A Marocco lo conocimos por estos lares gracias a Pelotas, un programa de la década del 10, medianamente divertido, que hacía con su amigo íntimo Antonio Cazale en el Canal 13 de Bogotá. Nos llamaba la atención el desparpajo, la frescura que ambos tenían y la sinceridad de cada uno decir a cual equipo le hinchaban, algo que era imposible de tener con los viejos periodistas de siempre tipo Oscar Rentería.
Marocco, bumangués como el cabrito y las hormigas culonas. recayó en ESPN cuando aún no había una filial colombiana, entonces lo sentaban al lado de Mario Kempes y la verguenza era latinoamericana. Lo comparaban en redes sociales con el propio Botija y se sorprendían los propios panelistas del bajo nivel del colombiano, de la ramplonería. Y creíamos que fácilmente lo podían despedir en cualquier momento pero ahí duró, y lleva 12 años, afincadísimo ahora que comparte set con el Tino Asprilla, Daniel Angulo, Fabián Vargas y ocasionalmente con Oscar Cordoba.
A Córdoba se le nota claramente el fastidio. Hace poco, en uno de esos lunes en donde se encuentran con la mesa de Adolfo Pérez, el santandereano dijo que habia jugadores desechables y Córdoba estalló. Los jugadores, como cualquier otro ser humano, no merecen ser llamados bajo ningún concepto como desechables. Es un término fascista. Marocco no necesariamente es facho, tan sólo es torpe y no se sabe expresar. Por eso es que tantos exjugadores que comparten set con el bumangués no pueden entender la ramplonería, la chabacanería, la incapacidad de análisis de la que ha hecho gala en sus veinte años de carrera.
Y ahí sigue, fastidiando con el tema James, Marocco es el único periodista en el continente que cree que el cucuteño es el mismo jugador que salió goleador de un mundial, que era esencial para el Madrid en el 2014 y no quiere aceptar la realidad, James no es el mismo. Sus peleas con Andrea Guerrero, que son claramente libretiadas, no tienen gracia y a veces rozan el machismo involuntario. Además, ¿qué importa un duelo entre los dos santanderes. La voz raquítica, la evidente falta de inteligencia, la ausencia de carisma, lo poco atractivo que es verlo, ¿Cuál es el santo al que se aferra Andrés para que le haga todos los milagros?
En este momento, entre todas las mesas de análisis, la que lidera Pacho Vélez es la mejor. Las dos horas diarias se van volando. Gran labor y planteamientos lo del nuevo sabio Nicolás Samper, atrevido siempre Valenciano, divertida y carismática la Liche Durán, pero Marocco, cuando va, con su espíritu llenador, realmente chilla. Lo peor es que, al parecer, tiene toda la vía libre para decir lo que quiera. Está bien que las tonterías de rating pero nadie había caído tan bajo. No hay duda, es la mayor verguenza de ESPN.
