Ya sabemos que la próxima contienda electoral en Bogotá será la tercera vuelta para varios de las figuras que perdieron las presidenciales de mayo de 2014, y dependiendo de los resultados de octubre, será la antesala de la cuarta vuelta, esto es, las elecciones presidenciales de 2018, sin que los temas de la capital adquieran relevancia, más sí, la espiral de la ambición presidencial. Por ahora, pocas ideas para Bogotá.
El bloque más fuerte lo componen la ex aspirante presidencial, Clara López, Alcalde (d) en los últimos 6 meses del gobierno de Samuel Moreno, Rafael Pardo, Alcalde (e) durante la destitución por pocos días de Petro y los ex vicepresidentes Francisco Santos y Angelino Garzón.
Y aunque estos comenzaron a puntear en las encuestas, hay nombres que no se pueden descartar como el de Enrique Peñalosa o Carlos Fernando Galán, que aunque inhabilitado por ahora, tendría la ayuda del actual vicepresidente, Germán Vargas Lleras quien estaría buscando su habilitación vía reforma de poderes que actualmente cursa en el Congreso.
Un segundo bloque que estaría buscando el voto de confianza de los bogotanos son el ex gerente de Canal Capital Hollman Morris, la ex Secretaria de Hábitat María Mercedes Maldonado y el ex Secretario de Salud y Gobierno Guillermo Alfonso Jaramillo, todos cercanos a Gustavo Petro y un par, ya no tan cercano: los distanciados Alex Vernot y Carlos Vicente de Roux.
En el tercer bloque, el partido conservador, que siempre ha tenido vocación acomodada en Bogotá, busca desesperadamente candidato y lanza nombres que la ciudad poco conoce como el promotor de la revocatoria Miguel Gómez, el ex Comisionado de Paz Camilo Gómez, el ex Ministro Juan Carlos Echeverry y Marta Lucía Ramírez ex Candidata Presidencial que, aunque ha manifestado que se guardará para las presidenciales, puede que la llamen al orden dependiendo de las encuestas internas.
Otros a los que ni se les cree, como al Concejal Roberto Hinestroza que le pide a su equipo y compañeros de bancada que le digan candidato. Para el caso de Juan Carlos Flórez de la ASI y Antonio Sanguino de Alianza Verde, les tocaría recorrer un camino tortuoso. Se les recomienda desinflar el globo y ahorrarse la platica, las campañas son caras.
Pareciera en solitario, David Luna, dedicado más a la academia podría encender el debate argumental sobre la capital, pues se sabe que en pocos días hará una propuesta programática que busca poner en primera línea de discusión las necesidades de la ciudad antes de que se siga trepando la polarización entre derecha e izquierda que no ha permitido que se consoliden los programas de gobierno de la última década.
Preparémonos. Buena parte de la campaña será de improperios. Se hablará de carteles, carruseles, chuzadas, del desprestigio de la izquierda, del pos conflicto, etc. Deben saber los candidatos y candidatas que los capitalinos conocen claramente sus necesidades. De hecho las sufren. Por lo cual alzo la voz para que los capitalinos no caigan en esa trampa. La capital necesita de líderes que respeten su majestad y propongan verdaderos debates de movilidad (Metro, TM, SITP) seguridad, servicios de salud, calidad de la educación, medio ambiente y hasta el futuro de la plaza de toros.
A propósito de líderes, no veo la “unidad” de la derecha como para hacer virar el espectro político. Tal vez un candidato de centro que se muestre audaz y convincente podría tener el favor de los ciudadanos bogotanos que han demostrado cierta madurez para ejercer un voto de opinión, sin desconocer que se necesita de esa base electoral que se mueve, así suene feo, con maquinarias o para ponernos a tono, con mermelada.
Por ahora son 19 nombres en la baraja, muchos se quedarán en el camino sacrificados por la milimetría politiquera, otros se inmolarán por la soberbia, otros ni entenderán en que se metieron. El o la que gane, debe recoger lo mejor de los demás por el bien de la ciudad, superar un gobierno corrupto y otro con baja ejecución y por sobre todo, no preocuparse por ser la llave para el candidato presidencial del 2018. Necesitamos un alcalde despierto en el Palacio Lievano, no soñando con el Palacio de Nariño.
Manuel Salazar
