La pasión de los Char por el Junior solo es comparable con la del negocio de los supermercados Olímpica. En el 2004 el Junior de Barranquilla completaba casi diez años sin levantar un título profesional. Fuad Char veía impotente como se gastaban millones de dólares en contrataciones. El argentino Lucas Fantini, el uruguayo Wilson Nuñez y el brasilero Rodrigo Texeira, fueron ejemplos de millonarios fiascos que, además, despertaron la ira del hincha barranquillero acostumbrado a ver jugar a exquisitos como el Pibe Valderrama, Pachequito u Oswaldo Mckensie.
A finales de ese año el futuro congresista de Cambio Radical, Arturo Char tuvo una idea que cambiaría la historia del club : crear un club que representara a la ciudad en la segunda división del fútbol colombiano y que de paso le proveyera jugadores al Junior. Al principio contó con la oposición de su papá, Fuad Char, el hombre que desde principios de los años setenta lleva las riendas del club y lo transformó en uno de los cinco grandes de Colombia. Ellos tenían escuelas de formación en la categoría C pero de nada podría servirles. Sus hermanos Antonio y Alejandro, quienes en un principio se opinión, se dejaron vencer por un argumento incontrastable: el proceso de reclutamiento de jugadores tiene problemas cuando llega de la división V a la A. Es prácticamente un salto al vacío ya que difícilmente podrían acoplarse a las exigencias de la primera división.
El 8 de abril del 2005 empezó, en medio de las dudas, el Barranquilla F.C. El equipo, que oficiaba en el viejo estadio Romelio Martínez, no tenía como objetivo levantar copas sino nutrir las divisiones inferiores del Junior. La primera joya que descubrieron fue Carlos Bacca. Era un jovencito pescador de Puerto Colombia que en sus ratos libres, después de vocear en los buses que llegaban a su municipio, jugaba al fútbol como solo los ángeles podrían hacerlo en el caso de que hubieran renunciado a las arpas y las liras. Debutó a los 20 años en el 2006, la oportunidad se la dio el técnico David Pinillos después de que marcara 48 goles con la selección Atlántico. Bacca, que no le costó nada al Junior, hizo en su primera temporada en el 2009, 23 goles. Tres temporadas duró allí y marcó 75 goles. Fue vendido a Europa por USD$ 4 millones.
En ese mismo año, 2006, un muchacho de 21 años nacido en el barrio La Chinita de Barranquilla debutó en el equipo de segunda división. 16 goles en su primera temporada fueron la carta de presentación con la que subió al Junior de Barranquilla. Teófilo Gutierrez no sólo no decepcionó sino que se convirtió en la revelación del fútbol colombiano. En su segunda temporada con el Junior hizo 34 goles, una marca que ostentaba Valenciano. En el 2010 fue vendido al futbol turco por USD$ 3 millones.
En 13 años de historia el Barranquilla le ha dado al Junior 48 jugadores profesionales, una cantera que solo equipos como Boca Juniors o River Plate en el continente pueden tener. De ahí han salido jugadores como Guillermo Celis al Benfica, cuya venta fue de USD 2.2 millones- En la nómina del Junior del año pasado, que salió subcampeón de la Copa Suramericana y campeón del torneo colombiano, la mitad, osea 15 jugadores, habían pasado por el Barranquilla Futbol Club. Entre ellos la joya más codiciada por decenas de equipos internacionales es el guajiro Luis Díaz. El indígena Wayuu, descubierto por Carlos “El pibe” Valderrama, deslumbra al continente. El club argentino River Plate, actual campeón de la Copa Libertadores de América, ofreció 5.5 millones de dólares por el 75% de su pase. Los Char dijeron que no. No lo sueltan por menos de Diez. Otros descubrimientos son Gabriel Fuentes, quien debutó en el Barranquilla F.C a los 17 años y hoy es uno de los mejores laterales de Colombia. Su pase supera ya los USD$ 5 millones o el delantero Daniel Moreno.
Hoy ya nadie discute.