El Gobierno estadounidense en cabeza de Joe Biden aprobó el controvertido Proyecto Willow, el cual autoriza a la petrolera texana ConocoPhillips a llevar a cabo el mayor proyecto de explotación de gas y petróleo en la historia del Estado de Alaska.
Este proyecto que tiene un costo aproximado de US$8.000 millones ha causado bastante polémica. Según el propio Biden representará la creación de más de 250.000 puestos de trabajo y se producirán cerca de 180.000 barriles de petróleo por día, lo cual sería un impulso importante para la economía de Alaska.
Sin embargo, varios grupos de ambientalistas, entre los que se encuentra GreenPeace, han advertido que Willow tendría consecuencias ambientales bastante graves, las cuales serán derivadas del carbono que se liberará en el aire. Según ellos la vida silvestre será la más afectada, pero también lo harán el clima y las personas.
De igual manera, muchos le han recordado a Biden el hecho de que durante su campaña aseguró que iba a llevar a cabo una agenda climática y que en su momento prometió tanto que no iba a permitir nuevas perforaciones en terrenos federales como que iba a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030.
Promesas que por supuesto incumplió porque el Proyecto Willlow no es el primero ni el último que se aprueba durante su mandato. De hecho, expertos aseguran que la explotación de hidrocarburos en el país norteamericano puede alcanzar niveles nunca vistos este mismo año.
Las acciones de los grupos ambientalistas no se han quedado en solo críticas. Earthjustice ya presentó una demanda con la que busca detener definitivamente el proyecto alegando que legalmente Biden sí que podía negarse a aprobarlo, ya que la excusa del mandatario fue que tenía las manos atadas. Además, alegan que la aprobación se hizo sin considerar las consecuencias ambientales.
El Proyecto Willow ya había sido aprobado durante la administración del controvertido Donald Trump, pero una serie de demandas similar a las que está recibiendo Biden terminó por hundirlo. En su momento fueron los nativos de Alaska quienes lideraron y ganaron la lucha obligando a la Oficina de Administración de Tierras de Estados Unidos a echarse para atrás y reevaluar el proyecto para presentar una alternativa que tenga un menor impacto ambiental. Este nuevo proyecto no es tal alternativa, por lo que puede que se repita la historia.
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