
Consultando con afiliados y trabajadores activos de la entidad, una de las críticas más recurrentes hacia Compensar es su creciente interés en la construcción de vivienda No VIS (Vivienda de Interés Social). Aunque la vivienda siempre ha sido un eje fundamental de las cajas de compensación, la construcción de proyectos de alto costo, dirigidos a sectores con mayores ingresos, ha generado múltiples cuestionamientos. Muchos afiliados consideran que la entidad prioriza la rentabilidad y no garantiza soluciones habitacionales accesibles, tanto así que es improbable que la mayoría de los propios trabajadores de Compensar puedan acceder a estas viviendas.
Es notorio cómo el foco de atención de la entidad gira, por ejemplo, hacia el área financiera. La constante publicidad de créditos para acceder a estos proyectos refuerza dicha percepción: mensajes de texto a los afiliados, cadenas de WhatsApp, campañas publicitarias en redes sociales, y afiches en sus sedes, evidencian este fenómeno. La promoción masiva de productos financieros, en lugar de subsidiar iniciativas enfocadas en trabajadores de menores ingresos, sugiere un cambio profundo en la filosofía de Compensar.
De hecho, Compensar ha optado por promover de manera agresiva sus productos financieros, especialmente los créditos de libre inversión. A través de diferentes medios de comunicación, la entidad enfatiza constantemente la disponibilidad de préstamos para sus afiliados, lo que ha generado la percepción de que ha convertido la financiación en uno de los pilares de su modelo de negocio.
Aunque es cierto que los créditos pueden ser herramientas útiles para los trabajadores, su uso excesivo y la continua promoción de estos productos parecen alejarse del objetivo original de la caja de compensación. En lugar de centrarse en ofrecer subsidios y beneficios accesibles, la entidad ha priorizado la comercialización de productos financieros, lo cual, lejos de mejorar la calidad de vida de los trabajadores, podría estar generando mayores niveles de endeudamiento.
La financiación y el otorgamiento de créditos deberían ser considerados herramientas complementarias, no la base de la estrategia económica de la entidad. Cuando los recursos se destinan desproporcionadamente a la promoción de créditos, en detrimento de programas sociales y subsidiados, se pierde el sentido de equidad y justicia social con el que fueron concebidas estas instituciones.
Por otra parte, resulta paradójico que una organización cuyo discurso está centrado en el bienestar de los trabajadores pueda estar ofreciendo condiciones laborales cuestionables. Aunque Compensar cuenta con miles de empleados (se estima que tiene más de 10.000 trabajadores en diferentes áreas), no se conocen sindicatos en su interior. Esta ausencia es inusual en una entidad de semejante tamaño y podría reflejar una tendencia hacia la restricción de la organización laboral y la negociación colectiva. No resulta comprensible cómo, en los últimos años, han optado, aparentemente, por evitar los contratos a término indefinido, los más beneficiosos para los trabajadores, y adoptar la práctica de contratar mediante terceros, lo cual les permite evadir vínculos contractuales sólidos con aquellos empleados que sostienen su operación.
Además, se ha observado, presuntamente, un aumento en la contratación mediante prestación de servicios y contratos a término fijo, lo que limita la estabilidad y seguridad laboral de sus empleados. Mientras la entidad continúa expandiendo sus servicios y consolidando su crecimiento, su propio talento humano parece estar cada vez más expuesto a condiciones laborales inestables. Esta situación contrasta profundamente con el discurso institucional que promueve el bienestar laboral y social, generando múltiples críticas entre sectores laborales y gremiales.
La ausencia de sindicatos y el supuesto impedimento para su conformación indican que la empresa no está interesada en fortalecer el derecho a la representación de sus trabajadores. Resulta llamativo que otras cajas de compensación familiar sí cuenten con sindicatos activos, lo que sugiere que Compensar podría estar adoptando una postura restrictiva que impide la organización de sus empleados.
Históricamente, las cajas de compensación han sido reconocidas por ofrecer espacios recreativos accesibles para los trabajadores y sus familias. No en vano, la recordación de los usuarios sobre estas entidades siempre se ha centrado en los planes recreativos, deportivos y de turismo, por los cuales han ganado popularidad. Estas ofertas han permitido a las familias trabajadoras disfrutar de espacios de esparcimiento de calidad a precios razonables. Sin embargo, en Compensar, se ha evidenciado una disminución en la capacidad y accesibilidad de sus programas deportivos y recreativos. Actividades tradicionales como natación, tenis, bolos y fútbol han reducido su disponibilidad en un 50%, y los testimonios de usuarios y profesores coinciden en que el número de inscritos ha caído considerablemente en este primer trimestre del año.
Este fenómeno tiene una explicación lógica, el encarecimiento de dichos programas ha dificultado que muchos afiliados puedan acceder a ellos. Esta situación genera dudas legítimas sobre si la entidad continúa cumpliendo con su misión de mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Si los costos continúan en ascenso, la recreación podría convertirse en un privilegio, en lugar de ser un derecho accesible para los afiliados y sus familias.
Es importante tener en cuenta que las cajas de compensación son financiadas por los aportes que realizan los empleadores mensualmente por cada uno de sus afiliados. Esto incluye al Estado, que, como mayor contratante del país, emplea a cerca de 3 millones de personas a través de sus diversas entidades, según cifras recientes de Función Pública. Cada uno de estos trabajadores genera un aporte mensual a las cajas de compensación, independientemente de si utilizan sus servicios o no. Bajo esta lógica, resulta incomprensible que los costos de los servicios ofrecidos por Compensar sean tan elevados, considerando que la entidad ya cuenta con financiación garantizada. Lo coherente con su misión, y con su carácter de entidad sin ánimo de lucro, sería ofrecer programas accesibles y de calidad para los trabajadores, situación que no parece darse en la actualidad.
Frente a esta situación, cabría preguntarse si no sería más conveniente permitir a los trabajadores, tal como sucede con las EPS, escoger libremente la caja de compensación de su preferencia. Asimismo, sería interesante promover la creación de nuevas cajas, para diversificar el mercado y, mediante la competencia, mejorar los servicios y beneficios ofrecidos a los trabajadores colombianos.
En abril de 2024, la Superintendencia de Subsidio Familiar anunció una investigación sobre la situación financiera de Compensar, motivada por la solicitud de liquidación de su EPS. Esta intervención busca determinar si los recursos de la entidad están siendo administrados correctamente y garantizar que su función social no se vea comprometida. Surge entonces la pregunta de si la integración vertical, pilar de crecimiento de Compensar, ha llevado a un posible desvío de su misión esencial. Es crucial que las entidades gubernamentales mantengan una supervisión estricta para evitar que las cajas de compensación se desvirtúen de su propósito original.
Por el contrario, otras cajas de compensación como Colsubsidio y Cafam han mantenido una estrategia más equilibrada, gestionando con prudencia sus proyectos comerciales sin descuidar su misión social. Aunque también han incursionado en la construcción de vivienda y el sector financiero, continúan ofreciendo programas recreativos y beneficios accesibles a la población trabajadora. Esto evidencia que Compensar podría replantear su modelo de negocio para no abandonar a los trabajadores que son su razón de ser.
El análisis de la situación actual de Compensar sugiere que esta entidad ha experimentado, aparentemente, un alejamiento de su misión original. Como organización encargada de velar por el bienestar de los trabajadores, es preocupante observar indicios de obstáculos para la creación de sindicatos, una presunta precarización laboral y un enfoque excesivamente comercial centrado en la oferta de créditos.
Es urgente que la entidad implemente mecanismos de mayor transparencia en la administración de sus recursos y retome su objetivo central: mejorar la calidad de vida de sus afiliados. Es imprescindible revisar las condiciones laborales de sus empleados, garantizando estabilidad mediante contratos justos y permitiendo la representación sindical.
De igual manera, es necesario que Compensar reduzca los costos de sus programas recreativos y reoriente sus proyectos de vivienda hacia los trabajadores de menores ingresos. Aunque la promoción de créditos puede ser una opción, esta no debe convertirse en la principal estrategia para generar ingresos. Las cajas de compensación deben ser, ante todo, herramientas para la equidad y el bienestar social, y Compensar tiene la responsabilidad de demostrar que sigue comprometida con los trabajadores colombianos.
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