En días pasados, consciente del acontecimiento que celebramos los caleños de la manos de María Calara Domínguez, atrevido solicité una vacante pensando que podría llegar a ser exhibido en una de las jaulas del zoológico. Esto parece un chiste, una locura desafiante, pero si lo miran con serenidad, con la misma que yo lo hago, no es otra cosa que parte del homenaje que a mi manera de sentir, después de haber recorrido miles de veces el zoológico (porque sí lo he hecho desde hace años y hasta dos o tres veces por año), después de haber despotricado miles de veces de él, después de haber salido entumecido, encalambrado por el peso inmenso de la infinita pero lógica ansiedad que comunican sus habitantes siempre bien tenidos y bien alimentados pero encerrados, después de haber vivido como caleño y colombiano su transformación de la mano de una María Clara que con puño, con garra, con guerra, con ruego, con un aguerrido equipo de trabajo pero siempre “con verraquera de Domínguez”……..logró transformar este complejo espacio en el lugar emblemático más importante de Cali, compitiendo y haciendo aportes científicos a los mejores del mundo.
Con su carácter acorazado a prueba de todo y con su dedicación inagotable de quijote ha logrado, administrando una de las más complejas empresas de la cosa pública, no solo conquistar el éxito y entregar a los caleños un jardín donde el esparcimiento recupera y reconforta. Sino que de manera brillante y sencilla consiguió mostrarle a toda la mafia de políticos que manejan y administran los bienes públicos de los colombianos, en su mayoría arruinados por el mal manejo y el pillaje, que sí se puede, que es cuestión de honestidad, que es cuestión de convencimiento, esfuerzo y dedicación.
Un aplauso de pie, largo y muy sonoro para María Clara. Un aplauso igual de fuerte para su equipo de trabajo. Un aplauso para sus colaboradores desde lo privado…. Que viva María Clara y su gestión ejemplar y que ojalá la sigamos teniendo al frente de esta empresa por muchos años más para el solaz de los caleños y el mundo.
