Es probable que la estrategia haya arrancado hace una semana. Juan Diego Alvira, con su humor machista, tontarrón, quiso amedrentar a nuestra leona. No lo consiguió, la generala lo puso en su sitio. Inmediatamente en redes arrancó una campaña en contra de Claudia. Uno de los primeros en saltar fue el homúnculo creado por Peñalosa, Miguel Uribe Turbay, al que no le alcanza ni siquiera votar 120 millones de pesos en carátula y contracarátula de El Tiempo para que apareciera su cara de Rafa Gorgory. En redes inmediatamente aprovechó el incidente con el presentador de Caracol Noticias para dar clases de urbanidad. Todos intentaron sacar provecho de algo que parecía una caída. Claudia lo convirtió en una victoria. En redes la gente demostró que está con ella, los bogotanos no somos como el resto de los colombianos y no nos comemos el cuento de las calumnias y las mentiras del uribismo.
No sean pendejos, el uribismo le apuesta a dos caballos, a Miguel Uribe Turbay, quien no quiere levantar en las encuestas, 8% y que revela lo que los bogotanos detestan y se arrepienten de haberse vengado de la izquierda eligiendo a Enrique Peñalosa. No, ya deben estar arrancando los coqueteos con Carlos Fernando Galán, el gallo tapao, el ex jefe de Cambio Radical, el partido más corrupto de este país. Ahora se esconde en un centro, centro que no existe, que despista. Soterradamente le engrosarán la maquinaria a Miguelito el inepto.
Y por debajo de cuerda el uribismo intentará sacar el arsenal que sacó contra Mockus, contra Petro, contra todos sus rivales, apelar a la homofobia, al machismo que hacen gala el colombiano promedio. En Bogotá, donde hay más educación porque este es un maldito país centralista, ese mensaje de Uribe se diluye así que desde ya predigo que no funcionará esa estrategia, la gente no come cuento y sin problema elegiremos a Claudia.
¿Ella sabe qué va a hacer con la campaña sucia que se le viene encima? Ponerla en su sitio como hizo con Juan Diego Alvira.