A falta de tres meses para terminar, 2013 ha sido un año dorado para el deporte colombiano, tal vez superado por 2012 tras la cosecha de medallas en los Juegos Olímpicos de Londres y la soberbia presentación de Falcao García en las canchas de Europa y Suramérica.
Tras tres décadas de participaciones en las carreteras europeas, el ciclismo nos dio este año unas satisfacciones que en otras épocas parecían inalcanzables para nuestros escarabajos.
Primero fueron los antioqueños Rigoberto Urán y Carlos Betancur. Urán se ubicó segundo en el Giro de Italia —la segunda carrera por etapas más importante del mundo—detrás del local Vicenzo Nibali. Betancur, en tanto, se quedó con la quinta plaza y, adicionalmente, se hizo a la camiseta que lo acreditó como el Mejor Joven de la competencia.
El primero tiene 26 años, el segundo, 23. Ambos tienen todo un futuro por delante.
Después vino el Tour de Francia, la competencia por excelencia, la carrera que todos quieren ganar, la misma que convirtió en leyendas a Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain... Pero el Tour tampoco ha sido ingrato con Colombia: 14 etapas ganadas en 30 años de participaciones. Un tercer puesto para Fabio Parra en 1988. El título del Premio de la Montaña para Lucho Herrera, Santiago Botero y Juan Mauricio Soler, quien, a propósito, cada vez está más recuperado del fatídico accidente que sufrió en las carreteras suizas en 2011.
En el 2013 Colombia no fue al Tour con un equipo propio, como antaño —léase Café de Colombia y Postobón—. Esta vez las esperanzas del pedalismo colombiano estaban representadas en un jovencito boyacense de 23 años llamado Nairo Alexánder Quintana Rojas, quien corría por el equipo español de Movistar.
Alguien escribió que Quintana era el rey de la táctica y a decir verdad no se equivocó al hacer esa afirmación. El ciclista de Cómbita, apenas apareció la montaña, dejó en claro que iba a ser un hueso de roer en el Tour. En varias oportunidades puso en aprietos al británico Chris Froome y al español Joaquín "Purito" Rodríguez, quienes al final se ubicarían primero y tercero en la ronda gala. Quintana se hizo al subcampeonato y, como si lo anterior fuera poco, se trajo para Colombia las camisetas del mejor escalador de la carrera y la de mejor novato.
Quintana es, sin duda, el ciclista colombiano de mejor actuación en el Tour de Francia en toda la historia. Tengo la certeza de que dentro de algunos años estaremos escribiendo algo parecido a lo de hoy para hablar de su título en el Tour.
Y viene lo mejor. Nació en Apartadó, un remoto municipio del llamado Urabá Antioqueño que en tiempos pasados fue duramente golpeado por la violencia de guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes. Se llama Caterine Ibargüen y su sonrisa es la de una una auténtica campeona. Ella sólo sabe de títulos y de medallas.
El escenario era Moscú, la capital rusa, y la hermosa negra antioqueña se hizo a la medalla de oro en la prueba de salto triple de los Campeonatos Mundiales de Atletismo con un brinco de 14,85 metros. En los Olímpicos pasados había obtenido la plata en la misma prueba. Ibargüen deberá ser la deportista del año en Colombia en 2013.
Y para terminar este año dorado, aparte de la clasificación de la selección colombiana de fútbol al Mundial de Brasil-2014, la judoca vallecaucana Yuri Alevar se coronó campeona del mundo en la categoría de 70 kilogramos en Río de Janeiro. Ella ya había sido bronce en Londres-2012.
Pero, ¿qué hay detrás de tantos éxitos para el deporte colombiano? Muchos dirán que la dirigencia deportiva, que la ayuda estatal al deporte. La realidad en parte es otra.
Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Carlos Betancur son ciclistas prácticamente hechos en Europa. Se fueron jovencitos a correr en las carreteras del Viejo Mundo. Que nadie, aparte de sus equipos profesionales, reclame sus éxitos.
El caso de Caterine Ibargüen es un tanto diferente. Ella fue promovida por Indeportes Antioquia en tiempos en que el gobernador del departamento era Luis Alfredo Ramos, que toda la vida ha sido un impulsor del deporte y quien actualmente pasa por un momento complicado con la justicia.
Yuri Alvear también ha hecho parte del ciclo olímpico que impulsa el gobierno central.
Como se ve, no se puede pedir más. Colombia es potencia deportiva en Sudamérica y también está entre los mejores de Latinoamérica. Pero ojo: si se pierde la concentración, el apoyo o, peor aún, si creemos haber estado a la altura de las potencias mundiales volveremos hacia atrás.
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