La Fundación Natütama parte de un genuino diálogo entre generaciones. Los sabedores, como los llaman los jóvenes, pescadores y cazadores de la comunidad, que conocen como nadie los habitantes del mundo del río y de la selva. Juntos han creado el Centro de Interpretación, cuyo nombre surgió porque querían “un lugar para interpretar el mundo que ya existe. Que las personas puedan conocerlo sin intervenirlo.”
Los más jóvenes, porque en Natütama hay varias generaciones como voceras del proyecto, nos cuentan: “Entramos a hacer parte a través de la Fundación Omacha y sus talleres. Comenzamos 25 y quedamos 6 que estábamos cursando Grado 11. Desde el 2002 trabajamos con las escuelas y en el 2005 iniciamos ya con los pescadores a descubrir ese mundo que se esconde debajo del agua.”
“Aquí no hay especies en cautiverio, hemos reproducido los animales a escala real. Nosotros vamos con esto a las escuelas no sólo colombianas, sino que hace unos años visitamos tanto en territorio peruano como brasileño. Nuestro objetivo es mostrar los animales que no se pueden ver.”
Preguntamos sobre cómo sucede la transferencia de saberes de los pescadores, que conocen las especies, y los talladores y dibujantes que las hacen presentes en el Museo. Ahí retoman la voz los mayores: “Comenzamos a buscar y encontramos a los dos hermanos Yahuanare, Don Chucho y Don Ruperto. Ellos enseñaron la talla. Éramos 6 pescadores y como 12 muchachos, entonces.”
Tallan la mayor parte de las piezas en balso. Definen el espacio así: “Aquí encontramos un grupo de artistas, talladores, músicos, pintores y educadores ambientales trabajando en equipo. El pescador, el educador, los abuelos contando la historia de los conocedores.”
“Antiguamente no se respetaban los animales, los cazaban mucho”, dice Casimiro Athué, uno de los sabedores de la Fundación. “Ahora los respeta la gente para verlos, para que queden para los hijos, para el conocimiento de la cultura .” Es poderoso constatar que los cazadores de ayer son los cuidadores de hoy. Una transformación cultural profunda, en el que prevalece el reconocimiento del saber de los mayores.