Debemos comenzar con otra confesión, en este caso en primera persona de quien escribe: Marina, mujer, que se enfrenta a un territorio en el que no sabe si puede esperar respuestas a sus entrevistas, que ya son leyenda en el equipo, por largas.
Angélica es la respuesta a una peculiar solicitud de Marina: quiere hablar con una mujer que tenga conocimiento de las plantas medicinales. Capricho urbano que se convierte en un encuentro profundo con el lugar y la persona.
Lo que Marina no pudo prever, es que sería imposible para ella escribir lo sucedido en este encuentro. Las palabras de esta mujer que cree llegar este año a los 79, y que no tiene problema en recordar, en reconstruir cada momento, sólo son verídicas en su voz. Cualquier intento de escribirlas sería una traducción.
Así que bienvenidos a Leticia.
Angélica habla de sus tomas de yagé acompañada por un coro de loros.