El Ministro de Minas y Energía, Germán Arce, un día después de la votación en Cajamarca desconoció los resultados de la consulta popular. Hoy, exactamente dos meses después, el Concejo y la Alcaldía municipal de Cajamarca no han ratificado los documentos, y de no hacerlo el día de hoy estarían incumpliendo la ley. Estos desacatos de las instituciones le han permitido a Anglo Gold Ashanti quedarse en el Tolima.
Sin embargo, en el departamento del Tolima esta no es la única amenaza contra el medio ambiente y los recursos naturales. En distintos municipios como Líbano, Ibagué, Rovira, Murillo y Anzoátegui cada día se despiertan con la posibilidad de la explotación minera o la consolidación de proyectos hidroeléctricos.
Estas causas no solo indignan a los tolimenses sino a los colombianos e incluso a organizaciones del exterior quienes se unirán nuevamente a la novena versión de la marcha carnaval en defensa de la vida, el agua y el territorio la cuál tendrá lugar este 2 de junio en la capital musical de Colombia.
Esta tradicional marcha reúne a distintos grupos sociales como organizaciones ambientales, colectivos campesinos, comunidades indígenas, estudiantes de colegios y universidades. Tienen una participación especial la comunidad LGBTI, hinchas de la Revolución Vinotinto Sur, que son los barristas del Deportes Tolima. Todos los grupos se vinculan a esta gran fiesta que promueve la lucha ambiental, dejando a un lado las diferencias ideológicas y políticas.
Pero esta marcha es especial. Es la primera vez que un alcalde de la ciudad de Ibagué participa y respalda este tipo de movilización. Guillermo Alfonso Jaramillo ha promovido desde su campaña las políticas proambientales. Para los ibaguereños la principal motivación es incentivar la consulta popular en el municipio a partir de los constantes torpedeos de este mecanismo de participación. También preocupan las casi 9.000 hectáreas que tiene a título propio la multinacional Anglo Gold Ashanti en Cajamarca, que compraron por fuera de los límites de la concesión minera.
Los colores, la alegría y los cantos de ¡Sí a la vida, no a la mina! consigna de América latina, acompañan a más de 20 mil personas cada año quienes inundan la carrera quinta para exigir sus derechos colectivos ambientales en el territorio.