Ante los primeros síntomas de agravamiento de un paciente de COVID-19, debe cambiarse el protocolo de simple observación por una medicación adecuada y oportuna por parte del médico tratante.
Esto ayuda a combatir la enfermedad de manera más efectiva, en lugar de esperar a que el paciente realmente se agrave y deba ser remitido a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), lo que a su vez reduce sustancialmente la tasa de mortalidad, según coinciden expertos.
Uno de ellos es el doctor Raúl Salazar Restrepo, médico cirujano de la Universidad del Valle, quien ha denunciado negligencia del propio gremio por lo que llama observación pasiva. “El gremio (médico) no despierta”, advirtió Salazar en entrevista con el programa Nocturna RCN, conducido por Julián Parra.
A Salazar, quien ha ayudado a salir adelante a enfermos graves, le parece comprensible que si un paciente diagnosticado con COVID-19 es asintomático baste con que el médico tratante lo remita a su casa con acetaminofén, pues a fin de cuentas es asintomático.
Sin embargo, advirtió que si un paciente empieza a mostrar los primeros síntomas de agudización de la enfermedad, como presión en el pecho, debe exigir que se aplique la segunda fase del protocolo y que el médico tratante le formule medicación adecuada, pues es una grave irresponsabilidad del sistema de salud esperar a que ya grave deba ser remitido a una UCI, donde sus posibilidades de recuperarse serán menores.
Dado que a estas alturas de la pandemia ya se sabe que el coronavirus es multisistémico, no solo respiratorio, y puede afectar varios órganos al producir coágulos intravasculares, también se ha descubierto que antiinflamatorios, anticoagulantes (aspirineta) y antibióticos formulados en dosis adecuadas y oportunas ayudan a combatir esas primeras señales de agravamiento.
“No se necesita ni un solo ventilador si se cambia el protocolo (de atención), se acaba la cuarentena”, sentenció el galeno.
Por ello un grupo de médicos y abogados contempla presentar una tutela que obligue al sistema de salud a preservar la vida de los pacientes con atención medicada oportuna en lugar de esperar a que se agraven.
Guayaquil, de tragedia a caso ejemplar
En esta misma línea, Guayaquil, Ecuador, pasó se ser un foco de la pandemia con hasta quinientos muertos diarios a reducir esta cifra a cero gracias a la conformación de un grupo multidisciplinario que privilegió también la medicación oportuna de los pacientes, en lugar de esperar a que llegaran a las salas de urgencia.
El exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, explicó a la misma cadena radial que, ante la magnitud de la tragedia, se conformó ese grupo multidisciplinario de expertos, entre sector público y privado, para buscar soluciones.
El trabajo interdisciplinario se dio a la tarea de adquirir medicamentos (incluso procedentes de Colombia) y equipos de protección personal para quienes conforman la primera línea de defensa, atender a pacientes en consulta externa para descongestionar el sistema de urgencias y garantizar la seguridad alimentaria de amplios sectores de la población a los que les resultaba difícil quedarse en casa en busca del pan de cada día.
Nebot coincidió en que la atención temprana con medicamentos en las dosis adecuadas ante los primeros síntomas de agravamiento es una medida efectiva para reducir la tasa de mortalidad.
De modo que no está de más recordar al sistema de salud en Colombia que no hay que esperar a que los enfermos lleguen a las salas de urgencia, sino atenderlos oportunamente cuando la enfermedad apenas empieza a agudizarse.
Esta situación coincide con lo que han advertido antes otros expertos sobre nuestro lamentable sistema de salud: que es más reactivo que preventivo, dado que la prevención de enfermedades no da plata, en cambio los copagos por hospitalizaciones sí, lo que se vuelve un incentivo perverso.