Santa Marta es una ciudad pasiva, tolerante, hasta se podría decir apática. Pero no hay cosa que irrite más a una ciudadanía que le toquen el bolsillo, que falte la comida por escasez, que no tengan servicios públicos básicos principalmente el agua y se la cobren como si normalmente ésta llegara a los grifos. Y este es uno de los problemas que por mucho tiempo ha padecido la ciudad, que cada año se agudiza y la única solución de mitigar la dificultad es con carro tanques y los estudios programáticos de pozos profundos cuando por estar a orillas del mar en su mayoría estos están salinizados convirtiéndose en un gran riesgo para la salud.
No es posible que Santa Marta estando enclavada en el pie de monte de la Sierra Nevada carezca de la falta del preciado líquido y no propiamente por los factores climáticos que sin duda constituyen en una de las grandes causas como el fenómeno del niño que es un síndrome con más de 7 milenios de ocurrencia. Y que a raíz de la terminología muy de moda sobre el calentamiento global, es cuando se tejen las excusas del fuerte invierno para apaciguar lo que en realidad sucede, la cobertura del agua le quedó pequeña para una ciudad que ha crecido a un ritmo vertiginoso entre construcciones legales e ilegales y la prestación del servicio por parte de la empresa Metroagua es pésimo, debido a la misma infraestructura de acueducto y planta de tratamiento que recibió cuando en 1989 se liquida la empresa estatal Empomarta S.A., siendo alcalde Alfonso Vives Campo.
Pero es que con el asunto del agua en el país muchos se han lavado las manos, desde 1940 cuando se crean las ACUAS, entidades departamentales acompañadas por el Instituto de Fomento Municipal (Insfopal) para administrar y conservar los acueductos y alcantarillados y que dependía en ese entonces del Ministerio de Hacienda, luego en 1957 al Ministerio de Fomento y en 1968 al Ministerio de Salud. En 1980 al Ministerio de Obras Públicas y Transporte y en los 90 al Ministerio de Desarrollo Económico, pera terminar hoy en responsabilidad en el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio los que determinan requisitos, elaboración de planes de expansión de cobertura, identificación de fuente de financiamiento entre otros argumentos técnicos y legales para llevar a su casa así sea un chorrito de agua, lo anterior se materializa en el círculo vicioso de la política, lo que gestionen alcaldes, gobernadores y principalmente Parlamentarios, donde si estos personajes no trabajan la maquinaria en el engranaje adecuado sucede lo que ocurrió con el acueducto de Aracataca y de ñapa con lo que vive Santa Marta, que por ser una concesión privada la empresa que tiene a su cargo la distribución del agua está regida por un contrato donde no se le obliga a que realice obras de grandes envergadura como la construcción de represas para así mitigar épocas de verano y de paso aprovechar la reserva hídrica de la Sierra Nevada y no esperar a que San Pedro se acuerde para que vuelva a llover en la Sierra y le solucione el problema. Lo más paradójico y gracias a la sapiencia de los políticos, la obra es financiada por el Estado pero la que cobra por el servicio que se vaya a prestar es el capital privado, en este caso es Metroagua. Y ni así aprovechan la papaya, están esperando como todos los años, el milagro del cielo.
Todo lo anterior lleva a que por fin los samarios y residentes en esta golpeada ciudad, piensen que las vías de hecho, que ya han ocurrido, sirven para llamar la atención sobre dicha problemática, pero que el mejor castigo y revelación está en no reelegir parlamentarios que hace 4 años estuvieron en el parlamento y no presentaron una iniciativa para solución de dicha problemática como el partido conservador con Carlos Nery López, el partido de la U Eduardo Díaz-Granados, el senador liberal Jaime Serrano que les dio alzheimer y hoy es cuando se le escucha hablar de gestionar, presentar decisiones que solucionen lo que viven el resto de ciudadanos, pero no ellos en sus casas. Igual sucede con el resto de Concejales.
Si la problemática del agua no se soluciona con mega obras y siempre Metroagua sacará las mismas excusas del fuerte verano, las acometidas ilegales, los desvíos del agua de ríos, que por cierto lo tienen que hacer los dueños de finca que no son otros que familias prestantes de la ciudad, la inequidad en el suministro del agua; Santa Marta siempre va a estar abocada a vivir de la sed del milagro, cuando tenemos las condiciones naturales de no padecerlo.