La idea principal del “uribismo” más radical ha sido vender el proceso de Paz en la Habana como un apoyo a quienes han atacado a la población civil por décadas, las FARC. Veo con extrañeza como ese mensaje ha calado más en los sectores de izquierda radical que en el colombiano medio. Debe ser claro para los que creemos en el proceso que apoyar dicho encuentro no implica jamás apoyar los ideales de un grupo armado, que por respeto a esta tierra debe dejar las armas para entrar en el verdadero juego de lucha, la democracia.
Las FARC sin duda nacen de unas circunstancias, de unos atropellos pero jamás se justifica el trafico de drogas y el asesinato de civiles. Es por ello que aplaudo que el Gobierno se siente en la mesa con los autores del conflicto, es necesario que allí todas las partes acepten sus culpas y podamos por fin reconciliáramos. Sin embargo, eso no hace que las FARC y sus seguidores sean los dueños de la moral, pues si bien se perdona jamás entregaré un voto a quienes han atacado de manera indiscriminada al pueblo colombiano, como tampoco lo haría por los grupos Paramilitares o las denominadas BACRIM.
Si bien defiendo que las FARC entren al juego democrático, creo que tienen más valor aquellas propuestas que vienen de quienes jamás han empuñado un arma, de quienes han optado por las ideas pacíficas para cambiar realmente nuestro país, por ellos sí votaré, sí creeré y sí los defenderé. En Colombia debe acabarse ese estigma de extremistas, pues ellos avalan los anuncios y hechos siempre y cuando sean de su misma corriente política. Para mi como un joven colombiano, quienes más le han hecho daño al país son aquellos que han optado por la corrupción o por alzarse en armas, evitando que el presupuesto que podemos invertir en
educación lo invirtamos en guerra, callando las voces de los que piensa diferentes a ellos. Y sí me refiero específicamente al ELN, las FARC y los Paramilitares pues aunque existieron muchos grupos armados especialmente en la década del 80, estos cambiaron las armas por ser parte de una constitución que si la aplicáramos como se debe estaríamos mucho mejor.
Colombia quiere la verdad, Colombia necesita acabar con esta porción del conflicto armado. Requerimos que estos grupos dejen las armas, paren de reclutar niños. Necesitamos que quienes están en sus filas, puedan educarse y por ende dejar de ser carne de cañón en una guerra que ni ellos mismos entienden. Le apostamos a que la nuevas generaciones no vean la guerra como un medio, sino que sean las ideas y las propuestas las que mueven masas. No me identifico con los grupos alzados en armas, jamás votaré por ellos, nos les creo pero prefiero que el diálogo sea la herramienta democrática para vencerlos en vez de usar balas que finalmente acaban con cualquiera a su paso.
Ese cuento de que por ser de izquierda o de derecha es bueno o es malo ya se acabó. Aquí no nos aguantamos más que bajo las sombras de las ideologías nos asesinen, aquí debatimos con propuesta, le apostamos a la educación y lo queremos a usted vivo para demostrarle que sus armas no fueron ni serán capaces de callar las ganas de un pueblo que se esfuerza por salir adelante.
En otros temas: Jamás aplaudiré que un Gobierno arme a la población para defender sus ideales. Por eso Paramilitares colombianos y los Tupamaros en Venezuela, reflejan la misma cosa. Los extremos se encuentran en el mismo punto.
@Jaimeandresfaba
Jaime Andrés Fajardo Bastidas.
