"Ese día yo no pude dormir, me dormí a las 5 de la mañana. Yo estaba en una habitación que compartía, era una habitación de dos camas. Me acuerdo mucho que la dueña del hostel a las 11 de la mañana me timbró, me dijo ‘va a ir alguien a ver la habitación’, yo no me había bañado y dije ‘si tranquila entre’. Me encerré en el baño y entró a ver la habitación, pero no era alguien normal que iba a ver la habitación, era la policía vestida de civil, una femenina, me dice por favor ‘bajas que necesito hablar contigo’. Yo debía 10 días en ese hostel y pensé mínimo me van a cobrar. Me vestí y cuando bajo y veo a un tipo de corbata con un cosito colgando, después vi y había otro y dije ¡uy! acá me huele a raro, yo bajé y me quedé viendo el televisor y se me acerca el tipo y dice ‘usted es Angie Sanclemente’, ‘si yo soy Angie Sanclemente’, y dijo ‘tienes algún papel que la identifique’ y le dije ‘no’, ‘usted tiene una orden de captura internacional’, me sacó su placa y me dice ‘queda detenida desde este momento’”.
Pero este momento no sería el final de su sufrimiento, ni tampoco fue el comienzo de la historia que involucró a Angie Sanclemente en una banda internacional de narcotráfico. Se convirtió en la “narcomodelo” más mediática en los últimos años en la Argentina. Haberse enamorado del modelo argentino Nicolás Gualco, la había llevado hasta un abismo donde no solo cayó ella, sino también su madre.
Desde el primer momento Janeth Valencia, la madre de Angie compartió con ella todas estas penumbras que se empezaron a construir cuando como toda madre decidió apoyar a su hija en la búsqueda del mayor sueño que tenía desde que apenas era una niña. “Angie fue una bebé muy deseada entre su padre, y yo. La buscamos mucho porque yo no podía quedar en embarazo, era un anhelo grandísimo de nuestro corazón tener un hijo. El día que quedé embarazada mi esposo era supremamente feliz. Desde ese momento mi objetivo fue bordarle sus sabanas, sus fundas. Cuando nació era un sueño ver esa bebé. Pero desde que su padre nos abandonó yo fui padre y madre para ella”.
“Mi hija tenía cuatro años cuando un día se puso su traje de baño y me dijo bailando y desfilando, “mamá yo quiero ser reina cuando sea grande”. Le respondí ‘bueno si tú quieres ser reina yo siempre te voy a apoyar’. Pero en mi inocencia yo no sabía que el mundo del modelaje y el mundo de un reinado me fuera a traer tantas tristezas a mi alma”.
Angie tenía muy claro que su realización como mujer y profesional la tendría en medio de las pasarelas y los flashes de las cámaras: “Me llamaba mucho la atención la parte de ser reina, el modelaje. Todas estas cosas me llamaban mucho la atención, no sé por qué. En realidad ahora lo analizo y es un poco superfluo, pero bueno en ese momento era para mí, mi gran sueño. Con ayuda de mi mama iba haciendo mi mini carrera, iba a los desfiles que me llamaban, empecé hacer videos, mi mamá me acompañaba a todos los trabajos desde los 15 años. Participé en todas las frutas y los vegetales hechos reinado. Participé en el rostro más lindo, en mis tanga caribe, hacia muchos desfiles, también pude tener una marca de ropa, pero lo más importante y estruendoso fue lo del reinado del café”.
Se refiere al Reinado Nacional del Café realizado en el año 2000, en el cual participó representado al departamento del Atlántico, pero lo hizo bajo un estado civil que ningún concurso de belleza admite y que ella decidió ocultar: ser divorciada. Se había casado dos años atrás con el comerciante Alejandro Velásquez Rasch, pero su matrimonio solo duro tres meses. 48 horas después de haber sido coronada como reina nacional del café, fue destituida al descubrirse su verdadero estado civil y obligada a devolver los millonarios premios que había recibido.
Tres años después de este escandaloso episodio de su vida, decidió viajar a otro país, pues en Colombia no encontró las oportunidades que buscaba. “Yo lloré mucho tiempo cuando Angie me dijo, ‘mamé me voy para México’. Yo pensaba que la iba a perder, de pronto las madres tenemos ese sexto sentido, esa premoción de lo que les va a pasar a nuestros hijos. Yo le decía hija no te vayas para allá, ella me decía ‘mamá yo me quiero ir porque quiero ser actriz, abrirme campo en la actuación’”.
“Yo tenía una amiga, era artista, pintaba, era corredora en arte y tenía una vida en México, me invitó de vacaciones y a probar suerte. Me dijo: “Llegas a una agencia de modelo que es buena se llama ‘Contexto’”. Estaba el boom de que muchas modelos viajaban a México, me fui yo a probar suerte, me salieron bien las cosas y por eso me quedé. Tuve la oportunidad de hacer fotos en buenas revistas, de hacer muchos desfiles, poder trabajar con Televisa, tuve la oportunidad de hacer cine”. Comenta Angie sobre cómo logró encajar en el mundo del modelaje mexicano.
Pero en este país azteca no solo logró realizarse como modelo, sino que también encontró al que creía era su alma gemela en el amor. “Conocí a Nicolás Gualco en un boliche. En México hacen fiestas argentinas, fiestas brasileras que se congregan argentinos, brasileros y colombianos. Fue amor a primera vista, él me vio, yo lo vi, nos saludamos y ya de ese día nos enamoramos. Yo pensé que me había llegado mi príncipe azul. Dios se acordó de mí, llegó mi príncipe azul porque era casi perfecto”.
“Nosotros ya llevábamos un año y medio de noviazgo y él me propuso matrimonio. Para mí era algo maravilloso, dije wau, eso no me puede estar pasando a mí, es mágico, es maravilloso para poder creer que sea verdad. Me dio el anillo de compromiso, nos comprometimos y viajamos a la Argentina para podernos casar porque él quería que nos casáramos en Mar de Plata, en la iglesia donde se había casado su mamá con su papá”.
“Nicolás se fue un mes antes, yo me fui el 6 de diciembre del 2009 con mis mascotas, viajé con mis dos gatos y mi perrito, yo nunca imaginé que me fuera a pasar algo así. Llegué allá y nos recibió el tío, Daniel Monroy”.
“Nos instalamos en un departamento. Yo empecé a ver cosas raras en él, actuaciones que no entendía al principio. Estaba muy nervioso, se la pasaba en reuniones, me dejaba sola todo el día. Andaba muy ansioso, muy nervioso. Yo ya empezaba a sospechar que algo no andaba bien, eso fue un 13 de diciembre cuando ya exploto todo”.
“Ya no pudo ocultar más lo que estaba pasando y me lo confesó. Me dice, ‘bueno si Angie mira, la verdad es que yo estaba haciendo negocios acá con mi tío de droga’. ‘¿Cómo? ´’si estaba haciendo negocios de droga, nosotros estábamos mandando unas chicas con maletas’. Y lo peor de todo era que él se había asociado con el tío y el tío lo dejó tirado, y estaba poniendo en riesgo la vida de su familia. Me dijo: ‘Bueno, si quieres te puede ir’. Yo en esos momentos dije, no lo puedo dejar solo. Yo no participe en el hecho, no fui una coautora, pero no lo puedo dejar tirado”.
“Sé que fue una decisión equivocada de estarme con él en todo este proceso difícil, en el lío que se había metido. Estando en Buenos Aires nos fuimos a Mar de Plata. Nicolás sabía que tenía una orden de captura, y ya estaba huyendo, yo lo estaba acompañando. Él tenía que hacer unas llamadas al tío, y me pidió el favor a mí que las hiciera, no veía que estuviera comprometida con nada y bueno las hice”.
“Esa noche que llegamos al apartamento le dije no nos quedemos acá, quedémonos en un hotel yo tengo un presentimiento de que nos están siguiendo. Nos quedamos en el hotel, me dice ‘mira a ver si hay algún movimiento raro’. Me vestí, me organicé, cuando fui vi que no había nada, solo vi un carro ahí sospechoso pero no le preste atención. Entonces le dije no hay nada afuera vamos. Cuando fuimos bajando veo el movimiento de los tipos y yo le dije sabes que Nicolás es la policía escápate por la ventana y vete. Me dio un beso, le di la bendición y saltó por la ventana, la policía se dio cuenta que saltó, lo corretearon, cuando llegó a un hotel le pusieron el revolver en la cabeza y lo capturaron, esa fue la última vez que lo vi. A él lo capturan el 9 de enero de 2010”.
“Ese mismo día que capturaron a Nicolás, capturaron al tío también, Daniel Monroy, se los llevaron a los dos para Buenos Aires. Yo tomé mis maletas y me fui para allá también. A los tres días de estar en Buenos Aires llamé a la abogada para preguntarle por Nicolás, y bueno la abogada me dice si, efectivamente Nicolás está ahora en la comisaria 28, de ahí lo van a remitir a la cárcel de Devoto, y le tengo una mala noticia.
“Yo dije, ¿qué será? ¿Otra mala noticia? me dice: ‘Tú también tienes una orden de captura internacional’. Le digo ¿perdón? me dice si, tienes orden de captura, le dije a la abogada debe haber una equivocación muy grande porque yo no puedo tener una orden de captura, yo no hice nada. Yo dije Dios mío, ahora que voy a hacer, no tengo papeles, no tengo plata, no tengo una casa acá, estoy en un país extranjero, que le voy a decir a mi mamá. No por Dios, que me coma la tierra. Quería morirme. Como pude llamé a México a una amiga, para decirle, necesito desocupar mi apartamento, necesito vender mi carro, necesito vender las cosas, porque necesito contratar un abogado ya. Pude vender mis cosas, llamé a mi mamé como pude y le dije que tenía una orden de captura, ella casi se muere, no lo podía creer”.
Su madre está viviendo en Barraquilla cuando recibe la noticia por parte de su hija. “ella me llama y me dice mamá detuvieron a Nicolás y yo que hago aquí sola. ¿Porque lo detuvieron? Después me llama como a los cuatro o cinco días, mamá tienen orden de captura contra mí, ¿pero tú que hiciste hija? no mamá yo no he hecho nada. Yo siempre viví convencida de que mi hija era inocente”.
“Me fui para argentina, yo no voy a dejar a mi hija sola, así me toque irme a pie, como sea me voy. El día que me subí al avión, yo temblaba, decía Dios mío que tal que la policía a mí me detenga, pero a mí no me va a importar nada, nada, ni que la policía me detenga. Yo llegué con mi amor de madre, con esa valentía que dios nos da a las mamas cuando luchamos por nuestros hijos, y también con ese coraje por la injusticia que estaban haciendo con mi hija”.
Mientras tanto Angie vendió su carro y las cosas que tenía en el apartamento, para poder recoger algún dinero y contratar a un abogado. “Yo realmente lo pensé así, yo no he hecho nada, porque voy a ir a la cárcel si yo no he hecho nada. Que vayan a la cárcel los que realmente hicieron algo.
Está bien, de pronto si sabía, sabía que Nicolás hizo eso, y si eso era un delito pues, no era para ir a la cárcel, porque yo no vendí, yo no compré, no la fabriqué. Porque yo iba a pagar por otros, realmente me parecía injusto. Sí ustedes piensan que yo soy culpable, bueno agárrenme, yo no me voy a entregar. Como pude empecé a vivir como una estudiante mochilera. Estuve prófuga cinco meses, de hostel en hostel, con mi mochila, lo único que hice fue que me corte el pelo, pero ni engorde, ni me cambie las facciones y yo andaba en Buenos Aires de hostel en hoste”l.
“Antes cuando yo era modelo tenía mi carro, mi departamentito, tenía mi ropa, tenía mis cosas. Lo normal de una persona que trabaja y que vive bien, no tenía muchos lujos pero si vivía bien. Acá solo tenía una sola comida, comía una sola vez al día, no cogía ni buses ni taxis, andaba. Antes tenía más pares de zapatos, solo quede con tres o cuatro pares y me reduje a tener dos maletas, a no tener un peso en el bolsillo y escondiéndome con la zozobra de que algún momento me tendrían que capturar, el miedo era la cárcel y las consecuencias que iba a tener ahí en ese lugar”.
Pero las mismas necesidades y penumbras que vivía Angie las comenzó a vivir su madre cuando llego a La Argentina. “Yo no podía dormir, todos los días lloraba, me arrodillaba y le pedía al señor que me cuidara a mi hija, que me la guardara, no comía casi, pensaba pobrecita ella debe estar aguantando hambre, porque nosotras no teníamos ni un peso. Y bueno, paso el tiempo, me quede sin un peso, no tenía ni para comer, creo que ella también estaba por las mismas”.
“Hable con un periodista de un periódico de Barranquilla, muy buen amigo mío y me mandó a un periodista para que me entrevistara en la plaza Italia. Un 26 de mayo del 2010, el me entrevistó y me dijo que me iba a regalar algo de dinero, cuando en la misma entrevista me dice la misma chica, pero acaban de decir que a Angie la capturaron. No, como va a ser posible. Me fui, si precisamente la habían capturado en un hostel. Cuando yo llegué no pude llegar allá, había mucha gente. Ahí si me puse peor, me temblaba las piernas, me temblaba el alma, me quería morir. Mi mundo, mi vida, mi corazón, se partieron en dos. Eso marcó mi vida para siempre, para siempre”.
En ese momento habían terminado para esta “narcomodelo” como la denominaban los medios argentinos los cinco meses que estuvo como prófuga. Había sido buscada por la Interpol y todas las autoridades argentinas por ser presuntamente la jefe de una banda de narcos que enviaba modelos con maletas llenas de cocaína hacia Europa vía Cancún, México. Fue capturada un día después de sus cumpleaños número 31, en el Hostel K-lodges, un sitio de paso para extranjeros en el barrio porteño de Palermo. Su sueño de ser modelo la terminó involucrando en el escandalo más mediático de los últimos años en este país y pagando una condena en una cárcel de máxima seguridad de Eseiza.
“Cuando salí habían 70 periodistas esperándome con la cámara, llegué al aeropuerto y me seguían las cámaras, yo tenía mi cara tapada y con ese revoltijo de emociones era algo tenaz. Yo decidí acompañar a Nicolás en esa travesía que era equivocada completamente, porque eran negocios turbios. Así es la vida, todo tiene una consecuencia, yo decidí acompañarlo y la consecuencia fue estar en la cárcel y acarrear con una carga a mis espaldas”.
Janeth desconsolada busca refugio esa noche, pero en ningún hotel la quisieron recibir. Su valentía de madre, y la fortaleza que aun guardaba para defender a su hija le ayudaron a soportar hasta las más bajas temperaturas de un parque a la intemperie. “No encontré hotel entonces me fui para la 9 de julio, que hay unas sillas y me senté allá con mi bolso, y le decía a Dios porqué mi hija, porque ella. Yo me quiero morir. Y ahí pasé la noche, no me importó el frio, estaba la temperatura muy baja, cuando yo me fui a levantar al otro día que eran las siete que me tocaba estar en los juzgados yo no podía moverme porque tenía las piernas paralizadas del frío. Se me habían congelado las piernas, a mí no me importo pararme, me fui y me metí en una cafetería, me limpié la cara y me fui para el juzgado. Cuando la vi, nunca me voy a olvidar de ese momento. Esposada, y los fotógrafos sacándole fotografías así”.
El juez penal económico Rafael Caputo le imputó el delito de tentativa de contrabando agravado, al intentar enviar presuntamente 55 kilos de cocaína camufladas en unas maletas desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza en Argentina hacia Europa, a través de la modelo María Noel López Iglesias de 21 años. Además se le ordenó un embargo de unos 3,3 millones de dólares sobre los bienes que poseía la modelo.
Angie fue involucrada en este proceso gracia a las declaraciones de unos de los imputados: Ariel Letizia, quien aseguraba que ella era la jefa de la organización. La única prueba que este tribunal presentó en su contra fueron las escuchas de la llamada que Angie realizó a petición de su novio Nicolás Gualco meses atrás. En las cuales se dice lo siguiente:
“hola Dani ¿cómo estás? es diamante, -ah por fin puedo escuchar la voz. ¿Será que tú puedes llamar urgente a Fermín? porque no sabes cómo están de enojadas estas personas. -estoy atendiendo el teléfono continuamente y nadie me contesta. ¿Ah estas llamando a Fermín y no te contestan? y será que tu si le puedes mostrar las motos que habías dicho. -sí, si le dije a Fermín que me llamara en una hora...si si me está llamando él, y yo atiendo el teléfono pero no me contestan del otro lado”
A partir de esto Sanclemente fue condenada a ocho años y cuatro meses de prisión, la misma pena le fue aplicada a su novio Nicolás Gualco y el tío de este, Daniel Monroy. Otros implicados como Gustavo Páez Arneses a seis años y dos meses y María Noel López Iglesias y Ariel Letizia a tres años en suspenso.
“Estuve en una cárcel con 540 internas, en una cárcel de máxima seguridad. Donde yo tenía una vida de ir al gimnasio, ir a los casting, estudiar un libreto, maquillarme, hacer ejercicio, ir a las clases de ballet, a irme a una cárcel, yo decía ¿cómo voy a enfrentar esto?. La primera vez que pisé la cárcel yo voy a estar muerta, me estaba preparando para morir, y no cuando yo entré a la cárcel las mismas internas me recibieron. Me dieron una cama, me dieron ropa, me dieron shampoo, me dieron comida. Ahí realmente empecé a vivir lo que realmente era mi calvario que yo me había buscado”.
“Después de dos años de estar presa tuve la oportunidad de salir a la universidad, estudie un poco de sociología, de introducción al pensamiento científico. De suerte si te portas bien tienes un buen trato del servicio penitenciario. También me puse a hacer bolsos tejidos, invente una marca estando dentro de la cárcel. Hacia unos bolsos muy bonitos, mi mamá me llevaba las lanas y todos los adornos. Los tejía, les ponía piedras y los decoraba. Hacia los bolsos y los vendía. Pasaba el tiempo en eso, leyendo, hacia oficio, salía de voluntaria. Yo trabajaba en la lavandería lavando los uniformes del servicio penitenciario, eso me acarreaba la mitad de tiempo”.
“Mi mamá siempre me iba a visitar los viernes, eran tres horas, esas tres horas parecían cinco minutos. A veces ella me llevaba la comida, o yo le cocinaba, a veces me llevaba cosas para vender allá adentro porque ella trabajaba con una marca de cosméticos. Hablábamos de los que estaba pasando, que ya nos faltaba poco, que nos faltaba más o menos. Siempre estábamos con expectativa y con fe”.
Durante estos años su madre Janeth Valencia para poder sobrevivir se dedicó también a limpiar casas, hacia tejidos y los exhibía en los parques. “Lo que más me dolía de todas estas cosas es el trato que le pusieron a Angie, le pusieron narco modelo”.
El tratado de San José de Costa Rica que existe entre Colombia y Argentina, les permite a los colombianos presos en ese país ser expulsados al cumplir la mitad de la pena para quedar en libertad. El 27 de septiembre de 2013 Angie Sanclemente Valencia es beneficiada por esta ley migratoria y fue expulsada de Argentina.
“Se me cumplió mis tres años y cuatro meses, y empecé a hacer mi proceso de expulsión y se me dio. Llego el día, me sacaron a las dos de la mañana, lloré, dejé a mis compañeras. Recuerdo ese día estaban todas en fila, me fui con tanto dolor porque yo ya me iba y ellas se tenían que quedar en el infierno. Me pusieron chaleco antibalas, me sacaron con una patrulla, tres carros adelante y tres carros atrás, yo iba escoltada como con veinte personas hacia el aeropuerto. Mi mamá ya estaba en el aeropuerto, pero a mí me abordaron de primero, a los expulsados los abordan de primero. Yo estaba esperando a mi mamá, ya cuando nos vimos nos abrazamos, yo no lo podía creer. Dije ‘Dios que grande eres, gracias por regalarme mi libertad, porque puedo volver a ser una persona’”.
Janeth comenta que ella fue quizás una de las culpables de todo lo que tuvo que vivir su hija por el consejo que siempre le daba. “¿Sabes por qué? porque yo le dije a ella, mira con quién andas, no vayas a andar con personas que tu no conoces que hacen. Búscate un modelo como tú, le dije yo, no andes con personas que son extrañas, que no sabes su procedencia, y mira ella me hizo caso. Y mira lo que es la ambigüedad de las cosas, se metió con un modelo, y bueno, mira en lo que resultó”.
Nicolás era modelo y mire donde terminé, él era uno de los mejores modelos en México, trabajó con las marcas que tú quieras, estaba muy bien posicionado en el mercado, me involucré con él que es modelo y mire donde terminé”. Agrega Angie.
“A Nicolás lo quiero mucho, no lo amo. Siempre va a estar en mi corazón y en mis oraciones. Vamos por caminos paralelos, creo que fue lo mejor que pudo sucedernos, separarnos. Él está en Argentina yo estoy acá en Colombia, él tiene otros pensamientos otra forma de vivir. Yo le deseo lo mejor, que este bien”.
“Yo terminé tras las rejas sin casarme, con una desgracia familiar, con una experiencia muy dura. Me queda tranquila mi conciencia yo sé lo que hice y lo que no hice, sé que realmente hice las llamadas pero no tuve que ver, entonces me quedo súper tranquila porque tengo en mi conciencia lo que no hice. Me arrepiento de haber ido a Argentina, de haber cogido ese avión y haber ido a ese país, me arrepiento de involucrarme en cosas que no debí involucrarme, de haberle fallado a mi madre. Siempre me voy a arrepentir, si pudiera devolver el tiempo no lo haría”.
Cuando Angie Sanclemente vuelve a Bogotá luego de ser expulsada, así como lo expresa ella, llegó con una mano adelante y otra atrás, había perdido todas sus cosas, prácticamente no tenía donde vivir. Ahora aferrada a Dios ha comenzado a reconstruir su carrera como modelo y muy pronto piensa publicar su libro donde contara todos estos momentos difíciles de su vida, pero también los mejores momentos que están por venir.