Anatomía del crimen
Opinión

Anatomía del crimen

A Sincelejo lo tiene sitiado el crimen-lumpen diríamos en ejercicio marxista pueril

Por:
noviembre 20, 2015
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Escribo esta vez sobre Sincelejo, una ciudad pequeña con visos de intermedia y distante de ser emergente y sostenible; pero es el espacio que la fortuna me ha deparado para estos cortos instantes del universo que habito.

Una preocupación ronda y es evidente en la mayor parte de los rostros que circulan por sus calles que se confunden con la modernidad y el atraso. Un fantasma demasiado real como salido de pesadillas colectivas y que nos tiene en paranoia social.

El miedo viene con el oxígeno que respiramos, ya es otro elemento de la clásica tabla periódica de la química elemental; su símbolo bien podría ser una calavera o para efectos prácticos y universales; se sugiere clasificar como No metales, Gases No Nobles y símbolo Md.

El miedo esta vez debe ir con mayúsculas sostenidas: MIEDO. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

No me voy a referir con precisión a las estadísticas sobre el miedo en Sincelejo. De eso que se encarguen otros para atemorizarnos con la literatura del espanto. Además, también las autoridades tienen miedo de acercarse a las estadísticas del crimen.

Lo cierto es que hay nombres de personas vecinas, referidos o conocidos por la prensa amarilla que se congracia con el horror que surge de la impotencia de una sociedad amarrada, sitiada y acorralada por los delincuentes.

No estamos hablando de delincuentes organizados en bandas criminales —eso es harina de otro costal— pero si hilamos delgadito podemos hallar los entresijos posteriores. A Sincelejo lo tiene sitiado el crimen-lumpen diríamos en ejercicio marxista pueril. Una serie de factores complejos se conjugaron para que la Ciudad se convirtiera en escenario de violencia selectiva por culpa del muestreo aleatorio que realizan los delincuentes a diario. No hay nada preconcebido en ellos. No existe la premeditación filosófica del asesino en serie. Tampoco la astucia del ladrón que teje con paciencia y datos sus fechorías y mucho menos, la frialdad del criminal que con la mente construye cada golpe maestro.

A Sincelejo y a sus habitantes, los tiene acorralado el azar y la mala suerte que en este caso es buena suerte para el lumpen—criminal, cuando la moneda o el pico de la botella nos señalan en la turbulencia de sus ocasiones y nos cruzamos en el fortuito y malogrado camino del delincuente que va en la búsqueda de sus sentidos extraviados.

En el 2015 llevamos más de 40 asesinatos en Sincelejo,
más de 14 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Una barbaridad

A lo largo del año 2015 llevamos más de 40 asesinatos en Sincelejo. Lo que en términos de  datos indica que la tasa es de más de 14 homicidios por cada cien mil habitantes. Una barbaridad. En un villorrio donde todos nos conocemos. Celebramos las mismas angustias alegres y nos bebemos la misma agua negada desde las viejas rochelas que rondaban al territorio.

Impotencia y falta de efectividad dirán otros sobre la dura y macabra realidad. Elegimos gobernantes para que lideren la lucha contra la pobreza y el crimen, pero asistimos cuatro años como espectadores a una tragedia griega en los sabanales, donde el coro se compunge con el dolor y el llanto de los actores. Cercamos las calles con policías que como tigres de papel no asustan ni al más inocente de los ciervos. Los comandantes de policía en las ciudades deberían someterse al arbitrio democrático de sus resultados contra el crimen.

La delincuencia del lumpen–criminal no viene de la pobreza extrema que padece. Hay otras causas asociadas a una marginalidad subjetiva que incluye a la familia, la educación y la exclusión inmisericorde a la que los hemos expuesto por siglos. Otros factores menores acosan al diagnóstico, pero eso es tarea de los psicólogos, los forenses y hasta de los escritores obsesionados con la perfección estética de un asesino.

No importa los motivos ahora. Tampoco el espurio argumento “de por algo será que lo mataron”. Lo real es que estamos sitiados por la delincuencia y que respiramos miedo a todo momento. No hay salidas institucionales. Falta creatividad, innovación y recursividad de las autoridades. La ciudadanía se encuentra presa de sus limitaciones sociales. En una ciudad donde poco o casi nada se ejerce el derecho a opinar libremente y de manera organizada para incidir sobre las políticas públicas que más nos tocan; el tema de la violencia criminal y de la delincuencia azarosa de nuestras calles, se comenta entre dientes y se trata desde lejos como si no fuese conmigo.

Coda: Hay nombres, algunos, no todos. En marzo asesinaron a Rafael Uribe, a Javier Paternina, también apuñalearon a Doris Luz Márquez y luego murió; al padre Fernando Meza que estaba protegido por Dios. En junio a la docente Maribel Montes (crimen pasional), en agosto al vigilante de un colegio, Luis Castellanos; en septiembre a Mirleidys Torres (que estaba embarazada) y a Orlando Urango. En noviembre que transcurre a dos docentes (la lotería del crimen se ensaña contra el conocimiento), Ulises Herrera y Marcelis Méndez.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
No hay fiesta en el pueblo

No hay fiesta en el pueblo

Populismos mentales

Populismos mentales

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--