Las abejas son parte fundamental de la naturaleza: cumplen un rol esencial en la cadena alimentaria del planeta, ya que polinizan gran parte de los cultivos que abastecen al mundo. El polen favorece la fertilización y la formación de frutos y semillas; de ello depende parte de la producción alimenticia y la biodiversidad mundial.
En Colombia, la apicultura es el sustento económico de cientos de familias campesinas del oriente colombiano, quienes se han convertido en pequeños productores de miel. Ellos no solo se dedican a explotar de forma sostenible la producción apícola, sino que además se han convertido en cuidadores del hábitat de las abejas a través de la agricultura sostenible.
La apicultura es para estas familias no solo una gran oportunidad de mejorar sus ingresos, sino que ahora parece ser su forma de empleo. De hecho, muchas mujeres han visto en la producción apícola un trabajo de tiempo completo.
Camila Meza es una de las productoras miel que junto al resto de familias productoras se ha visto beneficiada de la apicultura. “Las abejas son algo productivo porque de ellas sacó el sustento económico para mi hogar”, dice.
Estas familias no practican la apicultura solamente con el objetivo primordial de la obtención de miel, sino que a través de estos proyectos productivos trabajan también por el bienestar de esta especie que vive amenazada.
“El proyecto es genial. Nos hemos dado cuenta que desde que empezó el proyecto empieza a impactar no solamente en las personas que estamos vinculadas si no en en toda la comunidad”, cuenta Ceny Cortés, una de las mujeres apiculturas.
En el país se producen alrededor de 3.500 toneladas de miel al año (2019), y para el 2020 la proyección es alcanzar las 4.000 toneladas. Según datos del Ministerio de Agricultura, el número de colmenas al cierre del año pasado ascendió a 114.509, aproximadamente. Un buen número teniendo en cuenta el grave problema de conservación que atraviesa esta especie, de la que se ha llegado a hablar de una posible extinción.
Por ese motivo, el proyecto de apicultura busca el desarrollo sostenible y la vinculación de más mujeres campesinas de las que ya hacen parte más de 170 que ahora viven de este proyecto de conservación.