Es una realidad como ante la pandemia, cada persona asume un riesgo de contagio, el cual no es igual para cada uno sino sujeto a muchas variables por: condiciones sociales, de trabajo y de cómo cada uno encara el riesgo: sea en forma valiente y responsable como es lo hace el personal de salud que lucha por preservar la vida de sus semejantes en su rededor, o confinado en el hogar cualquiera que sea la actitud ante este mandado obligatorio bien como un miembro de su familia asumiendo deberes y gustos o, la actitud del imprudente enceguecido por su estupidez, o motivado por sus vicios, el hambre y muchas causas posibles más, que confirman como, uno a uno no está, no hipótesis realidad de cada uno asume este transcurso en nuestras vidas.
Pues bien, este riesgo pesando sobre todos, también tiene sobre todos consecuencias; desfavorables en la mayoría de los casos, y dejando de lado las consecuencias en la salud de cada uno a quienes a la pandemia les llegue, que van desde la muerte, o de ser asintomáticos ante el virus, lo cual los puede convertir en ser agentes de contagio, con responsabilidad sobre las personas en su entorno y, de acuerdo a como actúen ser agentes en frenar o expandir la pandemia y, siento también esto otra certeza; no es el aspecto de salud el objeto de esta opinión, sino sólo el preámbulo para establecer la universalidad del hecho, de como la pandemia de forma desigual actúa sobre todos como causa y consecuencia, más de otro lado, la sociedad en su conjunto y cada uno como individuo hacen parte de la respuesta económica que ha de darse a la misma, donde la sumatoria de todos los individuos, nos dará como resultado la respuesta global de la sociedad y por eso se ha de buscar el modo de hacer el mayor esfuerzo mancomunado para protegernos como nación y sociedad ante esta amenaza común.
El asunto de esta opinión es la respuesta necesaria a darse desde el punto de vista económico que nos golpea a todos como miembros de la sociedad, bien sea como ciudadanos o residentes en este querido país llamado Colombia.
La pandemia a todos nos golpea desde el punto económico. A la gran mayoría este golpe es para hacernos retroceder o caer en mayor o menor medida, más también, a bastantes les ha dado un empujón en favor a su situación económica en diferente medida, y aún en esta circunstancia, algunos políticos y contratistas quieren sacar provecho de la situación y buscan aprovechar su posición para enriquecerse de modo indebido. Sobre ellos, toda la sociedad en su conjunto debe estar vigilante para evitar se dilapiden los recursos en lugar de buscar maximizar su rendimiento. Es necesario hacer caer sobre ellos el máximo castigo posible, que tal, la mayoría de las veces aún resulte insuficiente, pero estamos sujetos a la ley y debemos respetarlas mientras se tramita como agudizarlas a futuro.
Ahora, dentro de la pandemia hay individuos o sociedades jurídicas cuya actividad resulta en estos tiempos aún más indispensables y por tal razón ellos están llamados a progresar en estos tiempos. No se trata de que ellos estén actuando de modo indebido, sino se trata de promover una visión de responsabilidad social para procurar compartir con otros sujetos de la sociedad este beneficio ganado y correctamente recibido con quienes, muy por el contrario a ellos, están siendo golpeados en diferentes grados de intensidad por la pandemia y este actuar de compartir de un modo generoso se puede canalizar de diferentes modos y con diferentes sujetos de este beneficio, dentro de los cuales existen principalmente dos caminos a saber el de la obligatoriedad que puede exigirles la sociedad en su conjunto por medio de impuestos o contribuciones temporales, camino el cual es la sociedad representada en sus autoridades las que determinan el monto y el beneficiario de esto tributos y el otro camino es el de la sensibilidad solidaria, en el cual es el accionante quien establece a quien quiere dar su ayuda, claro también en el camino de la solidaridad en accionante puede determinar un sujeto general como beneficiario de su acción y el gobierno o quienes se dediquen a canalizar estos recursos establece el beneficiario especifico.
En todo el caso, todos deberíamos aceptar, de tener posibilidad de ser parte de los accionantes de dar, entregar las ayudas posibles para tratar de disminuir el impacto económico de la pandemia.
Hay actividades económicas que están incrementado bastante sus ingresos netos como consecuencia de ser mas necesarios en la pandemia como son los servicios de entrega, como son comerciantes de productos indispensables en su contención. Sobre estos contrayentes se debería pensar en imponer un impuesto provisional de una sola ocasión sobre estos recursos extras generados comparados con uno o dos años anteriores, e igualmente para mí, es correcto el camino propuesto de que personas empleadas colaboren con la sociedad en general a través de un impuesto provisional como el ya establecido para empleados públicos que devenguen sueldos altos y pienso que el limite a partir del cual este impuesto se decreto pudiera ser algo más bajo. también veo correcto que empleados de empresas, las cuales a pesar de encontrarse duramente golpeadas luchan por salvar su actividad y por tanto los puestos de trabajo que requieren para desarrollarla, contribuyan de manera ocasional, como lo está proponiendo Germán Vargas Lleras, de aceptar que las primas de este año no les sean canceladas para de esto modo contribuir principalmente con ellos mismos para salvar sus puestos de trabajo, dejando de lado la parte en la cual él habla de disminuir los sueldos.
Esta última parte, la establece mayormente el mercado laboral con su mano invisible, pero puede ser parte de estudio una reforma laboral que busque no el perjuicio de los trabajadores, sino conservar su bienestar simplifique tramites que inmovilizan el mercado laboral y nos hace poco competitivos con otras naciones que luchan por lograr con más ahínco quedarse con estos puestos de trabajo, porque saben que en eso está buena parte del bienestar de sus ciudadanos.