Sin escrúpulo, este país se acostumbro a decir: "Aquí cayó otro joven". Los noticieros, los periódicos, los políticos y las mismas personas donde ocurren los hechos. Ese es el problema, la indiferencia de una sociedad en pleno. La muerte de un joven en Colombia se asumió como algo normal, como lo obvio, cada vez que la guerra cierra vidas sin importar el bando.
Así de ilógico, indignante o de cualquier forma para definir lo que ocurre en las narices de todo un país, la generación que se acaba hoy en Colombia no es la de los mayores sino la nuestra.
¡Ni un muerto más puede ser joven!
@josiasfiesco