Antonio Morales, a indagatoria con Abelardo De La Espriella

Antonio Morales, a indagatoria con Abelardo De La Espriella

“Petro será Presidente, si no lo matan”, dice el curtido periodista

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noviembre 17, 2014
Antonio Morales, a indagatoria con Abelardo De La Espriella

A pesar del paro judicial, este despacho instructor se las arregló para realizar la indagatoria que hoy nos concita. De manera subrepticia ingresé con mi invitado por la parte posterior del complejo judicial de Paloquemao, evadiendo el cerco de los jueces y fiscales que están en huelga. La justicia cojea, pero llega: ya era hora de que nuestro indagado de hoy pusiera la cara: nadie puede andar por la vida montándosela a todo el mundo y quedarse impune. Se trata de un hombre de inteligencia aguda, humor cáustico y crítica brillante. Periodista, antropólogo, escritor e investigador cachaco con alma de costeño, Antonio Morales Riveira es, además, el creador del mítico personaje Godofredo Cínico Caspa, interpretado por su entrañable amigo Jaime Garzón. Morales mide 1.80, tiene 59 años, y ha sido galardonado varias veces con el premio Simón Bolívar, el India Catalina, el Premio Nacional de Cuento y el Premio Nacional de Periodismo del CPB. Ya veremos en esta indagatoria si Antonio Morales es tan directo y locuaz, como cuando hace periodismo.

Abelardo De La Espriella: Estamos en indagatoria con el periodista Antonio Morales. ¿Antonio, jura decir la verdad y nada más que la verdad?

Antonio Morales: Sí, totalmente.

A De La E: ¿La sátira es algo muy serio?

AM: La sátira es la profundidad de la reflexión sobre la cotidianidad. La sátira se construye desde la Grecia del siglo V y del siglo de Pericles. Todo pasa por la sátira, y el poder es el objeto fundamental de la sátira. La delicia de la sátira se consuma cuando le pega al poder, no se convierte en sátira, sino en alegría y emoción total.

A De La E: ¿Cómo recuerda a su amigo y compañero de trabajo Jaime Garzón?

AM: Lo recuerdo desde el punto de vista profesional en el trabajo, como un episodio importantísimo en mi vida, y pienso yo que, de alguna manera, en la vida del país. De otra parte, lo recuerdo como amigo en un contorno totalmente perturbado por la lúdica, el juego, la diversión y la rumba. Creo que nunca en mi vida me reí tanto hasta el punto del dolor de estómago, es decir, en esa vida cotidiana que tuvimos durante tres años, incluso tuvimos problemas gástricos de tanto reírnos.

A De La E: La mejor anécdota de Jaime Garzón.

AM: Pues le voy contar una que es profundamente al desnudo. Un día estábamos en las oficinas de RTI y yo estaba tratando de escribir un libreto y no me salía nada y le dije a Jaime: Jaime, haga algo divertido y literalmente Jaime se empelotó de arriba abajo y empezó a correr por los corredores de RTI desnudo y, delante de la secretaria más mojigata se cogió el pipí, y le dijo a la secretaria: “Señorita, perdone lo poquito pero es con todo cariño”.

A De La E: Risas.

AM: Me reí una noche entera de esa vaina.

A De La E: ¿Cuál es su teoría jurídico-social sobre el crimen de Jaime Garzón?

AM: A mí me parece que hay que buscar, y usted, como abogado penalista lo sabe muy bien, más allá de dos conceptos que se conocen en la justicia colombiana: la autoría material y la autoría intelectual. Yo le agregaría uno que no es muy prototípico y puede ser necesariamente muy jurídico: estoy hablando de las “autorías ideológicas”. Yo creo que en el crimen de Jaime Garzón, además de unos autores intelectuales que se sabe por dónde va el agua al molino, un concierto de fuerzas del Estado, el caso de Narváez y de la participación del paramilitarismo, hay que buscar río arriba, para buscar en la verdad histórica los autores más importantes que Castaño y que Narváez. Se trata de los autores ideológicos, los que permitieron que una ideología de extrema derecha proveyera las ideas para que Jaime fuera asesinado. Entonces, agrego ese término, doctor, usted que es tan buen penalista: “autores ideológicos”.

A De La E: ¿En quién se inspiró para estructurar y diseñar el personaje de Godofredo Cínico Caspa?

AM: ¡Ay, Dios mío! Pues, me inspire un poco en un perfil general de lo que puede ser un conservadurismo extremo en el país; pero tengo que decir que también me interesaba mucho la figura de un personaje de la política colombiana que se llama Telésforo Pedraza y de un tío segundo mío, ya fallecido, que era un abogado, no godo ni tan de extrema derecha, sino un abogado liberal, pero que tenía el tono en la mirada, en la presencia, en la manera de vestir y hasta en el corbatín, igualitico a Godofredo; era un pariente mío lejano, de otras generaciones. Esas dos personas le dan origen a Godofredo, y luego lo alimenté de toda la carga ideológica del Conservatismo en Colombia durante tantos años de historia.

A De La E: ¿Cuál es el logro más importante del doctor Godofredo Cínico Caspa?

AM: Godofredo no solo lanzó a Uribe a la Presidencia. Godofredo fue profesor desde las primeras letras de Álvaro Uribe. Cuando el expresidente comenzó a leer, los primeros textos que obtuvo, fueron directamente recomendados por su mentor y profesor, Álvaro Uribe. Godofredo tuvo un profesor emérito, es una cosa que no se conoce en la historia de Colombia. Ese maestro fue Álvaro Uribe, quien lo moldeó, lo modeló y lo hizo lo que él es hoy. Eso sí, Álvaro Uribe con creces supera enormemente las posiciones ideológicas de Godofredo Cínico Caspa, que es un chichipato al lado de su maestro.

A De La E: ¿Cómo ve el futuro de Santos II?

AM: Lo que uno no quisiera es que el futuro de Santos III se llamara Germán Vargas Lleras; pero parece que el agua conduce a ese molino. Yo creo que, antes de que termine el periodo presidencial en el 2018, habrá una consolidación del proceso de paz no solo con las FARC, sino muy probablemente y rápidamente quizá a principios del próximo año una apertura de los diálogos formales con el ELN, y estaremos en el evento de ese proceso hacia el 2016-2017. Estaremos en una etapa que la vamos a llamar desde ahora no el postconflicto, sino el “post Uribe”, es decir, el País va a salir de la dinámica de la opción de guerra y va a entrar en una dinámica de paz, y yo creo que las fuerzas de oposición legítimas, como el Centro Democrático, van a entrar necesariamente en una dinámica y en una espiral por la paz también. No se puede hacer la paz en este país, sin contar con la extrema derecha porque hay rudimentos en ella que permitirían pensar que la guerra continuaría; pero yo siento que Santos se va a salir con la suya y que el proceso de paz en términos no solamente de las FARC y del ELN, sino de otras posibilidades, se va a concretar y vamos a vivir una modernidad fruto de la paz a partir de los próximos años.

A De La E: ¿ Si Uribe es el ideólogo de Godofredo, quién es el ideólogo de Santos?

AM: El ideólogo de Santos puede ser una mezcla entre la reina Isabel y Tony Blair. Realmente, se llama Tony Windsor o Isabel Blair, pero es una mezcla entre la rancia aristocrática monárquica y oligárquica que representa el imperio de la reina Isabel y el bobito del Carlos, y, por el otro lado, unas ciertas ideas de la vía del neoliberalismo entendido como una práctica social en la que Santos se nutrió de Tony Blair. Esas tesis inglesas son muy bonitas y muy importantes y pueden tener un sentido histórico y económico en Europa, pero en Colombia no traducen nada distinto a la explotación neoliberal.

A De La E: ¿En qué ha cambiado el País desde que nació a la realidad Godofredo Cínico Caspa?

AM: Estamos hablando del año 1995, veinte años mal contados. Yo pienso que han pasado dos cosas en contra de Godofredo y del “godofredismo”: la primera -y la más importante-, de carácter cultural, es que la expresión de una cultura de paz que se ha ido consolidando en el País, no solamente a través de los diálogos de La Habana (que son un hecho puntual, preciso y coyuntural de esa expresión), sino que se han atemperado, de alguna manera, ciertos niveles de violencia, sin decir con ello que se ha reducido el impacto del conflicto armado, social y político; pero es inocultable que ciertos niveles de violencia e intolerancia se han ido atemperando y que uno sentiría que por primera vez en el País -y no estoy hablando de los últimos veinte años, sino mucho más, Abelardo- se consolida una cierta cultura de paz que pasa por la negociación. Por otro lado, siento también que, desde que Godofredo existe, es notorio, en términos de la cultura, en el sentido antropológico y amplio, unos pasos no necesariamente ligados al poder y a quienes ejercen el poder, sino al pueblo colombiano, de la sociedad colombiana hacia la Modernidad. Yo siento que el país, en los últimos veinte años, es, a pesar de los lastres de una historia complicada, un país muchísimo más moderno en sus expresiones políticas, inclusive en sus expresiones de las realidades sociales. El país ha evolucionado.

A De La E: Estamos en indagatoria y hay que decir la verdad: ¿le gusta la maracachafa?

AM: La bareta me gustó mucho en mis tiempos de libertad, es decir, a partir de los 17 años, cuando los papás a uno ya no lo jodían. Fumé bareta durante un buen tiempo, digamos que buena parte de mis estudios los cursé parcialmente trabado, en la Universidad Nacional, porque no puede estar uno todo el tiempo trabado; además, yo era periodista; pero sí fumé mucha marihuana, diga usted entre los 17 y los 22 años por ahí. Después de eso, ni por virtud ni por nada; no me interesó más el efecto de la marihuana, ni me interesó más ese sentimiento que veía yo en otras personas de la pérdida del motor de la vida, de alguna manera, que produce el consumo permanente de marihuana. Entonces deje de fumar marihuana. No digo que eventualmente no lo vuelva a hacer (si por ahí me ruedan un barillito, me pego un par de copiadas, pero nunca con el interés, el desparpajo o la ingenuidad de mi época de colino, por allá en los años setenta).

A De La E: ¿Cuál era la mejor marihuana de esa época: la del Cauca o la de la Sierra Nevada?

AM: No, perdóneme, las diferencias sustanciales entre una porquería de vino y un buen vino de Bordeaux eran las mismas que en esa época uno podría obtener de cualquier maracachafa de por ahí y de dos íconos del momento, que eran la punto rojo o la del prototipo y la definición absoluta de la fascinación que era la Golden Santa Marta, una joya del nivel de un champagne de calidades gigantescas.

A De La E: ¿Usted es de los que cree que la marihuana tiene efectos curativos y médicos?

AM: Sí, yo si pienso que tiene efectos terapéuticos y no solamente como se está discutiendo hoy en la ponencia del senador Galán, que ya fue aprobada en el primer debate en el Congreso, sino más allá; es decir, no solamente efectos terapéuticos, en el sentido de paliar problemas de dolor, problemas de articulaciones, etc., sino que yo creo, como muchas personas, que la marihuana bien dosificada y bien administrada y con un tratamiento serio, inclusive, es un elemento terapéutico para problemas de adicciones más avanzadas como la morfina, la heroína, la cocaína y el bazuco. Y eso está comprobado. En Bogotá, a través de los Centros de Atención Móvil para Drogodependientes (CAMAD), se está logrando utilizar la marihuana como una especie de primer control hacia el control definitivo de una adicción pesada, como la heroína. Pienso que la marihuana tiene cualidades terapéuticas, inclusive desde el punto de vista psiquiátrico, en dosis evidentemente medicadas.

A De La E: ¿No le parece paradójico que a Álvaro Gómez Hurtado siempre lo hayan vinculado con la extrema derecha y a la postre terminó siendo víctima mortal de esa misma ideología?

AM: Sí, eso es tan paradójico como la historia misma del país. Pero hay que tener en cuenta una cosa, Abelardo: Álvaro Gómez era una expresión de la derecha colombiana, yo no diría que de la extrema derecha, si no, no hubiera hecho lo que hizo: no hubiera impulsado el país hacia la Constituyente del 91. Yo me atrevería a decir que Álvaro Gómez no era laureanista, a pesar de ser el hijo de Laureano Gómez (mucho más lo ha sido y lo fue en su vida su hermano Enrique Gómez Hurtado). Pero sí es un paradoja gigantesca que -hasta donde se sabe y las investigaciones así lo conducen a uno a pensar- fue un crimen, en parte, orquestado necesariamente por factores de desestabilización que creyeron que matando al líder de la derecha, los miembros de esa misma derecha y de una derecha mucho más extrema la de siempre, la que tenía relaciones con el paramilitarismo y con todos los factores de desestabilización, iban a salir triunfantes frente al gobierno de Ernesto Samper en ese momento. Pues es otra equivocación táctica y estratégica de los asesinos desde la extrema derecha, que inmolaron a uno de sus aparentes exponentes que para mí no lo era. Para mí, Álvaro Gómez era un hombre muchísimo más demócrata de lo que históricamente algunos sectores reconocen, incluida la izquierda colombiana, que se equivoca en eso.

A De La E: ¿Los guerrilleros de las FARC desmovilizados y los del ELN, deben participar en política?

AM: Sí, necesariamente. Es decir, eso tiene dos aristas y hoy lo vimos muy concretamente: por un lado, no hay posibilidad de una desmovilización, sino hay una opción política de recambio y una serie de reformas en el País, a través de una participación de gente desmovilizada, como también estoy de acuerdo con el gobierno y con Humberto de La Calle, que no cabe la menor posibilidad de pensar que se puede estar fraguando o que tendría sentido para el País, una paz armada, es decir, participación política a cambio de desmovilización y llámenlo como lo llamen, dejación de armas, pero participación política con armas no.

A De La E: ¿Si eso es así, por qué el Gobierno insiste públicamente en señalar que los jefes de las FARC no irán al Congreso y que no harán política?

AM: Yo pienso que eso lo va a resolver no solamente la justicia colombiana o la legislatura colombiana, sino la justicia internacional y que ahí va a haber unas aproximaciones. Abelardo, usted lo sabe bien, hay formulas más nuevas y evolucionadas en la justicia transicional; es decir, se va a hacer lo que siempre se hace en Colombia, llegar a acuerdos, no poniéndole nombre a las cosas; pero finalmente sacándolas adelante. Quizá al principio no vamos a ver a Márquez o a Catatumbo en el Congreso y no puede ser de otra manera, a mi juicio, que a través de una elección popular refrendada por un referendo que avale el proceso de paz. Pero, posteriormente, mandos medios de las FARC y cuadros políticos de gentes cercanas a lo que se llama en la guerrilla la periferia, se meterán de frente en política. Estamos hablando de movimientos que hoy en día son legales -estamos hablando de un posible Frente Amplio, estamos hablando de la Marcha Patriótica inclusive-; van a tener una representación y unas relaciones de carácter ideológico con las FARC, que esperemos que, en el momento de la paz, no solamente hayan evolucionado estratégicamente en la no utilización de las armas, sino que tengan, además, una concepción, ya no revolucionaria, sino reivindicativa de reformas en Colombia que quepan dentro de una democracia moderna, es decir, que se olviden de las armas no solamente en las manos, sino también en la cabeza.

A De La E: ¿Qué opina del equipo negociador del Gobierno en La Habana?

AM: Pues a mí me parece que las fuerzas del poder en el País están muy bien representadas allí, es decir, si se tratara de escoger una panoplia o un naipe de todos los sectores interesados en el poder y desde el lado de la burguesía que sostiene el poder en Colombia, están representados en La Habana todos los políticos, los intereses económicos, están los mismos militares y están las posiciones históricas, y, del otro lado, creo que están también los que tienen que negociar (ya pronto vendrá la negociación con otro factor distinto, que es el ELN, donde yo pienso que habrá dos escenarios a discutir que son la minería y la famosa convención nacional o Asamblea Nacional Constituyente, por la cual tendría que pasar el inicio del post conflicto, pero bueno son cosas ya del futuro).

A De La E: ¿La Marcha Patriótica, como plataforma política de la izquierda en el postconflicto, tiene más opción que otros movimientos de izquierda?

AM: Hoy precisamente Clara López, candidata a la Alcaldía de Bogotá por el Polo dijo: “Nosotros no le vamos a competir a la Marcha Patriótica”; es decir, está diciendo todo lo contrario, como todos los políticos suelen hacerlo: dicen una cosa para decir exactamente todo lo contrario a lo que piensan. Pienso que sí, que va a haber una confrontación de alguna manera entre las fuerzas de izquierda. La decisión de la Marcha Patriótica tomada en estos días a través de Piedad Córdoba, en el sentido de manifestar su puntual y definitivo deseo de ser contados en las urnas con todo el material de movilización que tienen detrás y con la importancia que tiene la Marcha, me hace pensar que se asoma la pelea por los votos. Hay otro evento superior y más interesante para el 2018, en contraposición a las fuerzas tradicionales de Centro y de derecha en el País, que es lo que se está empezando a llamar el Frente Amplio. El Frente Amplio que se está empezando a construir en la izquierda es una confluencia que tiene la capacidad real por primera vez en el país, de ofrecer una alternativa democrática y moderna de izquierda para el 2018, y en ese Frente Amplio tiene que estar la Marcha Patriótica, tiene que estar el Polo o lo que quede del Polo, porque eso se va a fraccionar y Robledo se va a quedar con el Polo, pero solo con el MOIR; la Unión Patriótica con sus legados históricos, la Alianza Verde y necesariamente una fuerza que tiene una importancia meridiana me parece a mí hacia el futuro que es el Progresismo, que coincide con todos los factores puntuales de la política de izquierda en América latina y Sur América en este momento que es justamente el movimiento Progresista y ahí está Pepe Mujica y ahí está Evo y el mismo Correa. Luego, hay unas opciones claras pero a través de un frente amplio, la Marcha hará parte de eso. Las FARC tendrán que tener relaciones políticas con eso, pero no será de ninguna manera un evento político de izquierda conducido por la guerrilla desmovilizada, no creo que sea así.

A De La E: ¿Sí será posible que la izquierda tenga vocación democrática para superar las divisiones, unificándose de una buena vez con miras a alcanzar el poder?

AM: No tiene otra opción. Entendemos perfectamente que la tradición antropofágica y caníbal de la izquierda en Colombia ha conducido a todo tipo de estruendosas derrotas con uno que otro acierto, pero no hay ninguna otra opción. Quienes creemos en esos proyectos de izquierda, pensamos en una izquierda reformista no revolucionaria, olvidémonos de eso. Significa un cambio hacia la Modernidad e inclusive más allá de la “hipermodernidad”; es decir, una relación de fondo en las sociedades del Tercer Mundo, en la cual los equilibrios entre las opciones no-capitalistas reformistas y los destinos, de alguna manera del neoliberalismo imperante del capitalismo, tienen que fundirse en una nueva expresión que se logra en algunos países de América Latina (Correa lo trata de hacer en Ecuador). O sea, que, si la izquierda no entiende eso, que su opción no es seguir en los contenidos decimonónicos del leninismo y el estalinismo, jamás tendrá una opción de poder. Nosotros, dentro de la Izquierda, por ejemplo en el Progresismo no creemos que haya ninguna salida distinta para la formulación de un proyecto de izquierda que a través de un reformismo fuerte y con peso, pero que respete sobre todo el respeto superior que es la Modernidad, y la Modernidad pasa por lo económico, por lo social, por lo cultural. Colombia lo que necesita es una democracia moderna y que, por el otro lado, también dejen de matar, que la extrema derecha se convenza de eso; va a ser más difícil, mucho más complicado, es más difícil negociar con la extrema derecha que con la extrema izquierda cuando uno está en el centro.

A De La E: Se le salió el “mamertismo-filosófico”, mejor pasemos a otro tema. ¿No sería bueno crear un Godofredo de Izquierda?

AM: Existe.

A De La E: ¿Quién es?

AM: Se llama John Lenin. Se quedó un poco en la gaveta, pero tengo ganas de sacarlo del gavetero. John Lenin es un líder estudiantil de los años setenta que lo hacía Jaime Garzón; yo escribía los libretos y era exactamente la versión opuesta de Godofredo, pero tan sectario y tan remamerto como algunos que existen en la realidad humana.

A De La E: Hábleme de su sangre costeña.

AM: Hombre, eso es una cosa de la profundidad de mi esencia. Mi madre era Barranquillera, mi abuelo era Guajiro, y, a pesar de este acento cachaco que tengo, yo siento que en la estructura casi que epistemológica de mi ser, soy Caribe. Culturalmente yo no soy del altiplano: a pesar de que mi padre era de Tunja, yo soy un hombre del Caribe, y puedo tener inclusive en el comportamiento, en el lenguaje, en la expresión y en el ánimo toda la dosis de la cultura caribeña, yo siento que la Costa es mi tierra. ¡Aquí estoy prestado!

A De La E: ¿Quién le hace falta a Colombia, aparte de Jaime Garzón?

AM: Mire, yo pensaría que, en un momento de coyuntura hacia la paz y pasando por un proceso exitoso, el más exitoso de la paz en Colombia en los últimos años como fue el proceso de paz y desmovilización y dejación de armas del M-19. Volviendo al Caribe, yo siento que, si una persona que estuviera viva y que murió en un accidente de aviación, hubiera sido importantísima en el proceso de la Constituyente y la desmovilización del M-19 en el 90 y el 91 y hoy más que nunca en su madurez porque tendría cerca de 70 años, sería Jaime Bateman. Por una cantidad de características personales de formación, de amplitud, de mirada democrática que trató de reflejar en el M., Jaime Bateman, como persona, hubiera aportado muchísimo en los actuales momentos, además de que hubiera sido un líder definitivo en el País para la izquierda.

A De La E: ¿Hollman Morris será alcalde de Bogotá?

AM: No estoy seguro.

A De La E: ¿Qué le gusta más, criticar o ejecutar?

AM: Gritar.

A De La E: Dicen las malas lenguas que usted es rumbero, cocinero y mujeriego, ¿qué hay de cierto?

AM: Todas las anteriores.

A De La E: ¿Qué virtud o atributo le reconoce al expresidente Uribe?

AM: Su esposa, doña Lina.

A De La E: ¿Un licor para tomar?

AM: Un coctel: gin tonic.

A De La E: ¿La mejor música para bailar?

AM: Salsa en sus expresiones clásicas (setenta y ochenta), y en Colombia recomendación total: Joe Arroyo.

A De La E: ¿Petro será Presidente algún día?

AM: Sí. Si no lo matan.

A DE La E: Ahora sí se la fumó verde, maestro.

AM: (Risas) Usted es la embarrada, hermano.

A De La E: Antonio, hemos terminado la indagatoria, puede usted ir en paz.

AM: ¡Qué vaina tan entretenida!

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