Mientras el país se sumía en un baño de sangre que inició el miércoles, 28 de abril y se intensificó con los días provocada por la brutalidad policial, la reforma tributaria, el asesinato a líderes sociales, la extrema pobreza y las secuelas que ha dejado la pandemia, los carros del Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, estaban en una finca en Anapoima. Aunque el mandatario negó entre tartamudeos que había pasado el fin de semana en este exclusivo municipio en los poderosos colombianos suelen tener sus fincas, la duda ha quedado en el aire y la mayoría cree que Camargo pasó los últimos días disfrutando del cálido clima de Anapoima y su imponente hacienda.
Anapoima se ha convertido en el pueblo de Cundinamarca en donde los políticos y poderosos colombianos corren a refugiarse, cansados del estrés y caos capitalino, cada fin de semana, cada puente, cada vez que puedan. La hacienda tradicional La Chica es propiedad de la familia del exalcalde de Bogotá, Julio César Sánchez, quien fue el que inició valorización de Anapoima hace cuarenta años cuando trajo a la región a influyentes familias de la elite bogotana como la de Alfonso López, los Santos y los Umaña de Brigard.
La vicepresidente Marta Lucía Ramirez, los periodista Juan Lozano y Darío Arizmendi, el editor Benjamín Villegas, políticos Juan Carlos Esguerra Rafael Pardo y hasta la vicepresidenta Marta Lucía Ramirez tienen lujosas fincas en Anapoima.