La naturaleza humana a nivel holístico, metafísico y existencialista y el significado de la ausencia a causa de migraciones, desplazamientos forzosos, detenciones ilegales, homicidios y secuestros, son los temas de estudio que la artista visual salvadoreña Melissa Guevara ha venido desarrollando en su país y que inició también en el nuestro, gracias al programa de Residencias Artísticas de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional (U.N.).
“El significado de la ausencia es un proyecto que inicié hace un par de años y que ahora tengo la intención de expandirlo, sobre todo, con esta residencia en la Universidad Nacional que me ha dado la oportunidad de hacer eso, de seguir trabajando”, informó la artista al Centro de Divulgación y Medios de la Facultad de Artes de la U.N.
Su interés por el tema surgió a raíz de dos hechos impactantes en su vida: la ausencia de su padre, quien es un migrante, y el asesinato a temprana edad de uno de sus primos. Ambos sucesos marcaron a su familia y, en su caso, su devenir, pues la hicieron cuestionarse sobre el significado real de esas ausencias y, más allá de eso, iniciar una investigación al respecto de largo aliento en El Salvador, su país natal.
“Yo soy hija de un migrante que continúa ilegal en Estados Unidos y ese proceso de ausencia de mi papá y el que él prácticamente sea un desconocido para mí, sumado al hecho de la ausencia por la muerte de mi primo –a él lo mataron estando muy joven–, me marcaron. Entonces, es entender cómo estas circunstancias que te van afectando pueden ser traducidas a una forma con la que la gente pueda reflexionar acerca de eso”, explicó.
A esos hechos íntimos le siguieron unos ajenos, los de muertos no identificados abandonados en fosas comunes. Su inquietud sobre este drama la llevó hasta los cementerios municipales de El Salvador, desde donde empezó su investigación alrededor del vacío existencial que deja la muerte y, también, de la ausencia de rituales funerarios en esos casos.
“En El Salvador fui a uno de los cementerios municipales a preguntar cómo era el proceso de entierro de las personas que no son reconocidas. Me explicaron y me permitieron ir los viernes, días en que dejan los cuerpos. Era como ver los dos lados de la moneda, porque cuando una persona tiene familia le hacen ciertos rituales, sea de la religión o creencia que sea. Y tienes el otro lado, en el que no hay nadie, son solo cuerpos que no tienen nombre, que no conoces su historia”, reveló Guevara.
A medida que iba avanzando en su estudio, fue incluyendo otras ausencias, derivadas de las problemáticas que aquejan actualmente a su país y al resto de América Latina. En este sentido, empezó a volcar su mirada hacia las migraciones, desplazamientos forzosos, detenciones ilegales, desapariciones, homicidios, entre otras manifestaciones de crueldad.
Al respecto, mencionó: “el concepto de ausencia se relaciona con la muerte, pero no solamente con eso. En el contexto latinoamericano las ausencias se extienden un montón, entre las migraciones, los desplazamientos forzosos, las detenciones ilegales, los feminicidios, o sea, todo ese montón de espectros que, de alguna forma, quitan algo y te dejan una ausencia”.
Su proyecto plantea, además, el acercamiento a organizaciones de víctimas no solo para ayudarlas con los propósitos de visibilización de sus problemáticas sino, también, para generar nexos entre unas y otras en ambos países. En este sentido, ya dio sus primeros pasos, pues en Colombia está procurando entablar diálogo con las Madres de Soacha mientras que en su país ya lo hizo, con Las Comadres, una agrupación de madres y parientes de prisioneros, desaparecidos y mártires políticos.
Pero, su búsqueda por el significado de la ausencia y de sus múltiples efectos, así como de su inquietud hacia los procesos de asimilación no llega hasta ahí. También, comprende la afectación al territorio, el cual es, inexorablemente, testigo y prueba –como lo señala la artista– de todo cuanto sucede en él.
“Justo ahora, en El Salvador se está desarrollando un proyecto que tiene que ver mucho con el interés en la tierra. El proyecto implica traer, literalmente, del oriente de El Salvador hacia el centro de San Salvador un camión lleno de tierra de la zona en la que sucedió una de las peores masacres a nivel latinoamericano, y se va a dejar allí hasta que lo retiren. Luego de esa masacre los cuerpos quedaron ahí descomponiéndose, entonces, esa tierra es testigo y prueba de ese hecho”, relató Guevara.
En Colombia y a la par de sus investigaciones en El Salvador, se encuentra llevando a cabo, en colaboración con el Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional, una serie de análisis de muestras de tierra de algunos cementerios bogotanos y de otros lugares.
“Yo busco la cantidad de minerales que tiene la tierra de ese lugar, porque obviamente, un cementerio es un contenedor de cuerpos y, en tal sentido, la tierra de este lugar absorbe a las personas, absorbe su historia y su ADN, o sea, nosotros somos abono y el suelo se ve afectado por todos esos cuerpos, por tantas muertes”, explicó.
Su obra: más allá de lo visual
“Mi producción artística no es solamente hacer un objeto que se pueda apreciar, tiene que ir más allá de la técnica misma. Por eso, este proyecto tiene dos partes: una, la investigación, de estadísticas –quiero involucrarme también un poco con psicología y sociología–, y dos, la parte técnica y científica. Pero además, todo esto tiene mucho que ver con el trasfondo de donde yo vengo, porque yo vengo de la cerámica”, afirmó.
Precisamente, arcilla, tierra y restos humanos son intervenidos por la artista y expuestos, en ocasiones, junto a videos y otros objetos –como relojes de arena y polvo de huesos humanos– con los que busca llamar la atención y generar espacios de reflexión alrededor de la esencia y actuaciones del ser humano.
“Lo que busco es que sea un punto de reflexión, de análisis, de quiebre para la gente que lo vea, porque perdemos un poco la conciencia alrededor de por qué suceden estas cosas y qué se puede hacer con esta situación social que es muy fuerte”, concluyó la joven artista.