Son mediados de julio y no se sabe qué pasará con el paro nacional. La convocatoria para el 20 de julio, un día caracterizado generalmente por desfiles militares, está realizada y se espera una importante movilización.
En las instalaciones de la Universidad del Valle ha iniciado la Asamblea Nacional Popular, a la cual han asistido delegaciones de todo el país. De hecho, algunas se encuentran en proceso de llegar debido a la represión policial que ha detenido las caravanas de asambleístas populares que tienen como destino Cali.
La razón es muy sencilla y es que la asamblea popular es la figura más importante del paro nacional, a la cual las elites políticas, económicas y reaccionarias le tienen miedo, pues implica un proceso de formación política y organización social por parte de la ciudadanía. Y personalmente creo que este es el mayor logro del paro, que existan múltiples asambleas populares en todo el país.
Por primera vez en la historia, el pueblo busca tener un espacio para su organización, para discutir sus problemas territoriales (como sucede en zonas apartadas y rurales del país), para hablar de sus problemáticas sociales (como sucede en los barrios populares de Cali o Bogotá, solo para mencionar algunas ciudades) y para pensarse un nuevo modelo de sociedad que les permita participar a los excluidos, a todas aquellas personas que no tienen la posibilidad de participar en un espacio político, a las comunidades étnicas y a los distintos grupos sociales.
Tal vez el resultado de este primer proceso de asamblea popular no sea totalmente exitoso, pues su éxito no radica en este momento en generar grandes cambios, sino en iniciar un proceso formativo político como sociedad, en democratizar la palabra y en transformar la democracia representativa colombiana a una realmente participativa.
Como bonus, comparto mi podcast que se llama Archivo28A, en el cual se visibilizan múltiples voces del paro nacional que nos dan sus visiones como ciudadanos de estos hechos históricos, entre ellos las asambleas populares.