Desde hace un tiempo el nombre de Ángela María Ponce Camacho se hizo viral, pues ella es la primera mujer transgénero en participar en Miss Universo, representando a su país España. Dicho concurso reúne a mujeres de todo el mundo para elegir a la portadora de la corona universal. Mujeres que sin duda alguna trascienden no solo por su belleza, sino por su intelectualidad y labor social. No obstante, como era de esperarse, su participación generó mucha controversia, puesto que se alegaba que ella era un hombre y por tanto no debía de estar ahí, que las personas trans tenían sus propios concursos o, como manifestó la señorita Colombia rumbo a Miss Universo 2018 Valeria Morales, “lo respeto, pero no lo comparto”.
Sin embargo y sin entrar en controversias sobre si la debieron aceptar o no en Miss Universo, se han puesto a pensar en: ¿qué representa la participación de una mujer transgénero en ese concurso?, ¿por qué nos cuesta aceptar que nuestra sociedad es diversa?, ¿existe una discriminación oculta dentro de los comentarios sobre “tolerancia” que muchas personas manifiestan?
Sobre las dos primeras preguntas les digo: primero, la participación de ella en dicho certamen internacional es crucial para que se pueda extender un mensaje de inclusión social, no discriminación y mostrar la diversidad que posee nuestra sociedad. Además de aportar a la lucha de las chicas trans en su reconocimiento como mujeres y mejorar su expectativa de vida que es tan solo de 35 años. Segundo, algunas personas temen a los cambios porque sienten que modificando paradigmas, esta sociedad se va a dañar, sin embargo, me cuesta entender que se emprenda una lucha de discriminación, odio y no reconocimiento de derechos contra las comunidades LGTBQI, pero contra un violador y asesino de niños se busque en algunos casos la forma de beneficiarlo. Aceptar, asimilar e interiorizar lo que dijo la señorita Antioquia Verónica Velázquez en el 2010 que “hombre con hombre, mujer con mujer del mismo modo y del sentido contrario” es vital para que se pueda generar una igualdad, inclusión y no discriminación en la actualidad.
Ahora bien, sobre la última pregunta planteada es necesario analizar varios puntos, que son: i) si tener amig@s o conocid@s de la comunidad LGTBQI te hace defens@s de sus derechos, ii) si tienes que pertenecer a la mencionada comunidad para poder defender sus derechos, iii) si hacer comentarios donde se muestra “tolerancia” y “respeto” sobre ellos y ellas genera discriminación.
- Es una falacia pensar que por el solo hecho de dialogar o tener alguna afinidad con alguien homosexual o trans te convierte en una persona que no l@s discrimina, por esto soy enfático en que tener amig@s o conocid@s de la comunidad LGTBQI no te hace automáticamente defens@r de sus derechos. Aclaro esto debido que la anterior premisa es una de las excusas que mayormente usan las personas para decir que están a favor de los derechos de la comunidad LGTBQI. No obstante, hay que reconocer que es ilógico que en pleno siglo XXI se piense en apartar o no hablar con personas de la mencionada comunidad por creer que están enfermas o algo así.
- No hay que pertenecer a la comunidad LGTBQI para poder defender sus derechos: se ha convertido en una moda que si alguien defiende los derechos de la mencionada comunidad automáticamente lo y la tildan de pertenecer a ella y por tanto deslegitimar la lucha que se emprende para el reconocimiento de derechos. En mi caso me considero un defensor de derechos humanos. Pero ser defensor de derechos humanos para mí no es graduarse de un posgrado en DD. HH., autonombrarse así o litigar a favor de víctimas. Para mi ser defensor de derechos humanos es un estilo de vida. Estilo que te brinda la oportunidad de abrir tu mente y sensibilizarte por temas que afligen a la sociedad. En mi opinión catalogar a una persona de homosexual por defender derechos humanos es de las peores falacias en las que se puede caer, ya que, poniendo de ejemplo, yo no necesito ser mujer para defender sus derechos, no se necesito ser migrante para defenderl@s o no necesito ser indígena para defenderl@s. Considero que por el solo hecho de ser persona todos y todas tenemos que acudir a la defensa de los derechos humanos sin importar como dice la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 1 “la raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
- Cuando he tenido la oportunidad de hablar temas sobre la comunidad LGTBQI he percibido que la mayoría de las personas manejan un discurso de tolerancia, respeto y de no discriminación. Pero lo que no se dan cuenta es que dentro de sus palabras hay una discriminación oculta o en palabras de las igualadas “una discriminación tolerada” que si bien algun@s la consideran mínima, yo opino que es grave. Una persona que manifiesta que “tolera a l@s homosexuales, pero no comparte que se le reconozcan ciertos derechos” o en el caso de las chicas trans “se tiene que decir que ellas son hombres” genera una revictimización, genera que se siga invisibilizando su lucha y hasta que pueda existir impunidad. No obstante, lo más peligroso de esta discriminación oculta es que se va transmitiendo de generación en generación y nuestros niños, niñas y adolescentes van a crecer con un estereotipo satanizado de las personas homosexuales y trans. Discursos como esos definitivamente alimentan el odio por la comunidad LGTBQI.
En conclusión, apoyo la labor que realizó Ángela Ponce en Miss Universo. Apoyo que se continúen abriendo estos espacios para que se propaguen mensajes de inclusión y no discriminación. Se debe de tener una mayor conciencia y cuidado sobre los comentarios que pueden (sin quererlo) ser hirientes y discriminatorios. Y concuerdo con Ángela en que: “Mi esperanza es que el día de mañana podamos vivir en un mundo de igualdad para tod@s. Simplemente entender que tod@s somos seres humanos y que tenemos que hacernos la vida más fácil l@s un@s a l@s otr@s y así la realidad de muchas personas va a cambiar”.