La política, como la realidad en nuestro país, es incierta. Todo parece quimérico. Nadie sabe quién es bueno o malo. Sin embargo, nos hacemos adeptos a algunos de los líderes más sobresalientes para hacer campañas a su favor, unos con el fin de recibir algo a cambio (clientelismo político), otros, porque creemos en sus promesas.
Aunque no es una tarea fácil, decidirse por un candidato debe ser una obligación para cada colombiano. Una tarea concienzuda, algo que no debe hacerse por el “voz a voz”, por el tamal y las tejas de zinc, tampoco por los comerciales políticos y mucho menos por lo que diga la prensa o las redes sociales. Es como cuando en el colegio el profesor nos dejaba una tarea, entonces había dos opciones: la primera, no hacerla y llegar temprano al día siguiente a clases para copiarla de un compañero. La segunda, llegar a la casa a hacerla y aprender la lección. Con cualquiera de las dos podríamos obtener una calificación; es decir, podríamos engañar al docente, pero no a nosotros mismos. Así es elegir a nuestros gobernantes. Podemos salir a votar por el candidato que mi primo me dijo que era bueno, o por el que tiene un folletico con buenas promesas, o por el que siguen la mayoría de mis amigos en Facebook, o por el que El Tiempo o El Espectador dicen que es el más idóneo.
No, para elegir al líder de nuestro país tenemos que leer, tenemos que investigar, tenemos que dudar y sacar nuestras propias conclusiones. Para ello no necesitamos sino un computador con internet y escudriñar la historia colombiana, las biografías y las hojas de vida de los candidatos. Visite cuantas páginas pueda, no importa si encuentra información parcializada e imparcializada, ¡mejor!, esto nos da herramientas para desarrollar la duda de la que hablo. Pregúnteles a los ancianos del barrio, a nuestros padres, a nuestros docentes, si vamos a otras ciudades hablemos de la política de la región, averigüemos de sus alcaldes, de sus gobernantes, de sus concejales, de su historia. Investiguemos un poco de economía, de derecho y de política exterior. Es algo que no nos debería dar pereza.
Los políticos no solo nos engañan sino que también nos dividen. Sé que como yo usted tiene amigos que son enteramente opuestos en materia de política, un claro ejemplo actual son los uribistas contra los no uribistas. Ambos se aferran a sus creencias, pero de seguro muy en el fondo no saben lo que dicen porque no han investigado. La oposición colombiana es una oposición radical, acá no hay intermedios. Los que critican a Petro dicen que todo lo de Petro es malo y que no ha hecho nada bueno, los que critican a Uribe dicen que Uribe fue el peor presidente y no se puede rescatar nada de él. Así que ojo, no trague entero.
Tenga en cuenta revaluar la historia de los apellidos políticos tradicionales como: Galán, Santos, Moreno,Gaviria, Lleras, López, Pastrana, entre otros, y analizar qué beneficios han dejado al país y cuáles problemas. Tenga también presente apellidos influyentes tales como Ardila Lule, Santodomingo, Santos (de nuevo), Botero, Lloreda, Sarmiento Angulo, y otros que se me escapan, y vean qué relación hay entre ellos y los candidatos. Indague también las relaciones político-periodisticas. Para ello lea las biografías de Yamid Amad, Enrique Santos Calderón, Juan Gossaín, Gabriel García Márquez, María Isabel Rueda, Darío Arizmendi, Vicky Dávila, Álvaro Gómez, María Elvira Samper, Edgar Artunduaga, Daniel Coronel, los Caballero, los Cano, los Pachón, etc., y especule por su propio análisis címo los unos y los otros intercambian favores (dado el caso).
Recuerde que no hay político perfecto. Siempre en la historia de la humanidad se ha sabido de líderes que han cometido errores, que se vuelven corruptos, que se hacen adictos al poder, que quieren perpetuarse en el cargo y que cometen incluso delitos por conseguir lo que se proponen.
En Colombia la historia demuestra que los presidentes son efectivos en algunas cosas, pero pésimos en otras: Samper creó el Ministerio de Cultura y el Sisbén, pero recibió dinero del narcotráfico en su campaña, Andrés Pastrana mejoró las relaciones internacionales, pero terminó dándole espacio a las FARC para crecer, Álvaro Uribe retomó notoriamente la seguridad al país, pero terminó pagando por señalamientos relacionados con los paramilitares, César Gaviria desarrolló la apertura económica internacional, pero fue flojo contra el narcoterrorismo y la extradición, y nos llevó a una crisis energética; Juan Manuel Santos…mejor esperemos que acabe su mandato.
Queridos compatriotas, tengan presente que ser político se traduce en altruismo y servicio a la comunidad y que los políticos no se hacen sino que nacen. Se empieza con ser presidente de la junta de acción comunal, ser edil o concejal, subir a alcalde o gobernador, trabajar honestamente en el Senado o en la Cámara de Representantes o ganarse por méritos un puesto como un ministerio, una embajada o un cargo en los organismos de control. Por tanto, recuerde que hay dos formas de obtener un cargo público: por elección popular o por libre nombramiento y remoción, y que estos últimos se prestan para clientelismo, politiquería y corrupción.
Dele cabida a nuevas opciones, a líderes independientes, sepárese de los muros que crean los partidos políticos y piense en los beneficios futuros más que en los cercanos. Los grandes cambios requieren tiempo y para ello debemos empezar desde ahora. No se encasille en ninguna tendencia, ni izquierda radical, izquierda, casi izquierda, casi centro, centro, centro tirando derecha, casi derecha, derecha, extrema derecha. Eso quizás era aceptable en las épocas de nuestros abuelos, no ahora, pues las necesidades del país son otras y los deseos de los políticos son egoístas. Lo único que podemos observar de los encasillamientos hoy en día son las divisiones del pueblo que llegan a traducirse en odios sin causa.
Por esta razón estamos a tiempo de escoger bien a nuestros próximos alcaldes y gobernadores (y por qué no presidente). Posiblemente cuando estemos en plenas candidaturas se destaparán escándalos, se sacarán los trapos al sol y algunos mostrarán su verdadera cara. Es por todo esto que hay que empezar a elegir desde ahora. Háganlo ustedes ya que yo no puedo porque soy policía, es decir, no puedo participar en política, no puedo apoyar a un candidato, no puedo elegir y mucho menos ser elegido. Señores ciudadanos, hagan un uso sabio de ese tan responsable derecho al sufragio para empezar a disminuir tantos problemas que nos aquejan. Recuerden los tres verbos: leer investigar y dudar..
“La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía”. Ayn Rand.