En una de sus fallidas campañas, Horacio Serpa utilizó varias veces, con orgullo, una hermosa palabra; lealtad. Personalmente creo que es la más importante que existe para definir a un hombre en asuntos de sentimientos, sean estos políticos o emocionales. Le oí decir a Serpa: “yo soy leal con mis amigos; soy leal con mi partido, con mi clase, soy leal con mi gente y con mi patria” Cuando el hombre acabó tan corto y simple párrafo, entendí por qué, a pesar de tan feroz manguala en su contra, mis sentimientos aún seguían firmes junto a su concepción del hombre y del sentir liberal; siempre voté por él, no obstante estar seguro, como estuve siempre, que su fallida serie de candidaturas nos hundirán en la más profunda crisis como partido. Porque todos sabíamos, que Serpa jamás sería presidente.
Fueron los tiempos en que tantos desleales con la filosofía partidista, fueron, con su voto y su cauda, a engrosar las arcas electorales del mesías que hizo de ser Liberal, casi un estigma: el ex liberal Uribe.
Lo más curioso es que, en el fondo, Uribe fue un liberal de convicciones, pero, ¿en qué momento un liberal ideológico puede cambiar de filosofía y de estilo para atacar e intentar acabar con las ideas que le dieron origen y lo parieron a la vida pública? Resultó en el fondo, un hombre de extrema derecha. Jamás en toda su larga existencia, tuvo el partido Conservador, un jefe de tan clara ideas. Un claro exponente de su doctrina. No es culpa de ellos, así que dejemos ahí. Hoy se repite nuestro karma Liberal. ¿¿Volvimos a la derecha??
Esa pregunta, hoy, es para César Gaviria, que dice ser liberal, pero al que nadie en la bases le cree. Yo no le creo. Juega con la mano derecha pescando para su mochila… y olvida, muy cretinamente, que fueron los votos liberales los que le dieron una presidencia. No parece Liberal. Es más, creo que nunca lo ha sido. Basta verlo en su empeño en creer que es único, que puede asumir la jefatura en solitario, y además de por vida. Ambas cosas dañinas en extremo. Además, su clara preferencia por los ricos y poderosos, tampoco es de la esencia Liberal humanista que profesamos nosotros.
Gaviria debe irse. Ha sido desleal con el Partido y sus ideas; desleal con el cargo de guía del Partido; desleal con Colombia, pues la entregó al neo liberalismo destruyendo su economía agrícola e industrial. Mi lealtad es local, es de gratitud y de respeto con Fabio Y Jorge. Ahora es cuando. Gaviria nos daña a nivel nacional. Debe irse al retiro y permitir nuevos líderes y directrices.
Pero, hablemos de la Derecha, a la que parece haberse afiliado el “jefe” del Partido Liberal.
Sí, hablemos de eso.
¡¡¡SOMOS DE DERECHA!!!!
Cuando en una reunión del Centro Democrático hace ya mucho tiempo, “descubrieron” que son de DERECHA gracias a la sabiduría inmensa de Fernando Londoño, (somos un partido de derecha) les faltó identificar el concepto de PARTIDO. Claro que son de Derecha. Qué NO son de Centro, por decir lo menos. Se les abona que se sinceraban en algo cierto… aunque a medias, porque aparte de ser de Derecha, son fanáticos. Y para ser fanático, en cualquier fe, solo se necesita ser necios y ególatras. Y el CD, está plagado de especímenes de esa clase. Fue el conocido de autos, el héroe de Invercolsa, el Cicerón moderno y adalid de una moral sobre medidas; quien, en un arrebato de sinceridad y honestidad, muy escasos en él, y ejerciendo su oficio de tribuno del odio visceral contra todo lo que no vaya con sus ideas fascistas, quien alzó el velo: son de derecha; pura y neta. Pero ya lo sabíamos. No se puede pensar o defender las ideas que profesan… y negar el derecho a que, otros, disientan y/o piensen distinto. Derecha… pero extrema.
Cuando digo que reconocer que son de Derecha, solo es cierto a medias, es porque creo que el talante Fascista de don Fernando se queda corto, cuando declara que lo son. Porque la Derecha es simplemente un matiz político más del espectro ideológico partidista, dentro del juego de la Democracia. Es una idea de la sociedad y de la manera de dirigirla. Es un pensamiento y una idea política del gobierno, del Estado y de la sociedad. Y es válido que defienda privilegios y un estatus ya adquiridos…pero, es claro que, como idea política, debe respetar las Leyes, acatar la Justicia y guardarse de las malas compañías. “Su derecha” no lo hace. Está inmersa en un mar de odios asquerosos y navega entre tanta corrupción, que hasta el idioma lo pervirtieron, pues todo tergiversan, acomodan y lo falsean. Nada es diáfano en su idea. Por ejemplo: una MASACRE... es un asesinato colectivo…nada grave. Es solo un muerto de sobra… entre los cuales, según ellos, existen estratos: muertos buenos… muertos malos. Y así.
Pero sí, tienen razón. NO son de Centro como reza su logotipo mentiroso. Porque el vocablo Centro, define aquello que es equidistante de los extremos. En política, es el punto de descarga filosófica de aquellos que, aunque tienen una fe política definida, se alejan de los radicalismos de las Doctrinas partidistas. Son ser de centro, es ser moderados. Aunque en nuestro país, se utilice para navegar entre aguas. Eso está muy lejos de la tempestad de odio y fanatismo que caracterizan al uribismo, un movimiento fascista con iluso ropaje democrático, en el que todo vale, sí se ajusta a sus fines. NADA que no sea idea de ellos, sirve; TODO aquello que NO favorezca especialmente sus intereses políticos y económicos, está fuera de orden. Las reformas del presidente Petro… son dañinas para toda Colombia, solo porque no interpretan sus intereses de clase. Claro, solo está bien sí les sirve a ellos o sus pares. Colombia es una gran finca en la que ellos, los barones políticos y terratenientes, tienen sus feudos intocables, No importan los medios ni las razones por las que hoy los poseen. Buscan conservarlos a sangre y fuego. Pero, sí, señor, no son de Centro. El Centro defiende la estabilidad económica del capital y sus intereses, pero respeta las instituciones y actúa según las reglas de la democracia en que busca su espacio político. Uribe y su gente NO. Son mesiánicos y excluyentes. Y arrastran detrás de su verborrea profética, a los pobres de bienes económicos e ignorantes…que también se volvieron pobres de espíritu, parece. No de otra manera se entiende que algunos de mis vecinos, mecánicos, vigilantes, choferes, y empleados de pequeños negocios… declaren convencidos que “Petro nos acabará el país” Es claro que no saben de qué hablan. Ni saben tampoco de política, pues no distinguen un matiz político de otro. Todo lo que provoque un cambio los asusta y temen perder aquello que ni siquiera poseen. Un amigo, conductor de una ambulancia y dueño de un viejo Mazda me juraba, en víspera de elecciones, que le iba a tocar vender su carro, antes de que Petro lo expropiara; vive con sus suegros… y teme quedar sin hogar. Y así. Los “nuevos ricos de Rappi” protestan porque una reforma laboral diseñada para dignificar el trabajo… les quita libertad y merma sus ingresos, olvidando, estúpidamente, las demás arandelas sociales de un trabajo formal. En un mundo convulso por economías enloquecidas y en barrena; con unas tasas inflacionarias infecciosas a nivel mundial; con una guerra de poder entre oriente y occidente, al mejor estilo de los 60-70s, todos, en la Derecha, se quejan porque alguien, en Colombia, quiera cambiar el rumbo político y ecoómico, al menos localmente, luego de 200 años de inequidad, de exclusión y de violencias, intermitentes unas, perennes otras. Oponer tal fanatismo a los cambios que necesita Colombia, es casi criminal, con el 80% de la gente que habita en la pobreza o la miseria en este país. Lo malo es que ya, en los tiempos que corren, tenemos “comunistas” como el exsenador Robledo, haciendo de bastonera de la extrema derecha; a “Liberales” como César Gaviria, defendiendo su viejo pensamiento neoliberal, y constriñendo a un Partido Liberal que, en sus bases, se avergüenza del tipo que guía, pero que nada pueden hacer, porque que tiene la clase parlamentaria amarrada a su infame egoísmo. Pese a todo, tenemos esperanza. El cambio se dará porque Petro fue elegido para hacerlo…y las calles dirán la última palabra, si es del caso. Sí Gaviria no estorba, el cambio del liberalismo progresista, por fuerza, se dará. Gaviria nos debe eso, si quiere que la historia y la economía, le perdone su apertura de piernas al Mercado mundial, sin saber con qué se comía eso.
Liberales de base…un giro al futuro.
El liberalismo debe dejar solo a Gaviria. Este debe irse. Los Parlamentarios deben recordar que no es César Gaviria el que los elige, sino las gentes comunes y corrientes de sus territorios, que esperan de ellos mejores cosas. Que esperan que defiendan sus intereses colectivos, no los personales. Debe votar en conciencia…de sus votantes. Deben apoyar este nuevo amanecer de Colombia. Cambiar costumbres y mirar al mañana. Se lo deben a sus electores. Deben mirar hacia las faldas que rodean ciudades y pueblos, en donde la miseria de un país rico en todo, nos escupe la cara. En donde se hacinan los sin esperanza…porque ustedes obedecen a un jefe, que ya olvidó lo que significa ser Liberal. Desobedezcan a su jefe…obedezcan a sus conciencias. Duélanse del dolor de los más pobres de su patria. Perdón, me puse algo veintejuliezco, me dejé llevar por mis sentimientos, lastimados por la indiferencia de los Parlamentarios de mi Partido con aquellos que los eligieron…y los tienen, a ellos, viviendo sabroso. Rezumando indiferencia desde sus cómodas curules. ¡Mucho cuidado! Una nación, con todo para que vivamos decentemente, se descompones ante sus ojos indiferentes, mientras ustedes solo buscan conservar sus prebendas…y miran para otro lado. Deben dejar solo César Gaviria. Ir detrás de sus conciencias. Aléjense algo del centro. No sigan en la idea de que 30 años de voraz capitalismo salvaje, son un fruto dulce al que todos tuvimos acceso. No señores… solo aquellos del curubito, comieron y comen hasta saciarse. Petro es la nueva cara del Partido Liberal, sí es que lo vemos en sus más clara idea.
Paren su indiferencia. Ustedes tienen hijos y tendrán nietos… apoyen el cambio. Cambien ustedes. Petro quiere el cambio. Ganó con esa propuesta. No lo dejen solo… es un Liberal.
Nadie perderá nada, todos ganaremos. Los pobres tendremos a los ricos para que hagan empresa y den empleo; y los ricos una fuerza de trabajo que necesita ganar el pan familiar. Sí el país va en la dirección correcta, todos conviviremos, sirviéndonos, mutuamente. Los serviremos con nuestro tiempo y trabajo…por salarios justos para que nuestras familias tengan pan suficiente en la mesa; salarios justos para que nuestros hijos tengan un techo digno; salarios para que la educación de nuestros hijos se la adecuada, sea suficiente y la pertinente para resolver sus vidas. Abran paso a una nueva Colombia. Gaviria está de salida. Recapaciten y actúen de acuerdo a sus conciencias, no por gusto de un jefe, que ya se va.
Uribe también está de salida. Debe retirarse con el poquito de dignidad, que aún le queda, como expresidente. En la Colombia de hoy, el Centro Democrático es algo anacrónico, fuera de onda. Se quedó anquilosado en ideas neoliberales, ya en retirada, también. Va buscando, a ciegas su final como propuesta política. Uribe está en su ocaso político. Y en el embeleco rutilante que creó como propuesta política, no hay a sola figura, que quepa en sus zapatos, o que tenga siquiera un poco de su astucia, o su falta de hígados. Lo que queda del CD es un caudillismo unidireccional y sin acopio de talentos, al estilo de las dictaduras políticas. Después de Uribe no hay vida para el CD. Hasta hora, fueron las ideas mesiánicas del Gran hermano, las que eligieron a gentes sin votos, sin propuestas y sin ideas políticas propias. Podría rescatar aquí, si no fuera tan extremista y elitista, el carácter personal de la Senadora Cabal, aunque no precisamente por su intelecto. Muere Uribe, o se retira sus cuarteles de invierno…y todos aquellos que parasitan las ideas y la sombra del caudillo, se esfumarán “como la tarde cuando el sol declina”. Un enorme “mil pies” con un solo cerebro y una sola idea: la del jefe supremo, no puede pervivir más allá de su propia estulticia.
Es que “SOMOS DE DERECHA” Fdo Londoño.
Sí, señor, NO son de centro. Son fanáticos extremos… de una derecha hirsuta y baja en “calorías democráticas”. Lo más absurdo de todo, es que se nutrieron de dos Partidos, que, aunque se controvertían, y a veces los hacían agresivamente, por lo menos intentaban respetar las reglas de la Democracia. Solo se ponían las zancadillas normales de la contienda entre contradictores políticos. El Centro Democrático, sin mucho esfuerzo y guiado por Uribe, superó los conceptos. Se brincó las Normas y las Leyes, sin reato alguno. Exageró las ideas algo excluyentes del Partido Conservador y pervirtió el espíritu de los Liberales. De tal forma, que casi envileció el concepto de ETICA POLITICA, corrompió las formas y envileció las maneras de hacer política. Hoy, las canteras de donde Uribe sacó la piedra para hacer su edificio político, lucen desdibujadas, en sus cumbres, y autista en sus bases.
Que los Conservadores no apoyen las reformas de un Liberal Progresista como Petro, es casi natural. Está en su ADN doctrinario. Pero, tengo la sospecha, de que en este país, debe haber miles de CONSERVADORES, SIN SALUDA, SIN TECHO, SIN EDUCACION SUFICIENTE, pero con parlamentarios muy comprometidos. Pero allá ellos, cada cual con su fe.
Pero el partido Liberal…lo que nos queda, está en una aberración política estúpida. Gaviria, el dueño del aviso, en el Partido Liberal, sí es que aún podemos llamarlo así, entregó a los que se opone a las reformas del cambio en Colombia: algo ajeno, algo que NO es SUYO pero que se niega a soltar: la fe de unos creyentes sociales, las ideas de un Partido humanista, compasivo con los más vulnerables, una doctrina tolerante con la idea ajena. Su jefatura, tiene anquilosado, ofendido y humillado al Partido Liberal colombiano.
Me da miedo que, como ya pasó en el pasado… niegue, por simple capricho y porque puede el Aval para que Medellín tenga un alcalde progresista y Antioquia unas gentes sin hambre.
Como liberal de 74 años, y que jamás le fallé a mi filosofía partidista, puedo hablar sin ambages y con autoridad moral: creo que César Gaviria debería suscribir la declaración de Fernando Londoño: “somos de Derecha, neta derecha”.
Gracias por declararlo, señor Londoño, aunque ESO ya lo sabíamos. Pero lo de Gaviria, solo era una sospecha.