Desde que se anunció el proyecto de construcción en la estación de guardacostas en el Parque Nacional Natural Gorgona, han surgido preocupaciones significativas sobre su posible impacto en la biodiversidad y el bienestar de los animales que habitan en la isla. Es por esto que desde la mirada en torno a la defensa de la biodiversidad surgen múltiples interrogantes sobre cómo estas construcciones podrían afectar a las especies locales y al ecosistema en general.
Según datos del Instituto Humboldt, la isla Gorgona alberga una riqueza biológica excepcional, con más de 220 especies de aves registradas y al menos 11 especies de mamíferos marinos, incluyendo ballenas jorobadas y delfines. Sin duda alguna, estas especies podrían verse afectadas por el aumento del tráfico marítimo y la actividad humana asociada con las construcciones planeadas en la estación de guardacostas.
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Uno de los aspectos más preocupantes es el posible efecto sobre los mamíferos marinos, como ballenas y delfines, que utilizan las aguas circundantes de Gorgona para alimentarse, reproducirse y migrar. Según estimaciones del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (INVEMAR), más de 20 especies de cetáceos han sido avistadas en las cercanías de la isla durante los últimos años.
Además, la presencia humana en la isla y el aumento del turismo podrían perturbar a las especies terrestres, como reptiles y aves que dependen de un entorno natural tranquilo y sin perturbaciones para sobrevivir y reproducirse. Según el Registro Nacional de Especies de Colombia, se han identificado al menos 30 especies de reptiles y anfibios en la isla, incluyendo la iguana verde y la serpiente mapaná.
Por otra parte, también se plantea el interrogante de cómo se garantizará la protección de las especies endémicas y en peligro de extinción durante el desarrollo del proyecto, ya que, según el Libro Rojo de la Fauna Colombiana, se estima que al menos 10 especies de mamíferos terrestres presentes en la isla Gorgona están en riesgo de extinción, incluyendo el oso perezoso de tres dedos y el mono tití cabeciblanco.
Es por esto que el gobierno del “cambio”, el que a través de sus discursos promueve la protección del medio ambiente, debe responder de manera detallada y transparente los interrogantes que han surgido frente a este tema como son las medidas que se van a tomar para minimizar el impacto ambiental, como se establecerán áreas protegidas o corredores biológicos para preservar los hábitats críticos de estas especies, de qué manera se minimizara el estrés y la alteración de estos animales durante y después de la construcción.
Sin lugar a duda, estas preocupaciones persistirán hasta tanto el gobierno nacional no emita conceptos técnicos que demuestren que la fauna no se verá en riego por dichas construcciones. Es necesario que el ministerio de ambiente garantice la efectividad de estas medidas y si las mismas serán suficientes para proteger la biodiversidad única de la Isla Gorgona.
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