Cuando fue elegida como fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, Ángela María Robledo venía de ejercer un segundo periodo como representante a la Cámara por Bogotá. En 2010 había llegado por primera vez al Congreso apoyada en una lista cerrada e impulsada por la “ola verde”; y, en 2014 repitió escaño con voto preferente al sacar 21.457 votos. A pesar de que en varios sondeos de opinión fue considerada como una de las mejores congresistas del país, para finales de 2017 había decidió que no volvería a aspirar al capitolio y regresaría a su vida de psicóloga y académica; sin embargo, en una movida que obedeció más a la pura estrategia que a la cercanía personal, Petro la designó como su fórmula en el tarjetón y de paso la convirtió en la “tejedora” de Colombia Humana.
Ángela María fue la fórmula vicepresidencial con menor trayectoria en la política nacional. Aunque en su paso por la Cámara impulsó leyes de gran importancia, no tenía el nivel de reconocimiento de Claudia López, Marta Lucia Ramírez, Clara López o Juan Carlos Pinzón, quienes venían de estar en el ojo de la opinión pública tras pasar por el Senado (en el caso de Claudia) o de ocupar altos cargos en el gobierno Uribe o Santos; no obstante, esto no fue impedimento para que la exrepresentante deslumbrara en los debates con su voz firme y serena. Poco a poco fue proyectando su perfil como una dirigente de centro-izquierda y se abrió un espacio destacado en la política nacional. Sin duda, Ángela María era más que la segunda a bordo en la Colombia Humana.
En las entrevistas solía repetir que su labor era la de ser una tejedora. A Petro le sumó serenidad y apertura. En su defensa de la paz, las mujeres y los derechos de los niños, temas en los cuales trabajó con dedicación en su paso por la Comisión Séptima de la Cámara, buscó acercar a todos los sectores posibles y afianzar la confianza en un Colombia Humana más allá del petrismo. Una labor difícil dado el carácter caudillista de Petro.
Consiente de la importancia de su papel en la campaña, cuando Petro la olvidó en el discurso que pronunció al reconocer los resultados de la segunda vuelta, no tuvo problema en expresarle públicamente: “¿y no me vas a dar las gracias a mí?”. A pesar de ese desaire, siguieron caminando juntos en la tarea por convertir a Colombia Humana en un partido; inclusive, en septiembre de 2018, convocaron a las bases del movimiento en la Plaza de Bolívar y en una concurrida asamblea fundacional refrendaron unos estatutos partidistas que serían enviados al Consejo Nacional Electoral con la esperanza de adquirir una acreditación como partido.
Nada pasó. A Colombia Humana le fue negada la personería jurídica, Petro se convirtió en el primer senador sin partido y por ocho meses Ángela María estuvo por fuera del Congreso (tras ocupar la curul asignada por el estatuto de la oposición) porque el Consejo de Estado resolvió en un fallo en primera instancia que en su inscripción como candidata había incurrido en doble militancia. Ese fallo sería desestimado en segunda instancia y a principios del 2020 retornaría a la Cámara.
Aunque seguía siendo la vicepresidenta de Colombia Humana, respetada y reconocida por las bases de la izquierda, su papel en la organización de las elecciones de 2019 fue menor. En esas elecciones quedó claro que en Colombia Humana la última palabra la toma Petro. Así ocurrió con la designación de Hollman Morris como candidato a la alcaldía de Bogotá. En contravía del sentir de Ángela María y otras mujeres de gran importancia en el movimiento como María José Pizarro o María Mercedes Maldonado, la aspiración de Morris fue impuesta como un contrapeso a Claudia López y su campaña no fue muy diferente a la del uribismo, enfocada en repetir que Hollman “era el de Petro”. Ángela María no estuvo de acuerdo y decidió apoyar a Claudia. ¿Se reventó la Colombia Humana?
Con la reciente designación de Petro como candidato presidencial de la UP va quedando claro que Colombia Humana ya no será un actor de primera fila en la próxima elección presidencial y que la negativa de otorgarle personería jurídica si trazó el punto de partida de su extinción (o fusión con la UP). No es igual tener un partido con estructura; presencia en medios; financiación y posibilidad de avalar candidatos, que un movimiento disperso y subsidiario a la personería de otros partidos. Con Colombia Humana fuera del juego y su reventada tras las pasadas elecciones, no se sabe si la dupla Petro-Ángela María volverá a despuntar de cara al 2022.
No cabe duda de que Ángela María tiene gran reconocimiento entre la centroizquierda, al punto, que los verdes la están invitando a participar en la consulta abierta para elegir un candidato presidencial; asimismo, entre las bases de Colombia Humana sigue conservando gran respeto. A diferencia de Petro, tiene la capacidad para concertar consensos, clara visión del ideario progresista y su perfil no genera mayores resistencias personales. También tiene la habilidad de convocar los sectores de izquierda, parte del centro y a las ciudadanías libres. Valdría mucho la pena que en el 2022 su nombre volviera aparecer en el tarjetón y no necesariamente como segunda al mando.
