El 18 de agosto, en las instalaciones de la ESAP del municipio de Arauca, por convocatoria llevada a cabo por profesores y estudiantes de la universidad Cooperativa, decenas de jóvenes y ciudadanos asistieron al conversatorio Nacimos pa' semilla, evento apoyado por el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID, operado por ACDI/VOCA, la RedUnipaz y Las2Orillas. Dicha reunión fue muy fructífera para todas las partes. Para los residentes de la ciudad, quienes escucharon el testimonio de Sabas Emilio Duque, desmovilizado de las Farc que por causa de la guerra se vio postrado para siempre en una silla de ruedas; para los visitantes, que constaron que Arauca, departamento y municipio, a pesar de haber sufrido por muchos años los horrores de la guerra, está hablando de paz, promoviendo tejido social para alcanzar la paz.
Los miembros de la Fundación Social Juntos Podemos, FUNDAPODEMOS, cuyo vicepresidente, Orlando Gaviria Giraldo, ha vivido de cerca diferentes guerras (nació en la comuna 3 de Medellín. En uno de sus barrios, La Salle, cuando apenas contaba él con 5 o 6 años, en 1979, vio morir al frente de su casa, acribillado por el tendero del barrio, a un muchacho de 18 o 19 años, vecino suyo quien presuntamente consumía drogas. Las balas de la carabina del tendero destrozaron las ventanas de la casa de Orlando, cuya madre, aterrorizada, protegía, en el suelo, con su cuerpo, el de sus otros 4 hijos. En Arauca municipio, en 2004, mientras degustaba en compañía de su hermano Guillermo un helado en EL Chitarero, frutería ubicada a tan solo 50 metros de la sede de la Gobernación, explotó un artefacto explosivo que bien pudo haberlo dejado sordo o sin vida, pues acababan de pasar con su familiar por el lugar de la explosión cinco minutos antes) están sembrando en la comunidad la semilla de la educación como “arma” para combatir la intolerancia, el odio y el resentimiento. Con el dictado de varios talleres, entre ellos Administración pública para todos, los de la fundación les enseñan a los que los quieran escuchar que la paz no es algo coyuntural, sino un derecho fundamental y un deber de todos los colombianos, consagrado en la Constitución del 91; que el respeto por la dignidad del otro es algo sagrado, y que los derechos humanos nos cobijan a todos por igual: blancos, afros, indígenas, heterosexuales, miembros de la comunidad LGTBTI, religiosos, ateos, agnósticos, musulmanes, librepensadores, conservadores…
“En mis 45 años de vida he visto morir mucha gente con la cual alguna vez crucé palabra: vecinos, amigos, conocidos, policías, milicianos. Creo que nos llegó la hora de no llorar a más personas por causa de muertes violentas. La hora de la paz y la tolerancia, ha llegado. En Arauca muchos hemos entendido que sí nacimos para semilla. Y germinaremos”, asegura Orlando.