La coalición de la canciller alemana —la Unión Demócrata Cristiana de Alemania y la Unión Social Cristiana de Baviera (CDU/CSU)— ha ganado las elecciones por cuarta vez consecutiva con el 32,9% de los votos, pero la vencedora moral ha sido la extrema derecha, que vuelve a tener representación parlamentaria tras siete décadas de ostracismo, desde el fin del nazismo. Alternativa para Alemania ha sido el tercer partido más votado ( 13, 1 % de los sufragios) con un discurso antieuropeo y antiinmigración. Ángela Merkel, aunque ganadora, ha tenido que ver cómo se desplazan hacia los ultras de Alexander Gauland y Alice Weidel cerca de de un millón de votos.
El segundo lugar del partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) con el 20,5% de los votos es un estruendoso fracaso, -el por resultado de su historia- que ha tenido como colofón el anuncio de la salida de la coalición con Merkel para iniciar un proceso de reestructuración, que llevaría a cabo el derrotado líder, Martin Schulz.
Dos partidos minoritarios vuelven al Bundestag al superar el mínimo del 5 % exigido. El Partido Liberal (FDP) liderado por el carismático Christian Lindner, logra el 10,5% de los sufragios, los Verdes (Grüne 8,9%), lo mismo que La Izquierda (Die Linke, 8,9%).
En el Bundestag, estos resultados preliminares se traducirán en 218 escaños (-93) para el CDU/CSU, 138 diputados (-53) del SPD, 87 parlamentarios (+87) de AfD, 70 (+70) del FDP, 59 (-4) de Grüne y 59 (-5) de Die Linke, según las estimaciones de DPA-Infocom.
Lo que viene ahora es el juego de las coaliciones. Todo apunta a que Merkel buscará a los verdes y a los liberales para formar gobierno.