Llegaba yo el domingo 28 de agosto del año pasado con mi familia a la casa de mi sobrino y su familia cuando, mientras él abría la puerta, yo revisaba mi celular y conocía la noticia de la muerte de Juan Gabriel horas antes. A continuación retuiteé el trino al respecto publicado en la cuenta del programa entretenimiento de televisión en el que trabajaba, y supuse que mi viaje a México era inminente.
Desde que llegué al programa en marzo de 2015 inicié la búsqueda de una entrevista con El Divo de Juarez, pero la respuesta fue siempre que él no daba entrevistas. Incluso, ese año en mi primer viaje a la Ciudad de México estuvimos en una presentación de la agrupación colombiana Zona Prieta en el Auditorio Nacional en la que alternaban con Juan Gabriel. Vimos al divo de cerca, volvimos a solicitar la entrevista, pero la respuesta fue la misma.
Desde que la cadena internacional de televisión por cable TNT comenzó a transmitir en abril de 2016 Hasta que te conocí, la serie sobre la vida de Juanga, el interés por la entrevista volvió a mí y esperé al final de la serie para volver a solicitarla. La respuesta no cambió. Fue tanto mi interés que en esos días compré un cd de éxitos de Juan Gabriel, el cual todavía llevo y escucho en mi carro. ¿Premonitorio? No lo sé, pero creo que estaba yo preparado de alguna manera para la muerte del cantautor.
Sobre mi viaje a México, no estaba yo equivocado. Al día siguiente de la muerte mi director convocó a una reunión extraordinaria en al mañana y me preguntó si debía yo viajar. Le contesté que sí, que debíamos estar allá presentes porque, además, entre otras cosas; todo el mundo iba a estar allá. Así que él ordenó cuadrar mi viaje y esa misma noche estaba yo volando a la Ciudad de México, llegando en la madrugada del día siguiente.
Lo primero que hice luego de chequearme en el hotel, a media cuadra de la Alameda Central donde queda el Palacio de Bellas Artes, lugar en el que esperaban los restos mortales de Juan Gabriel; fue dirigirme precisamente a esa construcción en cuya explanada ya había una cruz, flores con una foto de El Divo de Juárez y algunas personas.
A medida que transcurría el día, más gente iba llegando. Todos esperábamos noticias del arribo de los restos mortales de Juan Gabriel, pero nada se sabía. Junto al realizador y al camarógrafo que se habían contratado en la Ciudad de México para trabajar conmigo en ese lugar me dispuse a grabar los momentos previos de la presunta llegada de los despojos para una crónica de esa jornada. Al mediodía gran parte de la explanada estaba llena de personas que oraban ante el improvisado altar y cantaban las canciones del compositor e intérprete.
En la tarde corrió la noticia de que el cuerpo del divo no sería sepultado, sino cremado. Luego se empezó a hablar que sus restos serían llevados a Ciudad Juárez, donde él creció; al municipio de Parácuaro, Michoacán, lugar en el que nació, o a la capital del país. Todo era especulaciones, pues ni la familia de Juan Gabriel ni las autoridades daban información concreta del destino de sus despojos mortales. Nosotros grabamos un reportaje con un hombre llamado Anathan Bris que nos contaba que había sido amigo íntimo de Juanga cuando los dos no tenían para comer ni para pagar un lugar dónde dormir y lo hacían precisamente en las bancas de esa alameda.
Ya en la noche, pero con todavía luz del día por el verano mexicano, la gente no cabía en la explanada. Además de orar y cantar, bailaban y algunos hasta hacían espectáculos alusivos a el Divo de Juárez. Finalmente y al oscurecer se confirmó lo que pasaría con los restos de Juan Gabriel y que llegarían al Distrito Federal tan solo una semana después. Así las cosas, yo me dediqué esa noche a terminar la crónica, la cual había cambiado su objetivo, pues ya era sobre ese día de la espera de los despojos mortales del cantautor mexicano.
En los días siguientes me dediqué a enviar a Bogotá el material grabado, los textos de las notas y a otros temas en la Ciudad de México, algunos relacionados con la muerte de Juan Gabriel como las reacciones de algunos famosos mexicanos, antes de mi regreso a Colombia. Debíamos salir al aire con todo ese material para un especial el siguiente sábado, ya que el programa se emite los fines de semana. No esperamos a la llegada de los restos al DF porque sería ya muy tarde para nosotros.
