El ascenso político del que se autodenomina “chavista radical” quedó frenado en seco. A sus 48 años, Tareck El Aissmi había logrado escalar hasta la altura de Nicolás Maduro. Él, que era un chavista iniciado como un cuadro emergente revolucionario, al lado del profesor Adán, hermano de Hugo Chávez en la Universidad de los Andes de Mérida (ULA), donde nació. Su padre Zaodan Amin el Aissami el Musfi, radical extremo, miembro del Partido Baath de Irak, vinculado a la resistencia iraquí que crio a sus hijos en una mezcla de druso y musulmán, fue uno de los detenidos el 4 de febrero de 1992, en la intentona golpista del teniente coronel Hugo Chávez Frías.
El grado en criminalística de la ULA le sirvió a El Aissami para que el comandante de la Revolución Bolivariana en persona le encomendara la misión de enfrentar la grave situación delincuencial de aquel entonces. Antes, apenas pasados los 30 años, ya había sido viceministro de Seguridad Ciudadana, ministro del Interior y de Justicia, y parlamentario del Partido Socialista Unido (PSUV) por Mérida. Bajo la poderosa ala de Chávez el joven temido, y de pocas palabras, con ambición sin límites, que había fracasado contra el crimen organizado, logró ser elegido gobernador del estado de Aragua en 2012, por cuatro años. Aragua es la cuna de la Revolución Bolivariana, allí están los cuarteles de los que salió la insurgencia que fracasó el golpe del 4F que puso en prisión a Chávez, pero fue trampolín en el escenario político.
Bajo el ala de Hugo Chávez, el joven El Aissami inició una carrera política vertiginosamente ascendente
Tras la llegada de Nicolás Maduro a la presidencia, El Aissami entró al círculo madurista con las más altas responsabilidades. En enero de 2017 el presidente lo nombró vicepresidente y por aquella época parecía claro que el joven de 42 años, imagen de renovación y frescura, estaría llamado a ser el sucesor. Empezó entonces a acumular poder. En sus manos estaban los negocios y la economía que manejaba desde los ministerios de Industria y Producción Nacional, y del Petróleo, además de ser el vicepresidente para el área económica de Venezuela.
Su nombre se empezó a oír en escándalos de narcotráfico, como el de los llamados “narcosobrinos” de Cilia Flores capturados en Puerto Príncipe y recientemente canjeados por siete estadounidenses presos en Venezuela. En 2019 fue acusado de narcotráfico por una corte de Manhattan, junto al empresario Samarck López. El Departamento del Tesoro lo incluyó en su lista y se ofreció USD 10 millones por su captura.
Tareck El Asaimi es la figura venezolana de las relaciones con Oriente Medio. En época de las sanciones de Estados Unidos han sido clave. Ha cultivado los vínculos con Irán, ha llevado los barcos petroleros iraníes burlando las restricciones estadounidenses para mezclar su crudo pesado y poderlo refinar, ha llevado gasolina de allí cuando fue crítica la escasez de combustible, y repuestos para poner a marchar la deteriorada infraestructura de Pdvsa. Se ha movido con soltura en Siria, Líbano, Jordania, Irak. Y en Turquía con Erdogan. Ha sido señalado de emitir pasaportes venezolanos a ciudadanos de Oriente Medio. Su nombre ha figurado al lado de Alex Saab, calificado como testaferro de Maduro, a quien el presidente le dio rango diplomático, preso en Estados Unidos tras su extradición desde Cabo Verde el 1 de noviembre de 2021. También se ha señalado su cercanía a Hezbolá, chií, presente en Venezuela desde épocas de Chávez.
El Aissami recibe al Fortune, el primer petrolero iraní em llegar a Venezuela rompiendo las sanciones de EE. UU.
En los negocios internacionales ha tenido un rol protagónico. Recientemente se ha hablado de él como detrás del negocio de transportar 25 millones de pies cúbicos diarios de gas a Colombia través del gasoducto binacional Antonio Ricarte de 224 k, desde Maracaibo hasta Ballenas en La Guajira. Proyecto que Pdvsa adjudicó a Prodata Energy en Venezuela y Energy Transitions en Colombia. Los dueños venezolanos son muy cercanos a El Aissami: Bernardo Arosio Hobaica, empresario del sector de la construcción, y Jorge Jara Salas, ingeniero peruano venezolano. El caso investigado por armandoinfo, mostró también que la colombiana Energy Transitions, fundada en 2019, tiene relaciones societarias con Jorge Jara. El negocio se ha quedado en el tintero porque ni Petro ni Maduro han vuelto a hablar de él.
El poder político tampoco es ajeno al exministro al que se reconocen sus fichas en gobernaciones y ministerios. La lucha por el poder, como la lucha anticorrupción, no es nueva en Venezuela. El propio fiscal Tareck William Saab dice que desde 2017 el Ministerio Público ha investigado 27 "tramas de corrupción" en Pdvsa. La develación de otro entramado esta semana y la presión del gobierno llevaron a la renuncia de El Aissami como ministro del Petróleo, haciendo suponer un cambio en la estructura de poder de la cúpula chavista. La detención de tres de sus más cercanos, entre ellos Joselit Ramírez, que manejaba los fondos de la industria petrolera con criptomonedas, y el diputado Hugbel Roa, reforzaron la idea.
En el viraje geopolítico de Maduro los hermanos Rodríguez ganan presencia porr su cercanía a Washington
El presidente Maduro ha movido muchas veces el tablero para consolidar su poder. En el tablero actual parece tener peso específico el viraje geopolítico encarnado por los hermanos Rodríguez en el juego de acercamientos con Estados Unidos. Jorge y Delsy, definitivamente están más ceca de Washington que Tareck. Los otros dos actores, Diosdado Cabello, con el partido de gobierno, y Vladimir Padrino, con las fuerzas militares, no están dispuestos a quebrar lanzas por el poderoso que cayó a la lona. Pero que tiene mucho por contar.