No es un secreto que nuestra sociedad es una sociedad solapada e hipócrita cuando se habla de sexo. En la radio abundan las canciones de letras con contenidos explícitos en los cuales se invita a tener sexo. Se escucha a las niñas pequeñas cantar al ritmo de la radio y bailar, mientras sus madres les aplauden su comportamiento. En los conciertos miles de personas cantan en coro estas canciones llenas de erotismo, pero cuando no son los cantantes populares de reguetón o de otros géneros que también hacen uso de esas letras, sino que es en el campo de las artes plásticas las cosas son bien diferentes, allí los artistas que entre nuestras temáticas usamos la sensualidad, y el erotismo, algo tan natural de la naturaleza humana nos vemos enfrentados a la censura. Censura que a veces proviene de personas con doble moral, que en público son una cosa y en privado son otra. Otros censuran simplemente por mojigatería y ante esos si nada que hacer, ya que reprimen su condición humana.
Yo desde pequeño he tenido el gusto por el erotismo, siempre me ha fascinado de manera extraordinaria la belleza del cuerpo humano, y en especial el de la mujer. Yo podría caer rendido ante los encantos de numerosas musas, durante años han sido mi fuente de inspiración. A todas las he querido pintar en mis lienzos, pero son apenas unas cuantas a las que finalmente he llevado a mis lienzos. En Medellín he ofrecido mis obras llenas de sensualidad y seducción femenina, las he podido exhibir en pocos lugares, ya que en centros comerciales y hoteles el tema de desnudos es censurado. Alguna vez me comentaron que era porque en estos lugares hay mucha inversión de extranjeros musulmanes la verdad sigo sin entender los sus argumentos. En pasados días terminó el Segundo Festival de Artes Eróticas de Medellín –AEFES, allí estuve como invitado en el evento del mercadillo de arte erótico. Quedé complacido por esta invitación y por la oportunidad de disfrutar y compartir con personas que le apuestan a darle al erotismo un lugar importante en nuestra ciudad. En este evento conocí personalmente a Fernando Guinard el fundador del primer museo de arte erótico en América, este museo está en Bogotá, desde allí se promueve el arte erótico, y su principal consigna es no a la censura.
En mis propuestas artísticas más recientes realicé algunas obras ya no tan discretas de temas de seducción y sensualidad, en estas últimas obras me tome la libertad de llevar mi gusto por el erotismo a un nivel más profundo, exteriorizando mi gusto por el placer erótico, sin temer mostrar poses con gran contenido erótico, estas obras las llevé al Segundo Festival de Artes Eróticas de Medellín –AEFES, y allí vi como su aceptación fue tal que decidí seguir trabajando obras de este tipo, no importando la censura, pues lo que más me llamó la atención es que es al género femenino al que más le gusto mi propuesta. ¡Qué viva el arte erótico!