No siempre una entidad llega a sobreponerse a las dificultades y perdurar en el tiempo por encima de cualquier problema.
Para los artistas y artesanos del parque del Peñón de Cali esto es prueba superada ya que este 17 de diciembre de 2023, cumplieron 37 años de actividades continuas, llevando domingo a domingo sus creaciones a un espacio que ya es referente, no solamente para los caleños, sino que es agenda para muchos de los turistas que llegan a la ciudad.
Su historia en este espacio de la capital del Valle comenzó en 1986 cuando dos arquitectos, viendo la dificultad de los artistas de Cali para exponer sus obras, decidieron hacer una convocatoria a estudiantes de arte, artistas empíricos, y los ya reconocidos para que expusieran sus obras en el Parque El Peñón.
La respuesta no se hizo esperar y según algunos de los fundadores «atendieron la convocatoria unos 50 artistas entre los que cabe mencionar a Juan Fernando Polo; Walter Tello; el maestro Labrada; Pedro Alcántara; Ever Astudillo, entre otros» y a la par del éxito de participación se dice que en aquella oportunidad los artistas realizaron ventas por unos 30 millones de pesos; un jurgo de dinero por aquellas calendas.
Desde aquella vez hasta hoy, el arte y los artistas dejaron sus estudios y se vinieron al Parque El Peñón para que domingo a domingo la brisa abanique sus obras, permitir que la gente interactué con ellos, y para que los visitantes olviden la rutina de la semana y se llenen los ojos y el alma de colores maravillosos.
También el público ha hecho de este parque un lugar de visita dominical. Allí van llegando las familias a disfrutar un helado, a compartir una charla, o simplemente a dejar que las horas pasen en un ambiente de tranquilidad y de especial atractivo.
Varias décadas han transcurrido desde ese lejano 1986. Hoy, el Parque El Peñón es sitio de esparcimiento, refugio para enamorados, paseadero dominical y una bella galería a cielo abierto que se disfruta bajo la luz de las tardes de un domingo caleño.
Pero el parque no sería lo que hoy es sino fuera por la presencia de los artistas y artesanos que todos los domingos exhiben sus trabajos y llenan de colores y de alegría este espacio que de otra manera no sería sino un parque más de la ciudad.
En su entorno también tienen asiento restaurantes y pequeños cafés que dan al lugar un toque romántico y en los que es grato saborear la exquisitez de un buen plato, sentarse a charlar un café, o sencillamente, a exhibir a la mascota en esa gran pasarela canina en la que el parque a veces se convierte.
El parque tiene olores especiales: los de los cuadros de los artistas, los de los perfumes de las damas que el viento esparce por el lugar y los que salen de los restaurantes provocando el apetito de los paseantes.
Estuve acompañando la celebración de los 37 años de los artistas del parque El Peñón, y de nuevo sentí que es un lugar para llenarse de alegría, que es un espacio para justificar la existencia y llenar la existencia de colores en este tiempo en el que el gris de los sucesos a veces pone notas tristes en el alma.
Aprovecho para felicitar a los artistas y artesanos del parque El Peñón de Cali y le pido a los dioses del arte que la vida dé vida a todos ellos para este sitio, con sus expositores nos siga llenando el alma de ternura y de momentos alegres.
Brindo por una larga estadía de los artistas en este espacio que es de toda la ciudad y al que todos los domingos mi brújula de afectos me guía hasta ese lugar.