En el más reciente episodio del pódcast de María Jimena Duzán en Spotify, el reconocido fotoperiodista Jesús Abad Colorado renegó su apoyo en la campaña local de Medellín a Daniel Quintero. El galardonado fotógrafo explicó que su apoyo a Quintero fue por petición de su círculo de amistades en la cultura y el periodismo en la ciudad, pues él mismo se encontraba ocupado preparando su exposición El Testigo y libros. En la ciudad deben sobrar votantes arrepentidos igualmente porque la imagen de Quintero se ha desplomado: en la última Invamer, su desfavorabilidad es la superior a la favorabilidad (logro histórico).
También como otro engañado en su confianza se declara el concejal Luis Bernardo Vélez, quien competía la aspiración de Quintero por la Alcaldía y se le sumó renunciando a su propia candidatura. Vélez ahora es concejal precisamente por la lista que acompañó al Concejo a Quintero, pero se ha apartado de la coalición gobernante por el proceder de la administración. Así lo relató a El Colombiano este miércoles. Dice que desde la misma noche de la victoria electoral aparecieron los personajes que habían permanecido ocultos para dar imagen a Quintero de independiente.
A muchos nos molesta ver en el gobierno de Quintero toda la política tradicional reunida, empezando por Luis Pérez y los grupos políticos del área metropolitana; nos molesta el desmonte de iniciativas de buena trayectoria en la ciudad como Buen Comienzo, que se ha estancado en cobertura a pesar del aumento de presupuesto. Y en esos grupos inconformes estamos personas que votamos por Quintero, algunos como voto útil para atajar al candidato uribista y otros por la muy bien coreografiada defensa de EPM —su manejo ha sido peor—.
Somos muchos los que, al igual que Colorado y Veléz, nos arrepentimos del voto de confianza al actual alcalde de la ciudad de Medellín. Al igual que Veléz, se puede pedir perdón por haber arrastrado apoyo de otras personas hacia ese candidato. En ese caso se podría considerar que la crítica tiene una validez adicional a la que manifiestan los que fueron competidores y siempre han sido opositores por interés partidista y no principalmente por amor a la ciudad.
Así, la ciudadanía ha analizado el gobierno de Quintero y juzgado a aquel como perjudicial para la ciudad. Eso para considerarlo en el contexto de una eventual revocatoria de mandato, porque estar en contra de Quintero no significa, como él insiste, apoyo al uribismo, sino simplemente sentir y cuidar nuestra ciudad. Cada vez es menor el apoyo incondicional que tiene Quintero, y va quedando toda su clientela que trabajo para y por su propio interés, mediante contrataciones-favores, sin importar el genuino servicio a la ciudad y su bienestar.