El paro prolongado de docentes ha posibilitado que estos muestren mucho de su creatividad. A cada momento nos llegan por medio de las redes sociales canciones, vídeos, memes, poemas y cualquier otra cantidad de mensajes de todo tipo apoyando la protesta.
El gobierno no supo leer la realidad del estado de ánimo de los maestros. Pensó que al amenazarlos con no pagarles los días de paro iban a recular. O que si el cese se prolongaba se iban a cansar y aburridos y humillados regresarían a sus aulas. Pero no. Los maestros se han unido y han persistido como hace mucho no lo hacían. Han caminado como ya no lo recordaban. De marchas breves han pasado a recorrer kilómetros. Han vencido el sol, la lluvia y el frío. Los maestros saben que están luchando por el futuro de la educación del país, en otras palabras, por el futuro del país mismo y no por un simple aumento salarial. De ser así, hace semanas se hubiera negociado con el gobierno y el paro habría llegado a su fin.
Las exigencias de los docentes obligan al gobierno a repensar su modelo económico, a poner por encima de todo los derechos de los ciudadanos y, en especial, el derecho a la educación. El gobierno lo ha reconocido y sabe que al modificar el Sistema General de Participación deberá aumentar los recursos para educación, salud y bienestar en general. La Constitución del 91 pretendía que el 46% de los ingresos corrientes de la nación se transfirieran a los entes locales. Esto sufrió varias modificaciones y no logró hacerse realidad.
La terquedad y cerrazón de Santos ha permitido que los docentes se afirmen en la certeza de que la lucha no es por unos pesos más, sino por la transformación del sistema educativo. Sus consignas lo reflejan, así lo dicen los mensajes que diariamente nos llegan. Están dispuestos a soportar cualquier arremetida, como valientemente lo han hecho en Pasto y Bogotá ante los atropellos del ESMAD (¿será que estos agentes no tuvieron maestros?)
Ante lo anterior, los profesores han creado su propio Escuadrón de Maestros, algo así como el ESMAD del Magisterio, de la lucha por una mejor educación. ¿Y la D? Representa su espíritu de disidencia y disconformidad, su capacidad para pensar distinto y no ajustarse a los discursos de un gobierno que pone en primer plano otros asuntos, que dice querer una mejor educación sin realizar acciones que en verdad lo comprometan.
Ya no necesitamos el ESMAD de la represión, sino el del pensamiento crítico, el de la democracia y la apertura, el de la búsqueda de un país mejor, verdaderamente humano y solidario.