Ascenso de la derecha, ¿la muestra del fracaso del populismo de la izquierda latinoamericana?

Ascenso de la derecha, ¿la muestra del fracaso del populismo de la izquierda latinoamericana?

"Su fragmentación no permitió consolidar un proyecto político importante de alcance estratégico en beneficio del desarrollo y el bienestar general de la población"

Por: Juan Pablo García
junio 10, 2019
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Ascenso de la derecha, ¿la muestra del fracaso del populismo de la izquierda latinoamericana?
Foto: Agencia de Noticias ANDES - CC BY-SA 2.0 / premier.gov.ru - CC BY 4.0 / Flick Eneas De Troya - CC BY 2.0

Durante la década conocida como la “marea rosa”, la izquierda abanderó múltiples proyectos de integración regional (Unasur, Celac, Alba) que buscaban desplazar el papel preponderante de Estados Unidos en la región. Durante este periodo fue natural que los líderes de América Latina se asociaran mediante la difusión constante de esas ideas contrahegemónicas y antiglobalización.

Se podría afirmar que estos gobiernos fueron relativamente exitosos, como lo reafirman sus reelecciones, que coincidieron en gran parte con un ciclo del comercio mundial favorable basado en el boom de los commodities y aumento del precio del petróleo, que de paso se tradujo en bonanzas económicas. Este boom les permitió a los presidentes inyectar recursos a sus programas de extensión de derechos y asistencia social. En el corto plazo, la pobreza y la desigualdad bajaron, y el empleo y la capacidad adquisitiva mejoraron. Sin embargo, en la mayoría de los países, estos avances nunca llegaron a los niveles previos a 1990.

No obstante, y a pesar de los avances, los intentos de reformas democratizadoras en las sociedades impulsadas desde la dirección del Estado por los gobiernos en América Latina afines a un discurso populista de izquierda como respuesta histórica a la aplicación de políticas neoliberales en la década de los 80 y buena parte de la década del 90 (como fue el caso de los gobiernos de Ignacio Lula Da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela y José Mujica en Uruguay) han encontrado serios límites pese a los extraordinarios logros obtenidos en materia de reducción de la pobreza y superación de la desigualdad. Veamos:

La primera razón objetiva responde al denodado interés ejercido por el poder de los grandes monopolios en la divulgación a través de los medios de comunicación, de información tergiversada con respecto al alcance y beneficios reales de la gestión e impacto de las diferentes políticas públicas en materia de inversión social ejecutadas en beneficio de las capas de la población más pobre. En cada uno de esos países, en cada una de las crisis enfrentadas por esos gobiernos, el rol protagónico de los medios de comunicación privados, ha sido la difusión de información tendenciosa dirigida a desacreditar de forma sistemática la naturaleza de las políticas sociales implementadas por estos gobiernos, que en su momento registraron éxitos en su gestión y contaron con un amplio respaldo popular.

Otra razón importante que explica el ocaso de la izquierda latinoamericana en la dirección del Estado se relaciona con la ausencia de mecanismos de control suficientes y efectivos en el uso de los recursos públicos, originándose de esta forma situaciones de corrupción que sin lugar a dudas pusieron en tela de juicio la responsabilidad ética y política del Estado con relación a la transparencia en el manejo de los recursos públicos, por cuanto se implementaron prácticas de apropiación indebida de éstos para usufructúo particular en detrimento del interés general.

El otro factor determinante en la crisis de la izquierda en América Latina se vincula con la presencia del dogmatismo en la praxis de la teoría política del Estado aferrado a concepciones pregramscianas que de alguna u otra forma han acentuado formas de acción tecnocráticas, creyendo que hacer buenas políticas para la gente era suficiente como para producir automáticamente conciencia correspondiente al apoyo a los gobiernos. Esta condición particular originó una subestimación del poder de influencia de los medios de información en el moldeamiento de la conciencia de las personas y los efectos políticos de desgaste de los gobiernos que esa acción promueve.

Finalmente, la fragmentación observada en la izquierda no permitió consolidar un proyecto político importante de alcance estratégico en beneficio del desarrollo y el bienestar general de la población, lo que finalmente configuró un panorama político marcado por varias tendencias a su interior que son las siguientes:

- Izquierda cosmética: Caracterizada por un nacionalismo revolucionario que exhibe una postura tímida desde el punto de vista del quehacer político frente a los centros de poder mundial, a esta vertiente se encuentran los países de Honduras, Nicaragua, Perú, Paraguay e incluso el Salvador.

- La izquierda “reformista” o socialdemócrata: que ascendió al poder en los cuatro países del Cono Sur con el apoyo de los sindicatos y los estratos medios-bajos de las ciudades. Los rasgos básicos que caracterizan a esta tendencia son: La combinación entre políticas laborales y programas sociales expandidos en beneficio de las mayorías, y el respeto por las reglas del Estado liberal (separación de poderes y elecciones competitivas). Se trata por lo tanto de una izquierda más propia de las democracias urbano-industriales, de corte europeo, que se adapta mejor a la estructura social del Cono Sur. Y aquí cabría decir que paradójicamente el fracaso de la izquierda fue mayor entre más éxitos tuvo en el gobierno en países como Brasil, donde el Partido de los Trabajadores logró una reducción espectacular de la pobreza y una notable ampliación de la clase media. En Argentina los Kirchner lograron impulsar una importante reactivación de la economía frente a la debacle heredada de Menem/ De la Rúa (1998-2002). En Chile el alcance y magnitud de las políticas sociales aplicadas fue realmente limitado, a diferencia de Uruguay país en el cual los indicadores sociales registraron un proceso de mejora continua durante diez años.

- La izquierda populista: La base social significativa de esta vertiente está constituida por los indígenas (sobre todo en Bolivia), los campesinos y los trabajadores urbanos informales (sobre todo en Venezuela). En concordancia con sus bases sociales, estos gobiernos:

Apelan menos a la política laboral que los del Cono Sur, pero hacen uso masivo de los subsidios sociales; no vienen de un partido político sino de un movimiento de masas, lo cual conlleva un gran énfasis sobre lo simbólico, lo identitario y lo antiimperialista.

Con su hiperpresidencialismo y sus reelecciones sucesivas, estos gobiernos tienen menos respeto por las normas del Estado liberal, aunque aquí hay tres grados: Maduro es un dictador, Evo busca su cuarta reelección y Correa se contentaría con imponer al sucesor.

En el contexto latinoamericano las repercusiones de la denominada crisis de la izquierda presentaron hitos históricos representativos que permitieron el ascenso y hegemonía de la derecha en la mayoría de los países del cono sur y Centroamérica.

El caso brasileño en el mapa político latinoamericano es muy diciente. Luego de más de una década de la izquierda en el poder la expresidenta Dilma Rousseff fue destituida en 2016 por el legislativo en medio de señalamientos de corrupción a su partido. Sin embargo, su proceso se llevó a cabo por violación a la ley presupuestaria: tomó dinero de un banco estatal para ocultar un déficit presupuestal, algo que si bien es ilegal, no constituye un delito penal.

Al obtener una contundente victoria en las elecciones el ultraderechista y exmilitar Jair Bolsonaro, definió como una de las prioridades en la agenda de gobierno, la reconstrucción de la imagen internacional de la nación, la demanda de seguridad, de mayor transparencia y el regreso a una moral privada conservadora.

De otro lado en Argentina, luego de tres mandatos presidenciales de izquierda de los Kirchner, los electores se decidieron por el empresario Mauricio Macri y en Perú luego de un gobierno de centroizquierda del presidente Ollanta Humala, el elegido fue el banquero Pedro Pablo Kuczynski, hoy salpicado por el escándalo de Odebrecht.

En el informe de Latinbarometro 2017 de Argentina se advierte el retroceso de la izquierda tradicional y se explica: “Surgen nuevos movimientos de izquierda que tardarán en volver al poder, con una nueva propuesta de cambio, mientras la derecha presiona por el statu quo”.

Finalmente, en Colombia con la elección de Iván Duque como una expresión política de la ultraderecha, la polarización se ha hecho más evidente en amplios sectores de la sociedad en torno asuntos críticos como el curso de acción incierto que adoptará el cumplimiento o final sepultamiento de los acuerdos de La Habana y por supuesto la postergación de la tan anhelada paz. Al respecto la violencia, la corrupción, el clientelismo, la industria cultural y la crisis de representatividad del sistema político son los factores de la trama del poder con los cuales la derecha resiste atrincherada en las instituciones del Estado. Dichas instituciones son su modo de reproducción y, a la vez, el objeto principal de disputa interna.

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