Aproximaciones a un agujero negro

Aproximaciones a un agujero negro

"¿De qué se trataba entonces esta puesta en escena?, ¿será que el presidente no se compromete con el recibo de las vacunas, más allá de implicar su idoneidad?"

Por: Carlos Tamara
febrero 16, 2021
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Aproximaciones a un agujero negro
Foto: Twitter @infopresidencia

El gigantesco cráter político abierto por la muerte, causada por COVID-19, del ministro de la Defensa Nacional, Carlos Holmes Trujillo García, es de tales dimensiones que está produciendo proporcionales cambios en la agenda de la presidencia y de todas sus dependencias. Eso hasta el punto que pretende capitalizar el ingreso de los contenedores de las vacunas, aunque ya estas, lamentablemente, no sirvan para salvar la vida del ministro.

Todo parece indicar que ese karma castigará la administración en lo sucesivo. No cabe duda que la mente presidencial estaba siendo castigada, como si llegaran a cuando incurrió recientemente en una lamentable falla filológica.

Un asunto sintomático es que el presidente se hizo acompañar de la vicepresidenta para esta orquestada cuasi campaña de lanzamiento. Sin embargo hay algunas cosas notorias que casi configuran un meme autoinfligido: todos estaban disfrazados con chaquetas amarillas como haciendo parte del movimiento contra el presidente Macron en Francia. Como si estuvieran esperando a Godot.

De todas maneras, el acto es de tan extremada ridiculez que clama al cielo la demostración que es un acto desesperado. Es increíble que un gobierno monte una vitrina tan desproporcionad para recibir unas vacunas. No se puede entender si no como un acto psíquicamente aceptado de desesperación galopante. La parte más grave es que está de por medio la política central de dotación de vacunas que ha devenido en el conflicto central que caracteriza las administraciones de todos los países del mundo y ya cobró la vida de la candidatura Donald Trump, tanto como fue clave para los aciagos sucesos de toma del Capitolio, lo cual no deja de ser una advertencia adicional para la opinión pública.

Y veamos lo que sucedió a la administración Trump al respecto:

“El nuevo comisionado de la FDA Stephen Hahn, menos de un año en su trabajo y meses antes de unas elecciones donde las encuestas mostraron que el Presidente Trump estaba por detrás, acababa de aprobar una solicitud de emergencia para permitir a los médicos usar plasma sanguíneo de quienes se habían recuperado del COVID-19 para tratar a quienes aún sufrían.

“Trump calificó la autorización de uso de emergencia como un "avance muy histórico", pero a los científicos que habían criticado el manejo fallido de la administración de la pandemia de coronavirus les preocupaba que la decisión eludiera la ciencia y estuviera motivada por la política”.

Durante el recibo de las vacunas en el aeropuerto se notó que el presidente no firmó cierto documento que se le ofreció que aparentemente legalizaba ya el ingreso, ya el contenido, de los contenedores de las vacunas. ¿Por qué no lo hizo, si había ido precisamente a ello? Si no era de sus facultades, entonces, dónde estaba el funcionario a cuyo cargo estaba firmar ese documento que se ofrecía, siendo que contribuía a hacer fehaciente el espectáculo.

¿De qué se trataba entonces esta puesta en escena?, ¿será que el presidente no se compromete con el recibo de las vacunas, más allá de implicar su idoneidad?

De todas maneras, ¿estuvo motivado, como en el caso de Trump, el ingreso de las vacunas, en beneficio de un acto político? En todo caso fue notorio que la vicepresidenta estaba dejándose arrastrar por la inercia de un vacío político que de alguna manera la estaría empañando a ella también. ¿Será que la vicepresidenta no es la real candidata? ¿Fue eso un simulacro?

Se sabe que con respecto a alguna vacuna británica el gobierno alemán no ha dado permiso de su uso en personas de la tercera edad, pues no han sido testeadas para ese rango según los protocolos específicos. En este caso colombiano, ¿existiría la misma elusión de la ciencia que ya probó como peligrosa la administración de Trump a propósito de su campaña política?

También se hace escandaloso que el recibo de la vacuna en ningún momento se ha relacionado con la salvación de la economía. Es como si el gobierno nacional siguiera invirtiendo en salvar la economía, pero sin que la inversión privada participe en ningún momento. ¿Cómo se explica semejante situación?

“Al equipo de Trump le molestaron las estrictas directrices para la aprobación de la vacuna, publicadas el 6 de octubre, que aseguraban que no habría una vacuna aprobada antes de que los votantes fueran a las urnas”.

Es indudable que de la eficacia de las vacunas, tanto como de la eficacia de su aplicación depende el futuro de instalar un candidato de su bancada en el partidor presidencial. En este caso, existe una carencia fundamental: no parece que exista una contraparte nacional que sea capaz, como en el caso alemán, de proferir un propio concepto científico como algo interpares. Si la vacuna no funciona o funciona de forma irregular, o no es conducente su aplicación en personas de la tercera edad, o se pierde por fallas tecnológicas en su riguroso enfriamiento, entonces cabe imaginarse que habrá una gigantesca presión sobre los datos de su aplicación tanto como de sus éxitos. Ni siquiera sabremos por qué no funciona.

En estas condiciones, la energía acumulada por el vacío político es imponderable. ¿Cómo es posible que la vicepresidenta se la siga jugando en esa cancha? En ese caso el gesto de acompañar el recibo de las vacunas se convertirá en un bumerang.

“Hahn consideró renunciar, aunque nunca amenazó explícitamente con renunciar. Al igual que otros, Hahn temía lo que podría suceder si renunciaba y Trump tuviera la oportunidad de reemplazarlo por alguien más dócil.

“Es un trabajo difícil equilibrar las diferentes presiones que se avecinan, y aún más difícil en esta crisis nacional e internacional. El ambiente político tóxico en el que tuvo que trabajar ciertamente hizo que todo fuera más difícil”, dijo Hamburg”.

Este párrafo puede darnos uno idea de qué se trata este vacío político. La vicepresidenta debe renunciar para no perjudicarse por la alta toxicidad del momento alrededor de la presidencia. Si decide irse ahora estaría demostrando cierta voluntad de independencia y de alejamiento que le podría ser catastrófico de cara a quien realmente detenta el poder de la facción electoral que representa. Ese poder necesitaría que perdurara en su cargo hasta quemarle la candidatura. Si ella se aleja, se quema. Si se queda demasiado, también se quema.

Entonces el candidato es otro. La estratagema consiste en ganar tiempo. El problema es que ganar tiempo aquí implica una vinculación con las políticas alrededor de las vacunas y la vacunación que es un universo que por su probada simetría no parece compatible con el momento político.

La única opción de la vicepresidenta no es romper con la bancada en el poder sino, casi lo mismo, volver a su charco conservador liderado por Pastrana, dejando que este sea quien fabrique el falso distanciamiento. Eso le daría un juego aparentemente por fuera del vacío de poder. Claro, sin dejar de admitir que Pastrana no es precisamente un genio.

La vicepresidenta también podría ser víctima de la feroz simetría de la pandemia: salir infectada.

No se sabe si la infección pandémica es más aterradora que la infección tóxica del momento político.

Desde todo punto de vista la política debería desecharse. Es la defensa de la supervivencia lo que cabe.

Cosmológicamente los agujeros negros son letales. Nadie sobrevive a ellos. Pero, algo más peligroso quizás, los espacio-tiempo que configura son incomprensibles para la especie humana. Solo la irracionalidad política le sería equiparable.

Es indudable que las situaciones sociales presentadas jugaron en contra de las ejecutorias de un presidente tan precario como el que resultó electo. Es absolutamente evidente que nunca esperaron encontrarse con semejantes chicharrones. Una imagen presidencial definitivamente no existe.

Entonces la oportunidad está más que servida para candidatos alternativos. El momento social los admite.

Notas. Las citas son tomadas de Cómo los científicos salvaron a la FDA de la intromisión política de Trump, aparecido en The Hill.

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