Cuando una sociedad, no puede lograr educar a sus individuos, la medida más cobarde es prohibir. La prohibición, es en muchos casos la salida de los tontos. Bogotá, mi ciudad natal, lamentablemente demuestra día tras día que parece ser cada vez más, esa ciudad donde los estúpidos vivirían felices, pues la prohibición está a flor de piel en distintos ámbitos. Nos han prohibido tanto. Prohibiciones como ir a ver un partido de futbol o entrar a una corrida de toros, han estado acompañados de tener que salir de un bar a las 12 de la noche. Claro que hay ciertas cosas, que no se han prohibido, como desangrar a la capital o ¿Acaso a los concejales corruptos y funcionarios lagartos, alguien les ha prohibido algo? No, por supuesto que no.
Transmilenio, el sistema de transporte masivo de la capital de la Republica de Colombia, al inicio de la semana, lanzó una noticia oficial que me dejó en completo estado de Shock. Debido al número dramático de denuncias sobre maltrato a la mujer en estaciones y buses, se implementara una solución a partir del próximo 7 de marzo, en una de las rutas más usadas por capitalinos y foráneos. Para alguna mente brillante, la solución para detener la violencia contra la mujer, es segregarla. Entiendo que mis lectores, fuera de Colombia, en este momento puedan tener la cabeza llena de dudas, pero es verdad. Las mujeres contaran con un vagón exclusivo, en las horas valles, en el interior de los articulados rojos. La verdad, no me quiero imaginar la duda que tendría un islandés, sueco, suizo, noruego japonés o australiano, cuando al pretender ingresar a ese vagón, le expliquen que lo tiene prohibido. Sería lo mismo, que al ir caminando por una calle en Alemania, viéramos un cartel enorme donde se leyera “Prohibido el ingreso a esta zona, de ciudadanos con piel morena”. ¡ABSURDO!
Era imposible, para muchos, pensar en educar y juzgar socialmente a los abusadores del sistema. ¿Le vamos a enseñar a nuestros hijos, que las mujeres deben estar aparte, porque somos unos animales que no podemos respetarlas? Si eso es lo que se busca, muchas gracias pero con mi hijo no cuenten en ese modelo. Yo prefiero educarlo, con base en el respeto a la mujer. Demostrándole, con acciones simples, que como VARONES, no podemos tolerar ningún tipo de agresión hacia a ellas. Mi sueño es, al contrario de las de estas mentes, cambiar la mirada del agresor y no de excluir a las mujeres de un espacio público. Yo hubiera apelado a una propuesta diferente. ¿Por qué no incentivar la defensa de parte de los demás usuarios del sistema, de sexo masculino, en un caso de abuso? ¿Por qué no crear grupos de policías o ciudadanos que “eduquen” de forma clara a los usuarios del sistema? ¿Sería descabellado, aumentar las penas para los depravados que cometan estas acciones en el interior de un articulado? Alternativas hubo, hay y habrá. Con esto, estamos aceptando el maltrato como una forma de cultura ciudadana en nuestra ciudad.
En resumen y como hombre que respeta a la mujer, quiero decirle al Señor Fernando Sanclemente, gerente de Transmilenio, que no comparto en lo absoluto la implementación de la medida; además de parecerme absurda la implementación de esta “solución” en las horas valles. Señor Sanclemente, evidentemente usted no conoce bien la empresa que está dirigiendo. En las horas valle, cuando menos afluencia de público hay, dudo mucho que un abusador de aquellos se atreva a realizar una acción de maltrato. No olvidemos que los que hacen esto, no son más que una banda de cobardes. En cambio, en las horas pico, debido al colapso en articulados y estaciones, es donde estos criminales aprovechan para hacer de las suyas. La segregación es el castigo social a lo que la educación no pudo salvar.
Twitter: @andresolarte
Facebook: www.facebook.com/olarteandres
E-Mail: [email protected]