Antonio Miscenà es un músico italiano con una amplísima carrera profesional y desde hace siete años es el director general del Festival Internacional de Música de Cartagena de Indias, que este año llegó a la edición XIII. En esta entrevista se abordaron diversos aspectos, entre los que sobre salen la financiación, los valores de producción, y la relevancia que tiene este evento para el país dentro de la escena global, que este año contó con más de 250 artistas en escena que se distribuyeron en 34 conciertos, 20 muestras de música y ciencia, así como, del montaje de la ópera “Cosí Fan Tutte” de W. A. Mozart.
¿Por qué para este año hay una presencia tan fuerte de Johann Sebastian Bach en el Festival?
“Cada año tiene una temática, para esta vez el Festival se denominó “Armonía Celeste. El número, el sonido y la música”. Elegimos gran parte del repertorio de Bach, porque sabemos que él es un punto fundamental en esta temática y un gran punto de referencia. A finales de 1600 y hasta 1750, sabemos que en ese momento la ciencia desarrolló un punto fundamental y la música también. No olvidemos que es el periodo fundamental de Copérnico, de Kepler y de Galilei. Para esa etapa pasamos de una visión religiosa a científica. Y Bach, a diferencia de lo que se conoce, estaba muy alejado del resto del mundo y muy solo, vinculado a las iglesias, componiendo; pero también se conoce que él estuvo muy conectado con el mundo que lo rodeaba”.
¿En qué momento se encuentra el Festival? ¿Qué le hace falta?
“Sabemos que siempre se puede mejorar. Este para mí es el séptimo año vinculado al Festival. Hemos desarrollado mejorías en muchos aspectos, en la curaduría musical, en la parte técnica, a ampliar los contenidos para que el Festival sea temático y permitir que las personas puedan acceder a conversatorios en los que muchos son gratuitos para que el público en general conozca cómo y de dónde se hace la música que ellos disfrutan.
Otra de las tareas que nos hemos propuesto dentro del Festival es el de posicionarlo en la escena internacional. Construir vínculos de intercambio con otros públicos, otros festivales y otras audiencias internacionales, para que de tal manera le demos cabida al Festival dentro de la escena global”.
¿Cómo es percibido el Festival dentro la comunidad de circuitos musicales dentro del contexto internacional?
“Nos genera mucha satisfacción que cada año asistan más artistas internacionales al Festival, pero también el mismo evento se realiza con artistas de diversas latitudes del planeta. Sabemos que músicos en festivales de New York, París, Londres, Berlín o Spoleto en Italia, saben de la existencia de nuestro evento y vienen a participar en él. Nosotros sabemos que estamos dentro de la escena global de la música del planeta. Por ejemplo, en Italia saben de nuestro Festival, porque incluso hicimos una alianza con el Festival de Spoleto. Además, hemos desarrollado alianzas como cuando la hicimos con el año Colombia-Francia”.
¿Es recurrente que algunas personas expongan que el Festival no se ha abierto lo suficiente a la comunidad de Cartagena?
“Sabemos lo que estamos haciendo y cada vez estamos vinculando más a la comunidad con conciertos gratuitos. En el Festival asisten aproximadamente 30 mil personas, que para un evento de música clásica, es mucha gente. En nuestros cuatro conciertos en los que hay boletas con un valor muy económico es posible para que muchas personas puedan acceder a ellos. Tuvimos cuatro conciertos gratuitos en la Plaza de San Pedro, al que asistieron 1.500 personas por cada presentación, para un total de unas 6 mil personas. El concierto en la Sociedad Portuaria, contó con la presencia de 4 mil personas. En el Centro de Convenciones de Cartagena se llevaron a cabo cuatro conciertos más, con el mismo número de asistentes. Por lo tanto, asistieron más de 10 mil personas que pueden acceder al Festival en unas condiciones muy favorables, en las que no pagan nada o cancelan muy poco.
Yo logro asistir a la gran mayoría de conciertos y este tipo de eventos son frecuentados por las personas de la ciudad, y no ciudadanos adinerados que vienen a descansar a la ciudad.
Claro que hubo conciertos costosos y exclusivos, pero, también lo hay en diferentes partes del mundo, donde la institucionalidad asiste con los embajadores, los grandes patrocinadores y las autoridades principales. También en Cuba es así. Además tenemos diversas iniciativas en el Centro de Convenciones y allí todas las actividades son gratuitas y en especial para los jóvenes. Este no es un Festival de Música que sea excluyente de la comunidad cartagenera”.
¿Cómo han logrado darle manejo al tema político de Cartagena, que es tan inestable y que no afecte el desarrollo del Festival?
“El tema del desarrollo del Festival no solo es político, es sintonizar toda una ciudad en el canal de este evento; porque por fortuna tenemos muchos sectores de la ciudad que entienden la importancia del mismo. Claro que, cuando está una administración estable, es mucho mejor el proceso de construcción de cada Festival; pero si el alcalde se cambia cada seis meses, es difícil mantener una relación estructurada. La situación con el actual alcalde es muy favorable en lo vinculado a los diversos temas que se necesitan. Pero más allá de la política, está la comunidad y son ellos quienes entienden que cada peso que se invierte por parte de la ciudad a Cartagena le regresan siete. Es un gran impacto que les presentamos a diversos rincones”.
¿Cuánto cuesta realizar un Festival de esta magnitud?
“Tenemos calculado, que con el pago de los músicos, la logística, la alimentación, la seguridad, el hospedaje y toda la infraestructura de producción, podríamos estar hablando del valor de unos 10 mil millones de pesos, algo así como tres millones y medio de euros”.
¿Cuál es la relación de financiamiento del Festival?
“El 90% de los recursos de este evento, provienen del sector privado, y el resto del público. En este aspecto, es importante resaltar la labor de Julia Salvi, la presidenta de la Fundación Salvi, es crucial. Ella es la encargada en gran medida de gestionar los recursos con los diversos patrocinadores tanto en Colombia como en el mundo. Ella es quien logra que personas con recursos en vez de invertir en algo suntuoso, lo realicen en el Festival, generando de esta manera un impacto social”.
¿Qué es lo que hace falta para que el sector público se vincule más al Festival?
“Lo que más hemos identificado, para que la clase política se vincule más al Festival, implica en primera instancia la ausencia de sensibilidad por otros mundos culturales más diversos. También comprendemos que Colombia es un país con problemas sociales fundamentales y es complejo para que los gobernantes inviertan en temas como salud, educación, vías y seguridad; haciendo el llamado de que la cultura también es importante y genera réditos económicos para toda una nación. Hay una tendencia dentro de la clase política y es que están entiendo que la cultura tiene un gran impacto social en las comunidades”.
Desde su perspectiva, ¿qué le hace falta al Festival?
“Nos podría arraigar más la temática de la ópera lírica. Integrar más el elemento de ópera bufa, porque creo que en Colombia no existe una oferta operística interesante, el Festival debería dinamizar más ese sector. Porque si existe ópera, yo sé que muchos jóvenes se pueden vincular a ese mundo. Lo logra el luminotécnico, el diseñador, el electricista, el maquillador, el vestuarista y la diseñadora. Entonces todas estas personas se logran vincular y así vas especializando más el país”.
La Fundación Salvi ha impulsado el proceso de creación y formativo de la Orquesta Sinfónica de Cartagena. ¿En qué etapa se encuentra?
“El proyecto de la Orquesta es una iniciativa que fundamentalmente es social, no es un proyecto profesional. Son jóvenes que ejecutan un instrumento maravillosamente bien, pero no todos tienen la música como su profesión, de manera que es una orquesta con un gran impacto social y entonces tiene un gran significado, porque logra reunir diversos jóvenes de distintos barrios con carencias económicas. Mi sueño podría llevar a la Orquesta para que se presenten en grandes escenarios del mundo, como en Italia. Entendemos que es un proceso de formación cultural, porque muchos estudian carreras como enfermería, ingeniería, psicología o matemáticas”.
