Jürgen Habermas es de esos teóricos veteranos que siguen vigentes en el panorama científico de la ciencia, pues, durante años, se ha destacado por contribuir y seguir contribuyendo a las Ciencias Sociales., dos de sus aportes más relevantes: Historia y crítica a la opinión pública (1981) y Teoría de la Acción Comunicativa (1986).
Del segundo canon, Habermas decía que todo individuo, en principio, debe actuar críticamente respondiendo a la necesidad de tener un estado consolidado, sostenido por una conciencia colectiva construida con el andamiaje de las acciones concienzudas y deliberativas del hombre; es decir que el ser humano, es sujeto de la confrontación de ideas, en últimas, lo que da vida al poder en la democracia.
Todo sistema democrático pasa primero por la conversación de los ciudadanos sobre los asuntos del Estado.
Hay una frase rimbombante que es cruda y triste a la vez pero, se ajusta perfectamente al comportamiento reiterativo de la opinión pública del país, esta es: “Divide y reinaras”...la historia nos lo cuenta: colonos contra criollos americanos, luego, centralistas contra federalistas, después, liberales versus conservadores, y ahora, lustros más tarde, un recalcitrante Álvaro Uribe contra el plutócrata, Juan Manuel Santos.
Colombia siempre ha tenido una OP fraccionada. El lazo que ata al ciudadano con la realidad del país es débil y de eso, se aprovechan los líderes de opinión. No hay una idea clara que sea eje de unión entre colectividades. Esto se debe a tres razones fundamentales.;
(1) Según un estudio de Fecolper, tres grupos empresariales concentran el 57% de la audiencia de la televisión, radio e internet, palabras menos, ponen sobre la mesa los temas de discusión a la opinión pública. (2) El comportamiento del espectador cuando consume información describe una preferencia por el formato visual de corta duración. (3) Por citar una conclusión final del análisis realizado por el Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana en 2010, se reafirma que los productores jerarquizan las temáticas dependiendo de la periodicidad de los temas condensados en la agenda pública “El proceso de titulación de los noticieros colombianos en la franja prime time responde a esquemas tradicionales en los que se exalta lo que a juicio de los directores es lo más importante y debe llamar la atención de los espectadores”.
En suma, estas tres situaciones ya descritas configuran lo que para Habermas debe ser esencial en la opinión pública, el juego y uso de la palabra, pero, esa lógica mediática de los medios expone lo que a mi consideración es, un escenario perfecto hacia la manipulación de esta misma, entonces ¿Hacia qué los medios orientan la palabra? Sin entrar en aporías teóricas, mejor respondamos a la pregunta con esta ligereza pero claro ejemplo de confrontación: partidarios del Centro Democrático versus simpatizantes del Polo Democrático…el campo de batalla más emocional donde se privilegia la palabra. La derecha discute con la izquierda.
La idea de un debate político es la discusión de ideas puestas a prueba, eso quiere decir que las partes que le integran deben ser personas con un alto nivel de rigurosidad científica. Se “supone” que así funciona un debate serio, algo muy alejado de lo que es la discusión política en Colombia; aquí, todo funciona con sofismas, con la siembra del terror, con la desacreditación y en el peor de los casos, las amenazas.
Si Jürgen Habermas viviera en Colombia seguramente ya le hubiera dado ceguera al ver cómo funciona la disputa política en las capitales; si se va a los pueblos, tal vez le hubiese dado un infarto fulminante al ver que la razón individual se diluye entre la oscuridad de los favorecimientos.
Pobre de Habermas si estuviera acá, es mejor que se quede por allá en Europa y no ponga en juego sus 88 años de vida, porque ante semejante panorama, no hay teoría que valga.