Qué decepción, pero no debería haber sorprendido tanto la propuesta de Anif de pagarle a los menores de 25 años -durante su primer año de trabajo- solo el 75 % del salario mínimo. La verdad es que va en la misma línea de lo que vienen planteando los empresarios colombianos. Esta postura simplista y egoísta ya se está reconociendo en muchos ámbitos como típica del empresariado del país. No en vano, Mauricio Reina, reconocido columnista y comentarista colombiano, plantea en su artículo publicado en Portafolio que "Para el sector privado (empresarios) es mucho más cómodo seguir haciendo lobby, ganando rentas extraordinarias en un mercado doméstico hiperprotegido, (sic) y de paso frenando el crecimiento y los logros sociales del país."
En el caso específico de la crisis de desempleo que vive Colombia, esta actitud se ha venido traduciendo en que las opciones de política para incrementar la demanda de mano de obra se concretan en disminuir la remuneración al trabajo. Nada más ni nada menos en una sociedad como la colombiana donde los ingresos de la clase trabajadora son muy bajos y además con una gran desigualdad, y una alta concentración de la riqueza y la tierra. Esta postura del sector privado que se ha vuelto recurrente no es insólita dada la falta de compromiso que este sector ha demostrado frente a los problemas de la sociedad donde se ubican sus negocios, no solo en Colombia sino en toda América Latina. Así lo afirmó recientemente el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo. Pero es necesario aclarar que no es que los empresarios estén aislados, es que sólo les importan sus ganancias.
Pero volviendo a la propuesta de Anif, además de los serios problemas legales que tiene y que los abogados han denunciado, hay otro elemento que quienes manejan temas económicos no pueden soslayar. En el último Panorama Social de la Cepal 2018, se presenta y analiza la siguiente gráfica que demuestra que la propuesta de Anif no solo es insólita, sino que peca de absoluta ignorancia.
Como se muestra en América Latina y de pronto en Colombia -donde el resultado puede ser peor por tener mayor grado de informalidad laboral que el promedio de la región- los grupos de población que reciben remuneraciones por debajo de los mínimos legales son dos, aquellos entre 15 y 24 años, precisamente los que quiere sacrificar Anif, y los mayores de 65 años-.
Cómo es posible que antes de hacer semejante propuesta, Anif no se haya informado. O peor aún, simplemente ignoró esta realidad y con su propuesta decidió ahondar la situación ya suficientemente difícil de quienes ingresan al mercado laboral por primera vez. Pero hay elementos adicionales; primero, son las mujeres jóvenes las que saldrán más perjudicadas dado que representan la mayor proporción en el primer grupo poblacional mal remunerado, 60.3 %. Segundo, en los dos grupos siguientes de edad, se reducen dramáticamente los porcentajes de personas con estos salarios bajos. En síntesis, o no analizaron seriamente las cifras para medir el impacto de esta propuesta, o pelaron el cobre mostrando lo poco que les importa la búsqueda de equidad.
Aún más grave es que los representantes del sector financiero agrupados en Anif le dan un duro golpe a la educación. Suponen absurdamente que todos los jóvenes son mal preparados académicamente y por eso la experiencia les debe costar, o simplemente en aras de bajarse los costos de mano de obra les pagan lo mínimo como para demostrarles que no vale la pena esforzarse tratando de aprender y formarse.
Para complementar este panorama, el gobierno repite sin beneficio de inventario todo lo que los empresarios proponen para bajarles sus costos, sus impuestos, y así seguir contribuyendo a que crezcan sus ganancias independientemente de que al resto del mundo le vaya mal. El gobierno de los empresarios es ya la forma como se está catalogando la administración Duque, lo que le faltaba para no lograr el respaldo de la sociedad que tanta falta le hace a este gobierno.
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