En abril del 2021 Cali era un polvorín. Las calles de muchos sectores de la ciudad se habían convertido en barricadas. El sector llamado Puerto Rellena se transformó en Puerto Resistencia. La Primera Línea dividía opiniones. Mientras políticos como Wilson Arias, del Polo Democrático y su pupilo el presidente del Sena Alfredo Mondragón –elegido representante a la Cámara por el Pacto Histórica- acompañaban los bloqueos y se enfrentaban a la Fuerza Pública, la senadora caleña del Centro Democrático tomó avión rumbo a su ciudad. El 6 de julio del 2021.
Los trinos denunciaban la toma guerrillera no faltaron mientras las paredes se convertían escenario de en enormes grafittis apoyando el llamado estallido social. Una de las primeras actuaciones de la senadora fue convocar brigadas de voluntarios con brocha y tarros de pintura gris, para tapar los dibujos y consignas callejeras. Los voluntarios se presentaron con camisas blancas con letreros que decían “Yo soy seguridad” y “ No al comunismo”. A la cita en el Boulevar del rio llegó Andrés Escobar.
Su rostro era conocido: había aparecido con una arma disparando al aire, según él para disuadir el grupo de indígenas que habían llegado con la minga desde Popayán y que avanzaban hacia las viviendas del a pretendían llegar a las vivienda del barrio residencial Ciudad Jardín, caracterizado por las amplias casas con jardín y conjuntos cerrados, protegido por un CAI.
Cabal regresó a Bogotá pero los activistas que quedaron en Cali en la cruzada contra los murales. Pero la reacción de los jóvenes movilizados no se hizo esperar. Y los gafiteros retomaron sus brochas y sus pintura para regresar al lenguaje de la calle. Andrés Escobar se ganó el repudio.
Una rabia que ha permanecido en el tiempo, al punto que el 31 de julio del 2022 fue, tal vez, el peor día para Andrés Escobar en Cali. Mientras se bajó a altas horas de la noche a comprar alcohol en una licorería, seguidores del presidente Gustavo Petro, que estaba en campaña, comenzaron a chiflarlo. Su reacción fue como era de esperarse, violenta y se entrelazó una agria pelea.
La senadora María Fernanda Cabal, de nuevo estuvo al frente de la defensa de Escobar en este episodio. Solicitó un esquema de protección para él. Escobar se dio a conocer en las peores circunstancias.
Y lo más importante para ella: le vio potencial política. Fue ellas quien presionó su presencia en la lista del Centro Democrático para el concejo de Cali. En la campaña retomó los momentos precisamente por los que es rechazado por un importante sector de la población. Publicó videos que recreaban la escena de su enfrentamiento con el grupo de indígenas con el slogan: “Por una Cali más segura para todas”.
Con poco más de 10 mil votos salió elegido. Ante las críticas que despertó esta elección Cabal no dudó en afirmar que para ella “era un valiente” y que tuvo las agallas para defender a su comunidad cuando esta fue atacada.
La Senadora no tomó en consideración la situación judicial de Escobar. Fiscalía lo citó a interrogatorio el 23 de julio e incluso le tiene abierta una investigación por tres posibles delitos. Nada de esto le importó a María Fernanda Cabal quien en la misma línea de Miguel Polo Polo apoya personajes provocadores que vayan a contracorriente. No importa cómo.