A Felipe Garzón Barreto, de 22 años, lo mataron en el barrio El Progreso del centro de Bogotá en una tarde fría el 12 de diciembre del 2022. A las 6:30 de la tarde el estudiante de ingeniería de sistemas que también se dedicaba al modelaje web cam en sus tiempos libres, dejó entrar en su apartamento a dos jóvenes que conoció en la popular aplicación de citas Grindr, usada especialmente por personas de la comunidad Lgbtiq.
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Aunque las cámaras de seguridad del edificio captaron a los dos jóvenes con quienes compartió por última vez, la justicia no ha llegado. Los asesinos siguen sueltos y hacían parte de una bandola de criminales que matan y roban a gais por pura diversión. Los mismos que mataron a Felipe Garzón han asesinado a otros hombres en Medellín. Sus rostros coinciden con el de los sospechosos que serían autores de homicidios de odio en la capital antioqueña. Al menos, eso indica la investigación.
Felipe Garzón había pasado la noche anterior en su apartamento con su novio Henry Castiel, quien en la mañana de aquel 12 de diciembre se despedido de él, prometiéndole que volvería en la noche, pero no volvió a saber de Felipe. El registro de las cámaras de seguridad muestra a Felipe Garzón a las 6:30 de la tarde bajando las escaleras para recibir a sus invitados. No se imaginaba serían sus verdugos.
Nadie sabe lo que pasó en el apartamento de Felipe Garzón durante esa una hora y media. A las ocho de la noche, se captan a los dos jóvenes saliendo del edificio con total tranquilidad. Henry Castiel llegó a buscar a su novio poco antes de las nueve de la noche. Golpeó en la puerta un par de veces. Del apartamento salían los estruendos de la música. Castiel pensó que su novio estaba ocupado trabajando frente a la cámara en su oficio de modelo web cam y se fue. Felipe ya estaba muerto.
El cadáver fue hallado al día siguiente en horas de la mañana cuando Castiel volvió y se preocupó al no obtener respuesta. La música seguía con el mismo volumen de la noche anterior y el silencio en Felipe Garzón lo invadió de angustia. Sabía que algo no andaba bien y contrató a un cerrajero para que abriera la puerta.
Cuando ingresó al apartamento el cuerpo de Felipe Garzón yacía desnudo, boca abajo, atado de pies y manos, torturado, asfixiado y amordazado con una bandera de la comunidad LGBTIQ+. Las investigaciones y las versiones de sus amigos y familiares hablan de un crimen de odio por ser gay. Lo único que hacía falta en la escena era el celular de Felipe. Su ropa, sus computadores y todos sus objetos de valor estaban intactos.
Un hombre en Medellín acusó a los presuntos asesinos de Felipe Garzón de robarle sus pertenecías entre ellas un iPhone 12 después de que lo citaran por medio de la aplicación Grindr. Sin embargo, contó con suerte pues se percató de la situación y huyó de la escena antes de que atentaran contra su vida.
La alcaldía mayor de Bogotá ofreció 20 millones de pesos por información que logre la captura de los asesinos, el 10% de lo que se ha ofrecido por otros homicidios, que se han resuelto en pocos días
