En la actualidad los bots son generadores de mensajes virales, falsos y de madrazos, todos acompañados de un pensamiento arcaico que promueve a su gusto una movilización a un pensamiento erróneo.
Cuando estos bots actúan ayudan a inflar una cuenta, una tendencia, una opinión. En redes sociales aquello que sea masivo significa para algunos una verdad, o sea, si estos usuarios fantasmas trabajan en apoyar una idea o un ataque a alguien pueden generar un ruido mediático que desemboque en una tendencia.
Entre sus labores están:
- Un follow masivo (sigue a muchas cuentas en muy poco tiempo)
- Publica enlaces repetidos (spam)
- Hace bloqueo (muchos usuarios lo han bloqueado o reportado como spam)
- Duplicación de avatar (ese avatar es usado en muchas cuentas además de esa)
Facebook y Twitter se ven inmersos en este problema, ya que pueden sacar muchos impostores, pero no tienen un filtro de seguridad alto al momento de permitir creaciones de cuenta, es decir, cualquiera puede entrar, crear una cuenta y hacer el desmadre que quiera, total, puede ser bloqueado, pero la bomba ya fue arrojada.
Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, ha mencionado que la empresa trabaja en iniciativas de “calidad de la información”, en este caso, verificar que el contenido sea real y auténtico. El director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, tiene toda un área de trabajo dedicada a revisar el contenido: fake news, suplantación de identidades, promoción de páginas fantasmas.
Esta movida de bots viene del auge de celebridades y generadores de contenido que acuden a las fábricas de seguidores, como lo menciona el New York Times en un artículo dedicado a desenmascarar a la empresa Devumi, que ha recaudado millones de dólares en el mercado de los fraudes de redes sociales:
“Devumi vende seguidores de Twitter y retuits a celebridades, negocios y cualquier persona que quiera ser más popular o ejercer influencia en internet. Usando un conjunto de al menos 3,5 millones de cuentas automatizadas —cada una de ellas ha sido vendida muchas veces— la compañía le ha proporcionado a sus clientes más de 200 millones de seguidores en Twitter“ según reveló una investigación de The New York Times.
Siendo una cuestión lucrativa, son pequeños detalles que revelan una cuenta falsa:
- El cambio de una letra en el nombre de la cuenta, ejemplo: IglesiasJ se cambia a iglesiasJ
- Publican cada cierta hora, están programados para esto
- Dan RT sobre cambios de otras cuentas
- Dan RT y like a todo lo que el cliente publique
- Su avatar puede ser igual al de una celebridad, solo cambian el tono de colores
Las estrellas de redes sociales pueden generar mucho dinero por la cantidad de personas que los siguen, este tipo de cuentas preocupan a las marcas ya que sus métricas se ven afectadas por la sencilla razón de no tener un número exacto entre lo real y lo falso. Los números de seguidores pueden dar valor y jerarquía a una marca, el hecho de ver que muchos siguen algo de una u otra forma brinda confianza.
Dice Alivia Latimer, a New York Times, quien es fotógrafa y tiene 111.000 seguidores : “Aunque las marcas se están fijando más en la participación, el pago y la compensación que los influenciadores obtienen, aún se basan en el número de seguidores”, Latimer, ha trabajado con marcas como Lush Cosmetics y Hollister, también habla que “cobraba cerca de 1200 dólares por promover una marca en una publicación. Agregó que conocía a personas con dos millones de seguidores que cobran 40.000 dólares por publicación”
Ahora, la cuestión en nuestro entorno colombiano, más allá de cuentas con grandes seguidores está sumergida en usuarios que se dedican a promover noticias falsas e inflar a una persona, y siendo más honestos, el entorno tecnológico local está afectando el juicio moral sobre la política.
La propaganda masificada por los bots está siendo el medio de amplificar y exagerar una postura ideológica, está mediatización genera casi que una obligación para los medios de comunicación reconocidos a tener que cubrir, mencionar y hacer alarde de estar “en tendencia” con la cosmovisión que se forma de manera inconsciente en redes sociales.
Samuel Woolley, director de investigación del Proyecto de Propaganda Computacional de la Universidad de Oxford, dice “Es hacer algo que yo llamo ‘consenso de fabricación’, es decir, construir la ilusión de popularidad para un candidato o una idea en particular”.
En Twitter el ideal es poner un algo en trending topics casi que por encargo, no quiere persuadir o convencer, solo abrumar y saturar una red con algún pensamiento. La creación de una noticia falsa puede afectar una democracia, y sí, muchas personas ven con tanta seguridad esos mensajes en línea que los consideran una fuente de respaldo, haciendo de lo falso una realidad.
Lo mejor es evitar entrar en discusiones y saber navegar de manera responsable; no entrar en esos hilos de respuestas encarnizadas que cargan un orgullo mezquino y efímero que se mide en likes; también es pertinente denunciar y bloquear; ignore esos mensajes de cuentas con pocos seguidores, total son mensajes pasajeros; y siempre mantenga la coherencia para no permitir que su realidad sea una discusión entre lo verdadero y lo falso.