Con el afán del año en el que se escoge nuevo alcalde en Medellín, Daniel Quintero contrató en marzo a Beccassino S.A.S., la empresa de mercadeo del reconocido publicista argentino Ángel Beccassino para ayudar a mejorar la maltrecha imagen del Alcalde, que según la Encuesta de Invamer la percepción negativa sobrepasa el 67 %.
Adicional a esta labor, el estratega que también estuvo detrás del fenómeno que llevó a Rodolfo Hernández a tener más de 10 millones de votos en las últimas elecciones presidenciales, está detrás de dos proyectos editoriales que tienen que ver con comandantes guerrilleros.
Ángel Beccassino vuelve a desenfundar su pluma
El primero es publicado por editorial Debate con el título El M-19, el Heavy metal latinoamericano, que es una larga conversación con Carlos Pizarro en las montañas de Colombia. La charla se realizó en 1989, poco antes de que el Comandante entregara su arma forrada con la bandera de Colombia tras las conversaciones de paz que sostuvieron durante el gobierno de Virgilio Barco. El prólogo lo escribió la congresista María José Pizarro, hija del comandante.
La segunda aparición editorial de Beccassino es con el libro La historia de antes, escrito por el comandante del ELN, Antonio García, que saldrá con el sello Los de Abajo. Beccassino escribe uno de los dos prólogos y el otro lo hace el padre Javier Giraldo, quien también hará la presentación durante del lanzamiento que se realizará el próximo 3 de agosto en la Carrera 19 número 39 b-16 en Bogotá.
Antonio García es uno de los negociadores del ELN en La Habana y ha sido, después de alias Gabino, uno de los comandantes del ELN más reconocidos. García, desde su paso por la Universidad Industrial de Santander en los años setenta, donde estudió Ingeniería Industrial, siempre intentó ser poeta y escritor.
En uno de los apartes, Beccassino se refiere a García de esta manera en el libro: “Se aprecia en la narración una clara intención de transmitir sin filtros la voluntad que se abre paso entre las debilidades humanas, intentando injertar un ideal en aquellos a quienes la inercia del país castiga. Y al servicio de esa intención se evidencia la sensibilidad de un escritor ascético en el tramar la historia, hábil en el desmalezado de lo superfluo. García se presenta aquí como un narrador de imágenes y sensaciones, que se adapta estéticamente a unas circunstancias biográficas que permanecían con múltiples zonas oscuras en las que explorar supone un gran desafío”.