Los actuales senadores conservadores de Antioquia no suenan ni truenan a nivel nacional: sus proyectos en beneficio del país son imperceptibles, su exposición en el orden nacional es casi inexistente y solo se dedican, desde hace algunos años, a negociar curules y posiciones para sus lugartenientes locales dentro de los ejecutivos nacional, departamental y municipal, cuando no están, en tiempo de elecciones, entregando avales a personajes sin carrera en el conservatismo y de dudosa reputación y a negarle, a los conservadores de verdad, la posibilidad de representar a la colectividad azul cuando no apoya sus imposiciones y desagradables manipulaciones electorales.
Cualquier conservador que se precie de serlo conoce la realidad referida y, muchos otros que se fueron del conservatismo para el Centro Democrático (CD) o se declararon conservadores independientes, dicen haberse retirado del Directorio Conservador de Antioquia por la corrupción de los tres grupos conservadores que manipulan el colectivo azul en este departamento.
Lo anterior son dos de los aspectos que más caracterizan a los senadores conservadores de Antioquia, pero no siendo suficientes se hace necesario ampliar dicha caracterización para apreciar su énfasis en lo local y su escaso compromiso con las preocupaciones del país, si aludimos al modo en que estos, desde hace muchos años, se han opuesto a que el Partido Conservador tenga candidatos propios a la Gobernación de Antioquia y a la Alcaldía de Medellín y, cuando lo tuvo como en las últimas elecciones a Gobernación en cabeza de Juan Camilo Restrepo Gómez avalado por la Dirección Nacional Conservadora, mas no por el Directorio Departamental, decidieron abandonarlo y echarlo ilegalmente de la casa Conservadora de La Consolata, en tanto era más conveniente para los mismos negociar puestos y prebendas con el candidato de origen liberal Aníbal Gaviria Correa, hoy investigado por una Fiscalía que dejó vencer los términos para acusarlo y llamarlo a juicio y permitió, sospechosa y vergonzosamente, que volviera a asumir su cargo como mandatario de la mayoría de los antioqueños honrados y decentes.
Al decir de algunos, lo del vencimiento de términos del caso, por la no tan presunta corrupción de Aníbal Gaviria Correa, bajo la responsabilidad de la Fiscalía del Dr. Barbosa ─el cual es el jefe de dicho Órgano con el respaldo del Centro Democrático─, fue de manera calculada, dado que se ha vuelto vox populi, que uno de los Senadores Conservadores por Antioquia (Carlos Andrés Trujillo) decidió aliarse con el Centro Democrático (CD) para "suavizar" los ataques de sus respectivos diputados en contra del cuestionado Aníbal, el cual ya no solo resultó siendo el nuevo mejor “amiguis” de los negociadores aludidos, sino que, con el respaldo del mismo, dichos grupos lograron el control de la Asamblea de Antioquia con el diputado conservador Jaime Cano en la presidencia ─del equipo del Senador conservador Carlos Andrés Trujillo─ y la Vicepresidencia primera en manos de la diputada del CD Verónica Arango, lo que es muy probable que esta nueva coalición, extrañamente denominada “Unidos por Antioquia”, pudo haber complicado, a su vez, la aprobación por parte de esta del proyecto de Ordenanza relacionado con la muy discutida transformación de la Fábrica de Licores de Antioquia y la muy posible reformulación del Gabinete Departamental, dentro de algunas semanas, en cabeza de los lugartenientes de los grupos comprometidos en esta componenda. ¡Qué vaina estos acuerdos sin escrúpulo alguno!
Dicho distanciamiento de los principios y presupuestos del programa conservador; esa carencia de proyectos y de compromiso con las problemáticas del país por parte de los senadores conservadores de nuestra comarca; todas esas triquiñuelas y manipulaciones en contra de los conservadores de genuina vocación; esa pérdida de autoridad moral con su apoyo a candidatos alejados de la doctrina azul por conveniencias de tipo burocrático y contractual cuando no por corrupción en las administraciones a cargo de personajes avalados por este partido, todos estos aspectos no solo hicieron que se perdiera una curul de Senado en las elecciones pasadas (la de Olga Suárez), sino que, cada vez, se vuelve posible que, en beneficio de otros partidos, se pierda una curul azul más en las elecciones del 2022.
Con todo y lo sucedido, por ahí se atreven algunos a proponer al Senador conservador Juan Diego Gómez como candidato por el conservatismo a la Gobernación de Antioquia cuando, sin disciplina alguna, fue el primero en oponerse y no apoyar al candidato conservador a esta Gobernación en las elecciones pasadas (Juan Camilo Restrepo Gómez); y, por el contrario, se atrevió a presentar ante la Dirección Nacional Conservadora al joven político de origen liberal Mauricio Tobón, el cual es bien apreciado por los antioqueños, pero que no representa lo que, en esencia, es la colectividad azul.
Es por ello, que se hace necesario en beneficio del país, de Antioquia y del mismo conservatismo, que la base azul en este departamento tenga en cuenta que la única forma de recuperar el partido para el soberano conservador en nuestra comarca no es apoyar senadores basados en demagógicos discursos regionalistas ─porque el Senado es de circunscripción nacional─, sino por el compromiso de los candidatos a esta corporación con la solución de problemas que afectan a todos en el país, tales como los derivados de la pandemia del Covid-19 con los ciudadanos y las pymes más vulnerables; la carencia de solidaridad del sector financiero con las demandas de la mayor parte de los colombianos; la formulación de una política educativa que realmente forme ciudadanos competentes y morales, fije reglas de juego claras para la evaluación de los docentes de carrera, los instrumentos de financiación y de medición de los logros de este sistema en relación con las metas de productividad nacional; el compromiso real con el combate a la corrupción y las propuestas efectivas para evitar la pérdida de los 50 billones de pesos que se pierden al año por este concepto; el compromiso concreto con la aprobación de un proyecto tendiente a contar con un Congreso más pequeño, cuyos miembros representen no a departamentos sino a regiones y, en aras a su cualificación, deban validar sus competencias académicas y ciudadanas al momento de la inscripción de su postulación como candidatos; la responsabilidad en la implementación de la congelada regionalización, entre otros temas que todos los colombianos reclaman a gritos desde hace mucho.
En resumen, los conservadores de verdad en Antioquia no cuentan con senadores de talla nacional y, como las acciones de los actuales son cada vez más pobres en menoscabo no solo de la representación, sino de la expresión de nuestro liderazgo en todas las instancias públicas del Estado, se hace necesario pensar en apoyar candidatos distintos al Senado que tengan una fuerte exposición en el país y cuenten con proyectos de probado beneficio para la nación, así no sean de nuestra comarca.